¿Volver a las cavernas?


Estimado M,

Y ya puestos a volver a las cavernas, ¿por qué no volvemos al maravedí o al real o al óbolo o al ochentín o a la onza? Quién mira al pasado atrae al pasado y deja poco margen para imaginar un futuro diferente y mejor. La peseta, además de tener un nombre hortera y trasnochado es igual en Bilbao, Barcelona, Cáceres o Linares y no pasa nada, aunque en Linares cuando tomes una cerveza te regalen por un euro una tapa y en Barcelona la tapa y la cerveza te cuesten seis euros. Lo mismo pasa en Europa, pero echamos la culpa al Euro porque es más fácil y más tangible que echársela a nosotros mismos, a nuestra avaricia por acumular y endeudarnos y vivir a tutti pleni a costa de los créditos que ya no podemos pagar…

La parcela donde vivo ahora me costó cien mil euros que pagué con mis ahorros-especulativos-inmobiliarios que traía de Barcelona. Ahora por poco menos compras una calle más arriba cuatro parcelas igual de grandes y mucho mejor acondicionadas. Cuando llegué de Barcelona tenía doscientos mil euros de ahorro y cinco años más tarde tengo una deuda de cuatrocientos mil euros. No sé si la culpa la tiene el euro o no, pero joder qué ganas tengo de vender y comprar de nuevo y volver a empezar y esperar tranquilo a que pase todo esto… El problema es que ahora no puedo… antes sí… El problema no es del euro, sino de esa manía nuestra de crecer sin equilibrio, sin mesura, sin orden. La naturaleza crece en cierta armonía, el hombre, lo humano, ha roto ese ciclo vital donde lo moderado, la justa mesura, es causa y efecto de un plan mayor.

un abrazo…

(Foto: Pintando la entrada de la casa para que esté bonita para el encuentro del fin de semana. Contestaba así a un artículo sobre la «necesaria» vuelta a la peseta para resolver nuestros males económicos. Lo que hay que hacer es volver a la sensatez, y no a la peseta. En todo caso, promover la Moneda Única Mundial o MUM)

Supresión de Diputaciones y Senado


La propuesta es clara y simple: reducción del Estado a partir del exceso de cargos públicos y políticos. Reducción, por tanto, de organismos que duplican competencias, como por el ejemplo las Diputaciones y el Senado.

¿Por qué? Porque estamos en crisis y hay que recortar. ¿Dónde? ¿En educación y sanidad? No, en cargos públicos y políticos, en embajadas, en diputaciones, en senados, en estructuras políticas, en ese exceso de instituciones que durante años de bonanza hemos creado y mantenido y que ahora resultan ser innecesarias.

La casta política se está convirtiendo en un estamento social con un exceso de privilegios insostenibles. Esos excesos los pagamos todos con nuestros impuestos. Es hora de recortar esos privilegios y es hora de que los políticos se conviertan en servidores de lo público. Y si no, si desean seguir en sus posturas absolutistas, pues habrá que montarles otra revolución francesa, como se les hizo a los absolutistas del antiguo régimen.

La rabia europea


Hace un tiempo una amiga me decía que tenía rabia. Al principio pensé que no, que no podía ser porque llevaba ya casi dos semanas tranquilo, relajado, destensionado, intentando llevar una vida calma. Pero a medida que avanzábamos en la conversación, veía que sus ataques hacia mi persona iban creciendo. Al final de la conversación, resulta que había crecido mi grado de rabia y que me había dejado llevar por las palabras de mi amiga. Es como si estuvieras nueve meses de parto soportando ataques continuos, desprecios, comportamientos déspotas, egoísmos, indiferencias, y luego, un día, saltaras por los aires y alguien te dijera escrupulosamente: “lo ves, tenías rabia”… Pues claro que tenía rabia, cuando tocas la dignidad humana, sea en el grado que sea, como mínimo surge cierta rabia… Recuerdo un día que alguien se pasó hora a hora humillándome desde el amanecer hasta el anochecer… Cuanto más me gritaba, más intentaba estar en silencio, soportando el dolor de la humillación. Así durante un día entero hasta que, llegada la noche y ya sin fuerzas para seguir aguantando más ofensas, cogí mis cosas y me marché. “Lo ves, tenías rabia”… Claro que tenía rabia…

Algo así ocurre en Europa estos días, especialmente en Inglaterra, donde la rabia acumulada ha saltado por los aires. Hace algunos años lo advertí. Cuando las cosas vayan a peor, saltará todo por los aires porque la rabia se acumula en una atmósfera invisible pero real. Por eso no me extraña nada que la revolución árabe saltara por los aires, y que lo mismo ocurra, y con más crudeza, en los países Occidentales si las cosas siguen a peor. Lo de Inglaterra solo es un aviso para navegantes. El otro día, Javier Pove, un futbolista profesional indignado que colgaba las botas por coherencia existencial decía textualmente: «En vez de tanto 15-M y tanta hostia, lo que hay que hacer es ir a los bancos y quemarlos, cortar cabezas. La suerte de esta parte del mundo es la desgracia del resto».

Los gobiernos, en vez de buscar las causas originales de tanta rabia e ira, se limitan, en una posición déspota y desmedida a decir eso de: “lo ves, tenías rabia”…
Siguiendo la hipocresía de los titulares de prensa, hoy me ha llamado la atención uno que decía así: “la bolsa rebota con fuerza y corta su peor racha”… La noticia, interpretada con cierta malicia venía a decir algo así: “lo veis, ya ha pasado lo peor, estemos tranquilos y sigamos con nuestras vidas que la bolsa ha subido tres puntos…” La verdad es que a veces da rabia ver como nos engañan… o mejor dicho, como nos toman el pelo… Pues sigamos así de inconscientes… Sigamos acumulando rabia… Y al final, alguien dirá: “lo veis, tenían rabia”…

El Señor del Mundo


Hay farsantes que se dedican a eliminar la luz de la vida de los hombres. El reino de la oscuridad, el reino de la ignorancia y la miopía donde todos hemos vivido anclados en estos últimos años parece tener los días contados. Y digo parece porque de nuevo los datos vuelven a ser alarmantes. La sociedad privada sigue asfixiada por las deudas. La sociedad pública también, y las fórmulas magistrales para salir de la crisis siguen siendo las mismas antagónicas de siempre: estimular el consumo privado a costa de la austeridad pública, cosa imposible porque lo segundo va intrínsicamente ligado a lo primero. Si no hay inversión pública no se crean puestos de trabajo y por lo tanto no se estimula el consumo. Y de nuevo la errante y caduca fórmula del crecimiento: hay que crecer a toda costa, olvidando las leyes naturales en las que los organismos no crecen eternamente, sino que, además de menguar su capacidad vital, inevitablemente mueren. ¿Estamos pues ante la muerte inevitable de un sistema, de una organización social que ya no sirve y tiene sus días contados?

El imperio de las ideas parece inservible. La luz de la verdad parece ajena al mundo en el que vivimos. El Señor del Mundo tiembla ante lo que se avecina, asustado y temeroso de perder su reinado. Los mercados están agotados, la sangre-dinero no circula. La asfixia se generaliza y el moribundo reclama un buen entierro. El contrato social se rompe en cuanto los gobiernos amenazan la integridad física de los individuos, como está pasando en los países árabes y quizás pronto en los países Occidentales. Los ciudadanos, sin casa y sin trabajo, se ven obligados a salir a la calle y reclamar un cambio. ¿Pero qué cambio es posible cuando los gobiernos del mundo se ven incapacitados para buscar soluciones? Deuda, tipos de interés, mercado, inflación y oscuridad. ¿Cómo salir de este atolladero?

Sólo sería posible con un reset colectivo. Con un stop global donde pudiera redefinirse un nuevo modelo, una nueva forma de organización. Esto solo sería posible garantizando dos cosas básicas a los individuos: trabajo y vivienda. Pero, ¿cómo es esto posible cuando las viviendas están en manos de los bancos y el trabajo en manos de las empresas que además dependen de los créditos de los bancos para seguir su actividad? Da escalofríos pensar que nuestras vidas están hipotecadas hasta tal punto que lo único que nos queda sea seguir pagando deuda de por vida o renunciar a todo y volver a empezar en otro tipo de organización social. Si el trabajo y la vivienda en último término está en manos de los bancos, el Señor del Mundo tiene un problema grave.

Hay evidencias claras de que el modelo ha fracasado y está agotado. Si Occidente deja de consumir, los países emergentes como India y China dejarán de producir y por lo tanto dejarán de comprar deuda a los países consumidores. Así se cerrará el círculo vicioso y la crisis será global en pocos años. Una nueva catástrofe como la de Japón podría sumir al mundo en al menos dos décadas más de tinieblas. Eso supondría tres generaciones perdidas sin capacidad de reacción ante los retos del futuro. Pero no hay retos del futuro si no hay futuro…

Así que toca vencer al Señor del Mundo, derrotarlo y volver a empezar… Cada uno con su responsabilidad individual y colectiva… Cada uno apostando valientemente por una vida singular, diferente, única y auténtica… Toca mirar de frente al Señor del Mundo para llenarlo de luz… y que la oscuridad de la ignorancia sea arrojada para siempre de este planeta…

El Estado de la Nación


La nación está mal. El Estado está mal. Los políticos están mal. Los ciudadanos están mal. El perro de mi vecina está mal porque antes le compraban comida de más calidad. El mundo está mal. Cientos de conflictos armados, miles de muertos, terremotos, hambrunas, enfermedades mortales…

O quizás no esté mal. Quizás siempre fue así y nuestra mente selecciona solo los buenos tiempos. Quizás hubo otras crisis donde la nación estaba mal, y el Estado, y los políticos, y los ciudadanos, y el perro de mi vecina y el mundo…

Decía un amigo que nuestros cuerpos y nuestras mentes estaban programados para vivir entre unos treinta y cuarenta años, y que más allá de eso, todo era un extra algo penoso donde la decadencia parece inevitable. Y que cuando traspasas la barrera de los cuarenta viene esa famosa crisis donde ya nada tiene sentido excepto la espera y el ir tirando como se pueda. ¿Ocurrirá lo mismo con las naciones? ¿Y con el mundo? ¿Habremos sobrepasado ya la edad programada molecular y socialmente?

Viendo lo mal que está el perro de mi vecina, cualquier cosa es posible, pensable e imaginable.

 

Pienso, luego existo, dijo el pueblo


Ese quizás fue el fundamento que minó las mentes de filósofos y pensadores que en el siglo XVIII empezaron a cuestionar las bases divinas de las monarquías reinantes. El pueblo, ante la indignación y la humillación constante de ese antiguo régimen, debió contaminarse de esos pensamientos ilustrados que pretendían cuestionar todo el orden establecido hasta ese momento. Fue así como el 14 de julio de 1789 un pueblo indignado y humillado tomó por la fuerza la Bastilla, dando comienzo a un tiempo de cambios políticos y económicos de esencial importancia para nuestra historia.

¿Estamos viviendo estos días de nuevo el desplome de un antiguo régimen? Lo cierto es que el pueblo, la gente, el ciudadano, está despertando y pensando, y de paso, está reclamando su derecho a existir. Así lo estamos viviendo estos días en primera persona. Mientras que en Madrid se impedía el desahucio de una familia en el barrio de Tetuán, en Barcelona los diputados tenían que entrar al Parlament en helicópteros o furgones blindados de la policía. Una imagen como mínimo patética. No es el argumento de una película, sino hechos que están ocurriendo en estos momentos y que tienen que ver con datos alarmantes, datos que de seguir así, se convertirán en argumentos para una película de terror o para, quién sabe, una verdadera nueva revolución.

El prólogo de todo ocurrió en 2008, cuando el gobierno socialista creyó que lo oportuno ante una crisis económica era ayudar a la banca. La cifra no estuvo nada mal: más de 40 mil millones de euros más aval de créditos. Sólo un dato demagógico: esta inyección de liquidez supuso unas 31 veces lo que la Administración General del Estado se gastó ese año en vivienda (1.607 millones).

En 2009, cosas de la vida, la banca tuvo unos beneficios, y hablamos de beneficios, de 32 mil millones de euros.  Mientras eso ocurría, Mariano Rajoy decía que estaba bien que el Estado corriera con todos los gastos. Olvidando, claro, que el Estado somos todos, y que el Tesoro está compuesto también por los impuestos que esa familia desahuciada del barrio de Tetuán ha pagado religiosamente hasta que han podido.

Siguiendo con la película, resulta que todos los españoles hemos ayudado con nuestro dinero a los bancos, los cuales, ahora, como moneda de cambio y gesto de generosidad social, expulsan en el primer trimestre de este año a más de 15.450 familias de sus hogares, y digo hogares, ahora desahuciados.  Esto supone más de 200 mil familias desahuciadas desde que empezó la crisis, y digo 200 mil familias, por si alguien piensa que este no es un dato preocupante. Respuesta del gobierno: subimos los impuestos y sangramos aún más al ciudadano medio. Luz, gasolina por las nubes, IVA… insoportable…

Por eso decía, quedándose ya corta la expresión, de que el español medio no se siente indignado, sino humillado. Y ante eso, ¿por qué se extraña el político de turno, entre ellos el señor Artur Mas, de que la gente cerque el Parlament? ¿No pasó algo parecido con la Bastilla? ¿No son ahora los Parlamentos los nuevos símbolos del absolutismo político?

La anécdota más divertida, si me permiten algo de humor en esta macabra historia, ha sido ver a algunos parlamentarios entrar en el Parlament en furgones de la policía… ¿No deberían haber girado directamente no hacia el Parlament sino hacia ese otro lugar donde los desahuciados pasan la noche? ¿O quizás haciendo compañía a otro tipo de malhechores no tan de guante blanco?

Surrealista el panorama… indignación, humillación… cabreo… ¿qué será lo próximo? Lo próximo será ver como los políticos no se enteran de lo que está pasando y tienen afirmaciones como la de Rajoy diciendo eso de que los “demócratas no pueden amparar lo que está pasando”. ¿Qué ha querido decir con eso? ¿Qué está llamando a los indignados, a los humillados, al pueblo, a la gente? Seguramente los asaltantes de la Bastilla estaban cometiendo un acto antidemocrático, o como mínimo, no legal en aquella época. Pero quizás fue necesario… y quizás sea necesario ver a los políticos entrar en los parlamentos en furgones de la policía… Y por favor, que sea en furgones, no en helicópteros que sale más caro…

 

Las grietas del Sistema


 

Esta mañana estaba en casa de Jorge tratando el libro que estamos preparando sobre la Spanish Revolution. Al final de la reunión nos dimos cuenta del ingente trabajo que aún teníamos por delante, ya que el proyecto parece ambicioso en cuanto a criterio y objetivos. Sentíamos cierta preocupación ya no por el rumbo que ésta peculiar revolución está tomando, sino por las también peculiares soluciones que podrían darse a la peculiar crisis que nos está azotando. Sin duda, el Sistema y sus bases están caducas y obsoletas. Pero, ¿cómo enmendar algo que sostiene a toda una cultura y una civilización? La historia nos demuestra que los grandes imperios siempre terminan extinguiéndose por pequeñas grietas que se empiezan a abrir en la degeneración cultural y que mancilla poco a poco todas sus bases. Quizás lo que está pasando ahora no sea más que el comienzo de ese declive, de ese caer poco a poco que terminará, nadie sabe como, con el fin de una era.

Y la nueva era que algunos pregonan desde posturas optimistas y esperanzadoras tendrá que nacer, principalmente, de una educación basada en nuevos valores, en nuevas ideas, en nuevas formas de administrar el poder y el talento. La verticalidad del viejo sistema dará paso a un trato más horizontal gracias a las nuevas tecnologías. La educación estará más próxima a los contenidos que tienen contacto con la realidad, no sólo histórica y presente, sino a la realidad futura.

Pero siendo pragmáticos, en este “sálvese quién pueda” en el que parece que estamos inmersos, sólo habrá posibilidad de éxito en un estado de consciencia colectiva que asuma la solidaridad como responsabilidad y el cambio como eje necesario para salvaguardar lo bueno y eliminar lo obsoleto y caduco. Siendo revolucionariamente pragmáticos, debemos intentar estar alertas y no perder en una carrera loca el sentido de las cosas y la existencia. Nadie sabe lo que pasará en los próximos años, pero tendremos que estar preparados para todo cuanto ocurra.

 

Propuestas del 15M


1. ELIMINACIÓN DE LOS PRIVILEGIOS DE LA CLASE POLÍTICA:

o   Control estricto del absentismo de los cargos electos en sus respectivos puestos. Sanciones específicas por dejación de funciones.

o   Supresión de los privilegios en el pago de impuestos, los años de cotización y el monto de las pensiones. Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones.

o   Eliminación de la inmunidad asociada al cargo. Imprescriptibilidad de los delitos de corrupción.

o   Publicación obligatoria del patrimonio de todos los cargos públicos.

o   Reducción de los cargos de libre designación.

2. CONTRA EL DESEMPLEO:

o   Reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural (es decir, hasta que el desempleo descienda por debajo del 5%).

o   Jubilación a los 65 y ningún aumento de la edad de jubilación hasta acabar con el desempleo juvenil.

o   Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal.

o   Seguridad en el empleo: imposibilidad de despidos colectivos o por causas objetivas en las grandes empresas mientras haya beneficios, fiscalización a las grandes empresas para asegurar que no cubren con trabajadores temporales empleos que podrían ser fijos.

o   Restablecimiento del subsidio de 426€ para todos los parados de larga duración.

3. DERECHO A LA VIVIENDA:

o   Expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock que no se han vendido para colocarlas en el mercado en régimen de alquiler protegido.

o   Ayudas al alquiler para jóvenes y todas aquellas personas de bajos recursos.

o   Que se permita la dación en pago de las viviendas para cancelar las hipotecas.

4. SERVICIOS PÚBLICOS DE CALIDAD:

o   Supresión de gastos inútiles en las Administraciones Públicas y establecimiento de un control independiente de presupuestos y gastos.

o   Contratación de personal sanitario hasta acabar con las listas de espera.

o   Contratación de profesorado para garantizar la ratio de alumnos por aula, los grupos de desdoble y los grupos de apoyo.

o   Reducción del coste de matrícula en toda la educación universitaria, equiparando el precio de los posgrados al de los grados.

o   Financiación pública de la investigación para garantizar su independencia.

o   Transporte público barato, de calidad y ecológicamente sostenible: restablecimiento de los trenes que se están sustituyendo por el AVE con los precios originarios, abaratamiento de los abonos de transporte, restricción del tráfico rodado privado en el centro de las ciudades, construcción de carriles bici.

o   Recursos sociales locales: aplicación efectiva de la Ley de Dependencia, redes de cuidadores locales municipales, servicios locales de mediación y tutelaje.

5. CONTROL DE LAS ENTIDADES BANCARIAS:

o   Prohibición de cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias: aquellas entidades en dificultades deben quebrar o ser nacionalizadas para constituir una banca pública bajo control social.

o   Elevación de los impuestos a la banca de manera directamente proporcional al gasto social ocasionado por la crisis generada por su mala gestión.

o   Devolución a las arcas públicas por parte de los bancos de todo capital público aportado.

o   Prohibición de inversión de bancos españoles en paraísos fiscales.

o   Regulación de sanciones a los movimientos especulativos y a la mala praxis bancaria.

6. FISCALIDAD:

o   Aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias.

o   Eliminación de las SICAV.

o   Recuperación del Impuesto sobre el Patrimonio.

o   Control real y efectivo del fraude fiscal y de la fuga de capitales a paraísos fiscales.

o   Promoción a nivel internacional de la adopción de una tasa a las transacciones internacionales (tasa Tobin).

7. LIBERTADES CIUDADANAS Y DEMOCRACIA PARTICIPATIVA:

o   No al control de Internet. Abolición de la Ley Sinde.

o   Protección de la libertad de información y del periodismo de investigación.

o   Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.

o   Referéndums obligatorios para toda introducción de medidas dictadas desde la Unión Europea.

o   Modificación de la Ley Electoral para garantizar un sistema auténticamente representativo y proporcional que no discrimine a ninguna fuerza política ni voluntad social, donde el voto en blanco y el voto nulo también tengan su representación en el legislativo.

o   Independencia del Poder Judicial: reforma de la figura del Ministerio Fiscal para garantizar su independencia, no al nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial por parte del Poder Ejecutivo.

o   Establecimiento de mecanismos efectivos que garanticen la democracia interna en los partidos políticos.

8. REDUCCIÓN DEL GASTO MILITAR

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ELIMINAR EL SENADO.

NORUEGA, SUECIA, DINAMARCA, NO TIENEN SENADO, ALEMANIA SOLO 100 SENADORES y EE.UU. UN SENADOR POR CADA ESTADO.

LOS GRANDES TEÓRICOS DEL DERECHO INTERNACIONAL Y CONSTITUCIONAL OPINAN QUE ES UNA CÁMARA INNECESARIA, PRESCINDIBLE Y QUE ESTÁ EN EXTINCIÓN, ¿ENTONCES POR QUÉ TENEMOS QUE MANTENER A 260 SENADORES?

DE ESTA FORMA AHORRAREMOS 3.500 MILLONES DE EUROS CADA AÑO.

ELIMINAR LA PENSIÓN VITALICIA DE TODOS LOS DIPUTADOS, SENADORES Y DEMÁS «PADRES DE LA PATRIA».
ELIMINAR A TODOS los diplomáticos excepto un embajador y un cónsul en cada país. No es posible que gastemos en esto más que Alemania y el Reino Unido).

Con eso, y con rebajar un 30% las partidas 4, 6 y 7 de los PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO (transferencias a sindicatos, partidos políticos, fundaciones opacas y varios), se ahorrarían más de 45.000 millones de Euros y no haría falta tocar las pensiones ni los sueldos de los funcionarios, como tampoco haría falta recortar 6.000 millones de Euros en inversión pública.
CON LA MITAD DEL DINERO QUE EL ESTADO SE AHORRARÍA CON ESTAS MEDIDAS,
SE ACABARÍA LA CRISIS EN ESPAÑA

Por el cambio de la ley electoral, y por una democracia participativa de verdad, donde nuestra opinión, la de los ciudadanos,  sea lo que gobierne, no una papeleta cada cuatro años y que hagan con ella lo que quieran sin dar cuentas ni explicaciones.

Por el cambio de la ley electoral, y por una democracia participativa de verdad ¡Espabilemos de una vez! ¡No sigamos dormidos y aletargados!

Sol… y buen tiempo….


Acabo de visitar la Puerta del Sol. Estaba repleta de gente. La misma gente de siempre, los mismos que año tras años están en pie de guerra por veinte mil causas. No me ha parecido ver nada diferente a otras manifestaciones. ¿La sociedad civil? Bueno, sí, había curiosos que paseaban para ver lo que parecía una revuelta… Pero no… No era revuelta, ni tampoco un grupo de indignados masivo. Al menos no en apariencia. Veremos qué ocurre después de las elecciones… Probablemente todos vuelvan a casa, cansados del mismo teatro…

Resistir en tiempos de crisis


 

Hay dos grandes secretos para poder soportar momentos difíciles. Uno, quizás el más importante, es el de aguante, el de la paciencia, el de la resistencia. Ayer leía un libro de Ram Bhavnani que explicaba en alguno de sus capítulos como se hizo millonario en momentos difíciles. La respuesta siempre era la misma: hay que saber aguantar, resistir. Con un lenguaje muy diferente, también terminé de leer el librito del francés Stéphane Hessel, titulado “¡Indignaos!” Paradójicamente, y aún defendiendo tesis totalmente diferentes a ls de Bhavnani, este militante y prolífero diplomático nos habla de cómo la Resistencia aguantó el envite del fascismo en la Segunda Guerra Mundial. De nuevo nos habla de lo mismo: resistencia, aguante, terquedad en los momentos más difíciles.

Ya sean crisis económicas, de pareja, de amistad, de fe, de cualquier tipo, lo importante siempre es resistir. Y cuando eso ocurre, cuando la fortaleza interna es superior a todos los avatares de la vida, entonces es hora de aplicar el segundo secreto para vencer: tener fe y esperanza en todo aquello que realmente deseamos. Esa fe y esperanza deben venir unidos en actos que armonicen nuestros deseos con lo que realmente sentimos. Cuando estamos mal no debemos regocijarnos en el dolor, sino buscar puertas abiertas que nos hablen de belleza y armonía. Debemos atraer pensamientos positivos y debemos resolver en la actitud la necesidad de querer estar mejor, ser mejores. La ley de atracción funciona. Ya lo explicaba hace milenios la Tabla de la Esmeralda, y el Kybalion. Atraemos sin duda lo que pensamos, tan de moda ahora este mensaje gracias a libros como El Secreto. Lo que pensamos, pero sobre todo, lo que sentimos. Por eso debemos organizar nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestra actitud ante la vida. Eso modificará nuestros patrones internos, y el universo, que funciona de forma asombrosa, se pondrá a trabajar. Así que ante las crisis, fortaleza, aguante, resistencia, y sobre todo, pensamientos positivos… Y luego, si conseguimos vencer a la misma, vendrá la recompensa inevitable. Que así sea…

 

La hora de los emprendedores


 

Cuando viajaba por Etiopía, me daba cuenta que allí todos sus habitantes son emprendedores por necesidad. De alguna forma, y a base de miseria, todos debían buscarse la vida con pequeñas “empresas” que consistían en vender lo que fuera, donde fuera y a quién fuera. Siempre me he preguntado porqué en nuestra España moderna, esos cuatro millones de parados no pueden ser pequeños emprendedores que también busquen una forma de superación personal a tan patente drama. La respuesta resulta casi evidente. España se ha convertido en el país del subsidio y la burocracia.

Además, para poder pagar esos subsidios, son necesarios altos impuestos que repercuten, paradójicamente, a aquellos que intentan emprender un negocio.

España aún no ha comprendido que la única forma de terminar con su endogámica clase parada es apostando por la creación de empresas, por el apoyo a jóvenes que desean luchar por crear riqueza. Pero no con ayudas ni subsidios, sino con agilidad en los procesos creadores, anulación de la interminable burocracia y baja presencia de presión fiscal, al menos en los comienzos de la actividad. Si no comprendemos esto, estamos a las puertas de un conflicto social porque cada día habrá menos empresas, menos trabajo y menos personas con capacidad de pagar impuestos.

 

La tierra sin mal


Sigo viendo las noticias con atención y me parece increíble todo lo que está pasando. La crisis económica que ya empieza a azotar con fuerza a la Península Ibérica, especialmente a Portugal… Las consecuencias del terremoto en Japón… Las revueltas árabes, con nuevos añadidos de sangrante muerte en Libia, Yemen y Siria… ¿Qué más puede pasar en este contexto apocalíptico? Tantas desgracias seguidas son difíciles de digerir… Y lo preocupante es que los que viven alejados de estas realidades parecen como si todo eso no fuera con ellos, y siguen manteniendo una vida normal, como si nada pasara. La civilización occidental ha creado un complejo sistema que pretende alejarse cada vez más de su estado salvaje, pero parece como si todo se derrumbara a cámara lenta. ¿Acaso estamos quedando atrapados en algo que aún no comprendemos? ¿O será cierta la última profecía que designa como el final de los tiempos la trágica fecha del 2012? ¿Hacia donde estamos naufragando? O quizás todo esto que está pasando pueda provocar una elemental huida hacia la Naturaleza, un retorno hacia lo sagrado y un encuentro permanente hacia la tierra sin mal. Sea como sea, estamos viviendo unos tiempos increíbles donde habrá que estar muy atento, por eso de que al parecer, no hemos hecho más que empezar…

Pd.- Gracias a C. por el paseo de ayer, y por hacerme ver que nuestros pequeños problemas sólo pueden resolverse si tomamos plena consciencia de lo que nos rodea, del mundo sufriente, de todo cuanto pasa.

 

Vivir sencillamente


Gandhi nos dijo aquella frase suya de “vivir sencillamente para que los demás, sencillamente, puedan vivir”. La frase tiene sus paradojas, filosóficas y económicas, pero encierra dentro de sí una verdad innegable. Hay algo que está mal construido en este mundo y no sabemos como encauzar una solución que nos ayude a superar esta singularidad humana. Lo de Libia sigue siendo una gota más que va colmando el vaso.

Esta mañana temprano teníamos una reunión senequista en la calle Triana. Tanto MC, CM, LV y el que suscribe analizamos la crisis, los conflictos, el mundo en general, y como eso afectaba en su totalidad a la venta de libros de nuestros sellos editoriales. Lo cierto es que cada día se vende menos de casi todo, y los libros no es una excepción en un momento crítico para el sector. Lo fácil hubiera sido renunciar, cerrar el chiringuito y a otra cosa mariposa, pero decidimos, año tras años, seguir adelante, porque el espíritu que envuelve el proyecto es sano, tiene fortaleza y sed de continuidad. Pero en estos próximos años, y siguiendo con Gandhi, tendremos que vivir sencillamente, sin grandes proyectos, sin grandes aventuras empresariales porque los tiempos requieren la necesidad vital de aguantar todo este chaparrón. Y aguantaremos, como sea, reinventándonos si hace falta. De momento ya tenemos nueva página web en Séneca. Espero vuestra opinión porque habrá más…

 

Vendo Parapente


 

Vendo Parapente nuevo de la marca Windtech, modelo Pulsar 1500.

Medida 25 con casco incluido.

Precio: 1500 €

Por si alguien tiene ganas de volar. Casi no utilizado. Pocos vuelos. Totalmente nuevo.


Soldado que huye sirve para otra batalla


Día de contactos y día para la reflexión. Desayuno de leche con galletas con Y., el cual se marcha a Brasil para dirigir más de cerca sus empresas dada la situación económica. Encuentro más tarde con J., el cual andaba preocupado por asuntos financieros en los que andaba en juego millones de euros. Y comida en un chino con C., el cual está desanimado tras más de dos meses en Madrid sin encontrar trabajo. Tres realidades bastante pesimistas sobre una situación quebrada y de la cual no se sabe muy bien como saldremos. Pero lo más abrumador era la sensación de cansancio que veía en sus rostros. A pesar de que nuestras empresas también están sufriendo los coletazos de la crisis, intentaba hablarles en términos de optimismo. Quizás la charla del desayuno ha sido la más distendida, las otras dos me han parecido preocupantes. Uno porque me hablaba de que podía perder la friolera de seiscientos millones y el otro porque me hablaba de que no podía perder nada porque en estos años de duro trabajo no había conseguido acumular ningún bien, ninguna familia, ninguna casa, ni siquiera un coche para desplazarse, y ahora, además, se encontraba sin trabajo. Entre tener mucho y no tener nada, no veía ninguna diferencia, porque ambos estados creaban malestar. No sabría describir el cúmulo de sensaciones extrañas que me han invadido. Pero por alguna razón extraña, lo único en lo que podía pensar era en la esperanza, en el optimismo, en la alegría. Sólo quería pensar en esas cosas y no en otras, porque si bien el fondo parece tocado, podrían levantarse nuevos precipicios hacia la terra incognita… En todo caso, y como bien decía C., soldado que huye, sirve para otra batalla… Esperemos que no huyamos todos a la vez y en desbandada…

Túnez y la revuelta de la sociedad civil


El hartazgo está ahí, sólo basta una pequeña chispa, un pequeño disparate para que prenda la mecha que ha de hacer explotar en mil pedazos el status quo establecido hasta ese momento. Lo de Túnez es un aviso para navegantes: nada ni nadie está seguro en un momento de crisis, de caos. Todo parece tranquilo. Veintitrés años de gobierno en un país aparentemente normal. Pero el contexto, la crisis mundial quizás y tal vez alguna que otra crisis interna hace que todo cambie de la noche a la mañana. Y eso nos puede pasar a nosotros. La psique social va acumulando presión. La presión va acelerando procesos que estaban escondidos o estancados. Muchos trabajan intentando condensar esa tensión-presión. Muchos buscan indicios de anormalidad. Pero a veces, la tensión no es bien regulada, o no se encuentran fórmulas para controlarla, y todo estalla. Ocurre en la vida común. De repente todo va bien, y al día siguiente, por un despiste, una estupidez, un error, y todo se pierde. Por eso hay que estar alertas, en constante alerta. No se puede bajar la guardia en los asuntos mundiales. Tampoco en los personales. De ahí que lo de Túnez haya puesto en alarma a regímenes que parecían tenerlo todo controlado. Nada más allá de la realidad. Puede ocurrir cualquier día que la sociedad se revele contra la injusticia y aparezca un caos irreverente. En lo común, el caos puede llegar incluso a ser tragedia. Estemos despiertos. Estemos alerta.

Apocalipsis o la Doctrina del Corazón


La verdad es que viendo las noticias parece como si viviéramos en un continuo apocalipsis del que es imposible escapar. No importa si estás en Túnez, en Australia, en Brasil, en Irlanda… Algo pasa en todo el mundo, ya sean catástrofes humanas, económicas, naturales… Parece como si ya no hubiera tregua posible y ahora solo valiera el sálvese quién pueda… Pero, ¿sálvese dónde, cómo, con quien? La humanidad en su conjunto vive en una pesadilla constante… Quizás siempre fue así, y exista ahora un cierto pánico colectivo por algo que se está cociendo en la psique colectiva… Ya no un miedo al fin del mundo, ni al tan cercano 2012 ni a una nueva era que debería empezar de cero… Quizás algo profundo que nos inquieta, que intuimos, pero a lo que no sabemos dar respuesta… Guerras y catástrofes se amontonan en las urgencias de los diarios… ¿Qué nos espera como humanidad? ¿Dónde se encuentra la real y verdadera dicha? Los creadores del universo siempre abogaron por la “Doctrina del Corazón” como única fuente verdadera de la llamada “Buena Ley”. Todo lo demás son extremos que conducen a la autoliquidación y el exterminio no sólo de la raza, sino de todo cuanto conocemos. Por eso la necesidad de parar por un momento y retomar las enseñanzas sencillas… Aquellas que nos aproximan a la buena ley, al buen hacer, al buen criterio…

Hacia el Estado del Malestar


Ayer paseaba por tierras mágicas con las tres mosqueteras. Me sentía a gusto y querido, arropado por ese corto encuentro significativo en cuanto al amor que se teje en los ramales invisibles de la vida. Buscando un refugio donde tomar un rápido pero intenso café, veía como si en ese lugar tan querido por mí se hubiera detenido el tiempo. Nada había cambiado en sus calles, en sus paseos, en su aire. Inexplicablemente, todo permanecía igual, a diferencia de otros lugares que tanto y tanto han cambiado. El día anterior había visitado la ciudad de OM, lugar donde viví durante algunos años a los pies de Montserrat. A diferencia de la primera, OM había crecido aceleradamente, y descontroladamente, en los tiempos de auge inmobiliario. La crisis, sin embargo, había dejado edificios sin terminar, abandonados a la intemperie y a la espera de tiempos mejores. Gigantes fantasmas, proyecciones de un modelo caduco y resultado de un desmedido descontrol. “La culpa es de Zapatero”, dicen unos y otros. No amigos, la culpa no es de Zapatero, la culpa es nuestra por haber vivido durante años por encima de nuestras posibilidades. Y ahora nos toca pagar a todos ese descomunal derroche y nos toca apretar los cinturones porque vienen curvas. La mutilación del Estado del Bienestar es algo que se venía venir desde hace décadas. Sólo era cuestión de tiempo que los privilegios alcanzados tras siglos de luchas civiles acabaran todas en el traste. Pero… ¿es este un ajuste tan sólo económico o también psicológico? Quizás hayamos aprendido algo de todo esto. Quizás la opulencia de occidente y la visión erronea de que el bienestar es infinito pueda servirnos para retomar las riendas de la vida simple y empecemos a aceptar que el verdadero bienestar pasa siempre por la generosidad, y no por el derroche, el egoísmo y la arbitrariedad de nuestros actos. Hemos comido mucho en occidente. Hemos engordado y bebido mucho vino hasta embriagarnos de felicidad artificiosa. Toca adelgazar, hacer deporte y salir al campo para disfrutar de los placeres del aire limpio.

¿Se puede vivir sin tarjeta de crédito?


Hasta hace pocos meses tenía tres tarjetas de crédito que utilizaba sobre todo en mis viajes y para salir de ciertos apuros de última hora. La VISA tenía un crédito máximo de doce mil euros, la American Express cuatro mil y la MasterCard, para todo lo demás, con tres mil euros. La verdad es que daban ganas de marcharse con las mismas y no volver en muchos meses. En algunos países es más fácil pagar con unas o con otras, aunque la VISA es siempre la más popular, de ahí que tuviera tres diferentes. En enero decidí anularlas todas, pagar el crédito que debía y darlas de baja. Fue una decisión muy meditada, sobre todo a la hora de encarar viajes donde a veces resulta imprescindible una tarjeta, por ejemplo, para alquilar coches. Pero la radicalidad del momento y la crisis exigían estas decisiones. Estos meses iba tirando del débito y del cash, es decir, del dinero líquido y efectivo que llegaba a mis manos. Esto tiene sus ventajas, porque nunca gastas más de lo que tienes, pero también sus peligros. Os cuento la anécdota de ayer porque me resulta, además de divertidísima, significante. Tras pasar el sábado con cierta élite económica, académica y política, me marché el domingo a Madrid donde había quedado con A., una hermosa filósofa. Al salir de Barcelona, me envió un mensaje para quedar a alguna hora. Intenté contestarle pero justo en ese momento había agotado el saldo del móvil. Paré en la primera población que vi para recargarlo pero me di cuenta de que en las tarjetas de débito había agotado el dinero y tenía lo justo en efectivo para gasolina. ¿Cómo quedar con una hermosa mujer en esas condiciones? No quería ser yo el causante de ningún conflicto. Tenía un euro suelto y llamé por teléfono a una amiga para que me ayudara con la recarga. Por suerte la llamada fue efectiva y recibí la oportuna recarga que no podía realizar por carecer de débito en la tarjeta, eso sí, para mosqueo de la filósofa, una hora después. Me disculpé con ella para la comida, diciendo que llegaba con retraso y que sólo podría quedar para un café por la tarde. Llegué a eso de las cinco a Madrid con el depósito en reserva y con veintiséis euros en el bolsillo. “Imposible llegar a Córdoba en esas condiciones”, pensé. A. me llevó a un restaurante de lujo en el centro de Madrid. No podía hacer menos que invitarla al café solo y mi café con leche, que sumaron la friolera de diez euros. Estuvimos unas horas hablando y aún tuve tiempo de darle un euro a un mendigo que vino a nuestra mesa a pedir. Me quedaban quince euros para volver. A. quiso alargar la tarde invitándome al cine, y a cenar y… Dadas mis condiciones, me excusé diciendo que tenía que estar pronto en Córdoba y me marché en el momento más divertido. Por suerte me llevó con su coche hasta donde había aparcado el mío, ahorrándome el euro del metro. Nos despedimos y empecé a rodar a no más de ochenta por hora por la autopista durante cien kilómetros. A trescientos kilómetros de Córdoba me paré cuando el coche no daba para más y para asombro del hombre del surtidor eché 15,98 euros de gasolina sin plomo. Las luces del chivato de la gasolina apenas se movieron. Le dije al de la gasolinera: “¿Cree usted que llegaré a Córdoba?”. Me miró extrañado y me contesto: “Si no corre puede que llegue con los trece litros cargados. Por cierto, le sobran dos céntimos”. Le regalé los dos céntimos, por supuesto, porque puestos a reírnos de todo, inclusive de la miseria, pues dos céntimos tampoco me salvaban. Y luego, y tanto que no corrí. A ochenta por hora hasta Córdoba sin parar, con el depósito en reserva y apurando el motor eléctrico cada vez que la carretera o la ausencia de coches a esas horas lo permitía. Llegué, por los pelos y con el motor eléctrico pero llegué tras seis largas horas de risas y cierta angustia por la situación. Me reía porque me resultaba increíble estar gestionando una empresa que factura cien mil euros al año y no tener un domingo por la tarde más que quince euros en el bolsillo. Estas situaciones, y más ahora en tiempo de crisis, pasan en muchas familias. Soy consciente de ello y soy consciente de la función que en esos momentos de no poder más hacen muchas personas de sus tarjetas de crédito, de los préstamos y demás baladíes engañosos que nos sirven para salvarnos de situaciones desagradables. Sin embargo, con este tipo de experiencias estoy cada vez más convencido de la necesidad de prescindir de los créditos y empezar con la buena y sana costumbre del ahorro y la previsión. Lo de ayer fue sin duda algo extremo que últimamente me ocurre con frecuencia. Pero disfruto de estas anécdotas porque me hace ver la importancia de las lecciones aprendidas y de los errores del pasado. El dinero es energía, y qué bien nos viene poder controlarla y llenarla de abundancia y generosidad.

Las respuestas de Leviatán. Una mala historia de verano


Acabo de salir de un baño de agua fría. Diez minutos, quizás veinte, sumergido en líquido trasparente, absorto de todo cuanto pasaba en este caluroso verano. Necesitaba relajarme tras dos horas paseando por la campiña bajo un sol de infierno, a cuarenta grados a la sombra, viaje desde la aldea de Mesas a La Montaña. Diez kilómetros de infernal paseo para olvidar a Leviatán. Mi encuentro con él ocurrió esta mañana. Me levanté temprano para llevar el coche a revisión al taller. Había prometido a B. que le dejaría el auto para que se fuera con sus amigas al sur de Portugal. Pero parecía que todo iba a conspirar en contra. A primera hora de la mañana, en mitad de Córdoba, paré el coche en un semáforo y una despistada me dio un gran golpe por detrás. Lo primero que pensé fue en las vacaciones de B. Luego en la conductora de atrás. Aparcamos y la pelirroja despistada, preciosa por cierto, estaba bien. No su coche que quedó destrozado. El mío, milagrosamente, intacto. Aprovechando que estaba en la capi dejé el coche en la revisión y cogí un autobús para hacer trámites burocráticos. Hacía tanto tiempo que no hacía trámites que llevaba un año sin DNI y el carnet de coche caducado. Fui primero a la seguridad social pues me habían notificado que tenía el coche embargado por una deuda de quinientos euros. En la Unidad Uno me recepcionó, tras la cola pertinente, una amable funcionaria que me informó que mi expediente pertenecía a la Unidad Dos, a unos cuarenta minutos andando. Paciente, fui a la Unidad Dos. Tras la paciente cola, un amable funcionario me dijo que mi expediente ya no estaba en la Unidad Dos, sino que había sido dirigida de nuevo a la Unidad Uno. Le expliqué que en la Unidad Uno me habían informado de lo contrario. Y me dijo que no, que el expediente estaba claramente en la Unidad Uno. Otros cuarenta minutos después estaba en la Unidad Uno. Expliqué a la amable funcionaria lo ocurrido y me derivó a la segunda planta, puerta izquierda, donde otra funcionaria, la jefa de los expedientes de embargo, me atendió amablemente con su acento argentino. Miró mis chanclas, y mis barbas de cuatro días, y mi cara de cansancio. Creo que sintió algo de lástima y por eso hizo de su acento una especie de bálsamo plagado de amabilidad. Le expliqué mis viajes de una unidad a otra y su veredicto fue desesperante: “no sólo no te puedo ayudar desde la Unidad Uno, ya que tu expediente ha sido definitivamente derivado a la Unidad Dos, sino que además, el embargo no es de quinientos euros sino de dos mil”. Me quedé en silencio durante un minuto interminable. En los últimos segundos me salió de forma espontánea una mueca extraña, parida entre rabia sumisa, risa esperpéntica y dolor blasfemo. Le di las gracias por su amable atención y le desee un buen día. Cuando iba ya echando humos de nuevo a la Unidad Dos, se me cruzaron definitivamente los cables. Miré mis cuentas. Por suerte, cosas del destino, y pensando de nuevo en las vacaciones de B. y el temor a que se fuera con el coche embargado me animó saber que un cliente había pagado justamente hoy y podría hacer frente a mi expediente de embargo. Me fui algo contento al banco para pagar la deuda. Había una cola infinita, desesperante. Estuve alrededor de unos cuarenta minutos de reloj en la inmensa oficina de uno de los bancos más ricos de nuestro país. Me acordé, para relajar algo la tensión, del hombre al que la amable argentina había atendido antes que yo. Como la puerta estaba abierta pude escuchar la desesperante conversación: “Debo veinte mil euros a la seguridad social, pero si me embargan el coche y la nómina, ¿cómo voy a sobrevivir?” La amable funcionaria está acostumbrada, en los tiempos que corren, a llenar su oficina de expedientes de expropiación, embargos y demás artilugios que el Estado Leviatán utiliza para a los que no pueden más, acabar de rematarlos. Si no sirves, si no eres capaz de sobrevivir al depredador Sistema, nosotros nos encargamos de eliminar lo poco que quede de ti. Como ellos son funcionarios, no entienden qué hay detrás de una empresa que quiebra, de un autónomo que intenta sobrevivir al día a día. No entienden lo desesperante que resulta pagar todos los meses cualquier impuesto, cualquier IVA repercutido o soportado, cualquier arancel, cualquier modelo 036, cualquier régimen de la seguridad social, cualquier autónomo cuando tus clientes no te pagan y cuando algunos de tus clientes, por cierto, es el propio Estado o alguno de sus organismos… Lo entendí cuando fui a la Unidad Dos, expliqué todo lo que había pasado, el cómo milagrosamente había pagado mi deuda con ellos y que, en un arrebato de chulería o insensatez quería darme de baja como autónomo. Como no había más simpáticos funcionarios en la sala a esas horas, me atendió el jefe de la unidad. Su mirada déspota y criminal me hacía pensar en lo peor. Maleducado, sin ganas de pegar un sello a las dos de la tarde de un treinta de julio no entendió mi solicitud desesperada: “quiero darme de baja como autónomo”. Me miró con cara de hola y adiós, con una mirada chulesca y un ademán desmedido. Le salió una sonrisa sarcástica y me dijo: “para tramitar la baja necesita ir a la Unidad Uno y traer rellenos los modelos tres y cuatro”. Primero me quedé de piedra. No me podía esperar esa respuesta. De nuevo me salió una sonrisa que no pude disimular. El funcionario arrogante, molesto por mi respuesta, me dijo: “¿Ha dicho usted algo? ¿Me ha parecido escuchar decir algo?” Me volví a reír en su cara. Solo tenía ganas de convertirme en una lechuga o en un bicho sacado de una novela de Kafka… Angustiado y pestilente por todo, viendo que había pasado toda la mañana burocrática dando paseos de una a otra unidad de la Seguridad Social llevé el coche al lavadero del bueno de M., en Mesas, y quise darme, para relajarme, un paseo de dos horas bajo el sol… Al menos el coche estará listo para B. y yo dejaré pasar un año más antes de mover algún otro papel. Al menos mañana podré abrazarla y reír un rato recordando todo el anecdotario de hoy… Al menos, el baño de agua fría me sentó bien y ahora me perderé en alguna sombra, pensando como se puede vencer a Leviatán y sus tentáculos antes de que la rabia del pueblo se apodere de todo…

(Foto: diez kilómetros de paseo desencajado en el verano andaluz).

El estado de la nación o la nación del estado


El perro me relamía una y otra vez cuando se cruzó en mi acostumbrado paseo en bicicleta. Tenía ganas de calor, de amistad, así que me detuve a saludarlo, como hago siempre que encuentro un ser sensible con capacidad de interactuar de forma amable con el prójimo. Ayer, en la reunión senequista, hubo calor, amistad y sensibilidad hacia las cosas que estaban pasando. Hubo respeto y cariño y en cierta forma, pudimos renovar el contrato romántico a expensas de que el mismo fuera sostenible de alguna forma, aunque esa forma fuera nuestros propios recursos a la espera de que el abismo de la crisis deje de pasar factura. Tiempos difíciles, retos difíciles, momentos difíciles, pero ahí estábamos, con perspectivas y visión optimista hasta en lo más terrible.

No ocurre  lo mismo a escasos metros de donde me encuentro aquí en Madrid. Veo con tristeza que las fórmulas empleadas por nuestros políticos de turno siguen siendo las mismas. De forma majadera, siguen culpándose los unos a los otros intentando destruir al adversario de la forma más ruin y rastrera. No hay ningún tipo de apoyos, de fórmulas conjuntas… No son capaces de relamerse los unos a los otros buscando el calor y la amistad necesaria para superar esta crisis. Nadie premia el cariño de un destino común ni se esfuerza por ceder y ampliar propuestas conjuntas. De nuevo el espectáculo bochornoso de unos políticos de vergüenza. ZP me sigue cayendo bien a pesar de toda la que le está cayendo… Rajoy sigue tan patético como siempre…

¿Pepephone o Movistar?


Fui de los primeros en comprar un teléfono móvil en España. Me costó un riñón, pero como friki de la tecnología, tener en mis manos un Moviline analógico fue la bomba. Luego vino la tecnología digital y nació Movistar. He sido fiel a esta compañía desde que nació. Pero la crisis nos hace reflexionar sobre muchas cosas, y sobre todo, en la forma de ahorrar algo de dinero. Así que, tras cambiarme de Telefónica a Jazztel porque ofrecía tarifas más baratas en telefonía fija, ahora me he cambiado de Movistar a Pepephone. ¿Y por qué a Pepephone, una compañía con un nombre tan ridículo? Pues porque es una compañía de low cost en la telefonía móvil y ofrece los mismos servicios a más de la mitad de precio. ¿Así que para qué pagar abusivamente más por menos? El imperio de compañías líderes como Movistar o Vodafone les permite abusar en las tarifas. Menos mal que el cliente es exigente y puede elegir. Y eso hago… Si ya perdimos el miedo a volar en compañías como Ryanair o Vueling, ¿por qué no vamos a perder el miedo en cambiar de compañía telefónica? ¿Y para cuando las compañías eléctricas de low cost? ¿Y las gasolineras? ¿Y…? Exijamos el cambio con nuestro voto consumista… Cambiemos…

Reunión urgente en Madrid


Agradezco de corazón los mensajes de apoyo. La verdad es que se abre un nuevo reto, porque los problemas ya fueron desterrados ayer, pero hoy tocaba asumir con carácter urgente los retos del mañana. Justo ayer, un día de locos, de locura. Además coincidía con una reunión política que se realizó con cierta normalidad y ánimo de miras al futuro. Y al terminar, a eso de las once, me fui pitando camino de Madrid, desde donde escribo ahora. Llegué a la puerta de L. a las cuatro de la madrugada, justo en frente de la puerta de Alcalá. Aparqué el coche y dormí algo acurrucado en esa querida manta azul que compré en el norte de Alemania hace unos años. A las siete, tres horas después, ya estaba con L. y su nueva mascota hablando de libros y futuro bajo el calorcito de la chimenea de diseño. Y a las nueve nos esperaba C. y J. en la casa de MC, donde analizamos la situación presente y los retos futuros. Tiempos difíciles, muy difíciles se avecinan. Pero tenemos la fuerza del optimismo de nuestro lado, la amistad y el apoyo mutuo. Y contra eso, nada ni nadie puede. Así que hoy andaré por Madrid y mañana viaje con MC a su pazo gallego para meditar desde la distancia y trabajar en libros y tesis doctoral con cierta perspectiva y aire fresco. La distancia siempre es un buen aliado para retornar con fuerzas. Gracias de nuevo a todos por estar ahí… seguimos avanzando hacia la utopía, que es lo que realmente nos importa… porque vivir instalados en la utopía es vivir instalados en el lado bueno de las cosas, en el lado positivo, en el lado de lo realizable. La realidad de ahora es la que hay… la de mañana se escribe con cada renglón de nuestro presente… Así que empecemos a imaginar como deseamos ese futuro… Con fuerza, ilusión y optimismo…

(L. tenía ganas de dar espectáculo, así que lo saco en primera plana con su nuevo cachorro en la entrada de casa de MC momentos antes de marcharse pitando a un sarao en Grecia).

Problemas, retos y soluciones


Cuando la editora de Hera Ediciones se ha puesto en contacto conmigo para comunicarme que nuestra distribuidora nacional había quebrado, solo he podido morirme de la risa. Águila Roja, que estaba a mi lado, se ha sorprendido de mi reacción. “Acabas de perder cien mil euros que jamás vas a recuperar y te ríes de la situación”, decía extrañado. Visto así, había un problema grave. El tono de la editora no era para reírse, y el que una empresa quiebre tampoco es motivo de risa. Y tampoco el perder la inversión de todo un trabajo, de toda una vida, es motivo de cachondeo. Pero supongo que era tal la gravedad del asunto, que solo me ha salido esa carcajada inocente, sana y liberadora. Como los problemas nunca vienen solos, momentos antes me había llamado M. Al parecer, teníamos un crédito del coche que compramos hace mucho a medias y llevaba cuatro meses sin pagar la cuota. Me llamó llorando porque no entendía porqué mi situación seguía siendo económicamente catastrófica, y porqué aún seguían molestándola a ella con estas cosas. Realmente yo tampoco imaginé que los divorcios o las separaciones en nuestro caso fueran tan caros. Ni tampoco imaginé que en tiempos de crisis las empresas quiebran y te dejan tirados y totalmente desnudos. Y que tardas años en recuperarte de ambos envites, especialmente si ambos envites llegan al mismo tiempo. Mi amiga B., con mucho cariño, ha intentado consolarme con estas palabras: “En la orden del Aquarius los 7 niveles de iniciación para llegar a la iluminación pasan por los 7 chakras empezando por el muladhara… Este simboliza la conquista de la materia, el asentamiento económico y el manejo de la energía sexual”… La verdad es que estas palabras me han tranquilizado. Al fin y al cabo, y sin intención de llegar a ningún tipo de iluminación, todo es cuestión de equilibrar ese maldito chakra. Pues nada, manos a la obra, a ver si manejo mejor estas situaciones y en vez de ver problemas veo soluciones y retos, más retos para seguir creciendo hacia el infinito y más allá. Que así sea por el bien de mis chakras, y de mi salud económica…

Cuestiones sobre la crisis


Ayer repartía por las calles unas convocatorias para la próxima asamblea ordinaria. Me encontré en la calle con C., con el cual hablamos de la importancia de la movilización civil en contra de la inmovilidad de las instituciones y poderes públicos. Me puso el ejemplo de cómo él mismo había pintado el muro que linda en frente de su fachada, un muro público –el que aparece en la foto- abandonado totalmente por el gobierno local. Así, al igual que ayer poníamos el ejemplo del incivismo público y privado con respecto a tirar la basura a la calle y la falta de papeleras en las mismas, hoy salto a relucir este otro ejemplo de cómo la sociedad civil se moviliza en contra del hastío institucional.

Además, reflexionamos sobre la crisis y hay cuestiones sobre nuestro futuro que merece la pena cuestionar. Reflejo algunas ideas y cuestiones inspiradas en las que la Fundación Espinal aporta en sus Cuadernos CJ, porque si las crisis sirven para algo, es para cuestionar los viejos modelos e imaginar los nuevos, los que deberán adaptarse a los nuevos tiempos:

  1. Al igual que existe un sueldo legal mínimo, ¿llegaremos a exigir un sueldo máximo para los directivos, altos funcionarios, políticos y responsables de la economía financiera?
  2. ¿Será posible una legislación mundial sobre los derechos y deberes del mundo productivo, económico y financiero lo cual obligue a ejercitar unos mínimos de necesario cumplimiento que hagan disminuir las diferencias y la competencia basada en los bajos costes sociales?
  3. ¿Se articulará una nueva estructura en las Naciones Unidas para que realmente sea una institución mundial verdaderamente democrática?
  4. ¿Se irán destruyendo los proteccionismos por parte de los grandes estados que imposibilitan a los países del tercer mundo vender en igualdad de oportunidades sus producciones?
  5. ¿Se trabajará en contra de la permanencia y continuidad de los paraísos fiscales, así como de los contratos blindados que acaban derivando en prácticas de explotación?
  6. ¿Cuándo dejaremos de invertir en gastos militares y ayuda a los sistemas financieros caducos para reinvertir esos montos en la protección de la salud y el bienestar de todos los ciudadanos del mundo?
  7. ¿Cuándo empezaremos a mirar por el crecimiento desmedido de la humanidad y su incidencia negativa en nuestro planeta?

La paradoja de una crisis


Sigo sin entender algunas paradojas de esta crisis. Casi todos los gobiernos occidentales deciden en santa alianza ayudar a los principales actores de la misma: el ladrillo y la banca. A los bancos con medidas extraordinarias que le reportan, meses más tarde, incomprensibles beneficios. Y a los especuladores del ladrillo planes especiales para seguir especulando aún más. Para los verdaderos afectados, para el ciudadano común, solo olvido y por si acaso se le ocurre rechistar, dos años más de trabajos forzados antes de su ansiada jubilación. Pan y circo. Todo eso por supuesto financiado por la mansa sociedad civil que pasta inquieta sin entender un carajo lo que está pasando. Y la clase parásita, la política, buscando fórmulas para que el dócil, imbécil y apaleado ganado no haga ninguna revolución en esta particular granja. Aquí no hay cerdo que se revuelva, y si algún valiente se atreve a dar alguna señal de alarma, irá al matadero con cierta inmediatez. Y escribo esto mientras me retuerzo de rabia por no entender esta tomadura de pelo mundial.

Ley de Economía Sostenible


Dicen que es una Ley para que España sea fuerte, solidaria, competitiva y equitativa en los próximos diez años. Para ello, 25 mil millones de euros, de los cuales 20 mil millones serán para el Fondo de Economía Sostenible y 5 mil millones, para el Fondo de Inversión Local, es decir, para las constructoras de los pueblos y ciudades de nuestro país. Así que para enero, nuevas obras absurdas para justificar algo realmente insostenible: el ladrillo. La prioridad, igual de absurda: más crecimiento. Porque no se entiende una sociedad sin crecimiento, al menos para las mentalidades que critican al modelo neoliberal pero que no pueden prescindir del mismo. ¿Para cuando alguien hablará fuerte y claro sobre las ventajas del crecimiento cero? Una de las alternativas sugeridas sigue siendo la apuesta de las energías renovables, pero de nuevo sin grandes cambios o revolucionarias medidas energéticas. Realmente no hay ninguna medida revolucionaria, y el mundo, nuestro país, nuestro modelo económico lo que más necesita en estos momentos son medidas revolucionarias. La economía sostenible debería imitar los modelos de comunidades sostenibles… ¿nadie les preguntó a ellos como lo hacen?
(Foto: Cocina solar en Zway, Etiopía, octubre de 2009)

Medidas anticrisis


Lo bueno de la vida es que a veces te encuentras con gente bonita que llega a tu existencia porque tienen alguna lección para ti, alguna enseñanza como las de Don Juan, llenas de sabiduría, una sabiduría que pretende conectarte con tu nagual para creer en la ola del Zubuya y navegar hasta las cuotas más altas del alma… Así es J., mi nuevo «compañero de piso», el inquilino, como me gusta llamarlo cariñosamente. Ingenioso, vivo, sincero, amable, servicial, y sobre todo, persona, como hoy ha señalado entre risas y bromas. Y además está lleno de sorpresas. La antena parabólica que ha fabricado reciclando un palo de pintura me fascinó. Pronto ha comprendido que a pesar de la fachada principal, la humilde misería sobrepasa los muros y sus ventanas. Pero es una misería sana, amable, que habla al otro de tú a tú y no necesita de máscaras. No se trata de ser hipócrita o presumir de falsa humilad. Él ha comprendido rápidamente que todos tenemos nuestras manías, pero sobre todo, que por encima de esas manías, es un lujo poder compartir un trozo de tierra que no nos pertenece, ni a él ni a mí, sino que lo usamos y compartimos desde la franqueza y la sencillez. Vivir de forma digna no significa tener mucho dinero, sino tener mucha alegría… Y si esa alegría puede ser compartida, pues mejor que mejor… Que así sea…

(Foto: antena casera apuntando al Meteosat… digo… en la terraza usufructuada)…

La Nueva Economía


Hoy tenía que ir de compras. Debo participar en un importante acto y resulta que mi vestuario hace años que no lo renuevo. Quizás comprar alguna camisa nueva permitiría estar más acorde con la moda del momento y aparecer ante los demás de forma agradable. Pero si hace años que no lo hago, ¿por qué lo iba a hacer ahora? Me obligué a mirar al mundo, a ver qué ocurría ahí fuera, y de repente recordé, si es que no lo hago todos los días, que hay miles de niños que no van a la moda, excepto a la moda del hambre. Así que cogí el dinero que pensaba gastar en mi nueva camisa y, como otras veces, lo envié como donativo al Programa Mundial de Alimentos. Sin querer, estaba contribuyendo con este acto a una expresión robinhoodiana de robar a los ricos para dárselo a los pobres. Soy consciente que en el viaje, en el tránsito de ese dinero, posiblemente del total enviado sólo llegará una décima parte, pero quizás, esa décima parte sea suficiente para dar de comer a un niño durante un día, y ese día, sin él saberlo, habrá sido un regalo, un día más en la lucha por la vida, sin que mi pobre economía se haya resentido por el hecho de no comprar esa camisa.

Y esa inspiración, ese acto, que no es nuevo, vino reforzado por el acto de ayer en el día de la Paz. Hacía tiempo que no lo escuchaba de forma tan contundente, alta y clara. La nueva economía, nos decía el banquero Joan Melé, debe pasar inevitablemente por el arte y la cultura, por el donativo y la generosidad, por el apoyo mutuo. Hace años que ese mismo mensaje venía siendo dicho en muchos estamentos marginales e incluso estigmatizados. La economía basada en el crecimiento desmedido, practicada intensamente desde ese virus de “ir de compras”, como nos decía el banquero, debe ser transformada en lo que algunos movimientos llaman la economía de la quinta dimensión, basada en aquello que no necesita de cosas tangibles, sino de cosas hermosas que nos hagan vivir y llenar nuestros vacíos. Ya no necesitamos crecer, ya hemos llegado a la edad adulta, y en la edad adulta lo más hermoso es ayudar al otro, practicar la generosidad, amar.

¿Por qué compramos entonces? Porque necesitamos llenar nuestros vacíos internos. Y cuando no lo conseguimos porque la sociedad del tener no nos ha educado a ello, vivimos en esa angustia eterna de llenar los vacíos con cosas, y no con espíritu.

La industria pesada, esa que afanosamente llaman la economía real, no es verdaderamente una economía que debamos reflotar o salvar, sino que debemos transformar, pulir, mejorar. El sector agrícola debe volver a sus orígenes, y algunos valientes lo intentan desde el cultivo que llaman ecológico, en contra de la agricultura intensiva. La industria debe adelgazar considerablemente y producir sólo aquello que realmente necesitamos. ¿Cómo ayudarla en su dieta? Con nuestro voto a la hora de “ir de compras”. Si tenemos cien euros para comprar cosas inútiles, vayamos al cine, a museos, al teatro, a un concierto, hagamos un viaje, disfrutemos del arte y la cultura, de la educación, de cosas que no necesitan cosas, ayudemos al otro, demos de comer a quién no tiene comida y de vestir a quien no tiene vestido. Dediquemos nuestros recursos a desviar la atención de la economía. Así, la sociedad se transformará, y pasaremos a una nueva economía, a una economía justa y verdadera, humana, sincera. No seamos más hipócritas, llenemos nuestra vida de espíritu en acción, llenemos los corazones y los estómagos de aquellos quienes más lo necesitan. La Tierra lo demanda, la humanidad en su conjunto lo exige.

(Artículo aparecido en: http://www.marioconde.org/blog/2009/09/la-nueva-economia/ )