Prescribir consciencia


la que sabe volar

Estimado M.,

La verdad es que el mundo de la pareja está destruido hasta que inventemos alguna fórmula para reconstruirlo con cierta seriedad… De seguir así, vamos a extinguir la raza en poco tiempo, a no ser que los católicos y los musulmanes consigan algún tipo de alianza y vengan a parir como sea…

Miro a mi alrededor, y a parte de zulo veo soledad. Es una sensación extraña que no debería suponer ningún trastorno para una persona adulta y emancipada. Pero no se trata de eso. He llegado a esa edad donde la hora que apunta hacia el sol más alto requiere cierta descendencia, la del sol, la de la luz, y eso equivale a compartir, y eso es relación. Y la soledad me molesta aunque me guste, porque siempre es más divertido discutir sobre las trivialidades de este mundo que poner la radio como acabo de hacer ahora después de años sin escucharla con tal de que la música sirva de sustitutivo artificial a la compañía y el abrazo de cualquier ser humano. Sí, hay un doble fracaso en todo esto. No por la parte que implica el abrirnos a ese ropero de soledad, sino también la dificultad de entrañar una relación duradera, de compromiso y cierto sacrificio de egoísmos y recelos a cambio de confianza y cariño.

Los arquetipos son importantes en este tipo de reflexiones. Los cuentos siempre han encerrado algún tipo de mensaje y es bueno contemplar la vida, pero también pringarnos de ella. El problema es que tenemos miedo a casi todo, y pocos son los que, pierdan lo pierdan por el camino, se animen a lanzarse a la piscina de la incertidumbre. Y como lo digo, cuando lo hacemos, no siempre sabemos querer, y menos aún amar, porque olvidamos las enseñanzas, despreciamos los arquetipos y sus mensajes. Preferimos danzar al son de cualquier fundamentalismo propio, esos que no nos dejan revisar ciertas creencias o ciertas actitudes y que, de paso, nos alejan de los nuevos caminos. Somos fundamentalistas hasta para amar. Siempre pensando que nuestras pobres estructuras mentales son la única y exclusiva verdad. Así nos va.

Es curioso lo que dices: «escribirte me ayuda a focalizarme en mí, en lo que verdaderamente me importa». Gracias por la parte que me corresponde. Últimamente me importa bien poco lo que verdaderamente me importa. Por eso es curioso, porque me pasa desde hace un tiempo todo lo contrario: ya casi no me importa nada que tenga que ver conmigo. Tras tantos y tantos años de autoconocimiento, de autoayudas del tres al cuarto, de profundización en lo que llamamos vagamente «nuestro interior», estoy saturado de mí, quizás por el extravagante descubrimiento de que el «mi» y el «yo» no existen. De ahí la poca pasión que le pongo últimamente a todo lo que tenga que ver con «mi» vida y mi «yo». Tampoco creas con esto que soy un apasionado del nosotros. Porque el «nosotros» también es una entelequia inexistente. Llego a pensar últimamente, y quizás por eso mi dejadez hacia lo interior, que hay algo más grande que todo lo que existe, y que, de alguna forma, ese «algo» maneja nuestros hilos a su antojo. Es una idea escurridiza, pero que tiene su miga. Y no contemplo esto como un desánimo, sino como una fuerte apuesta por algo diferente que ando explorando y descubriendo. Algo mucho más motivante que la vida de uno, que puede ser graciosa y divertida o incluso, si me estiras, apasionante. Pero cuando descubres con cierta ansiedad lo aburridos que somos con nuestras complicadas y pueriles vidas y decides embarcarte en ese grado mayor de espectativa, dejas de causarte dolor por deleites espurios y atraviesas la mónada que va más allá de nosotros mismos. Y cuando eso ocurre te vuelves una especie de doctor, como decía el Buda. ¿Doctor de qué, qué medicina aplicas? Le preguntaban una y otra vez sus discípulos, a lo que él contestaba con calma: «mi medicina es solamente una: ser consciente. Prescribo consciencia». Pues espero algún día ser un buen doctor, y al igual que tu carta te ha servido ciertamente de terapia, a mí me ha servido para seguir prescribiendo…

Gracias de corazón por tus letras, y ahí va un abrazo…

Cartas desde el umbral…


cielo

«Todo lo que vivamente imaginamos, ardientemente deseamos, sinceramente creemos, y emprendemos con entusiasmo, inevitablemente sucederá«. Paul J. Meyer

Estimada T.,

pues aquí ando más aburrido que una ostra… Me había acostumbrado, y me estoy dando cuenta ahora, a tener pareja, y ahora que no la tengo, y a pesar de ser un terrible lobo estepario, le había cogido yo gustito a eso de abrazar a alguien, y ahora, como decía, se me hace extraño no poder hacerlo… Descubro a mi edad que me gusta más la soledad en compañía que la compañía en soledad. Así que aquí estoy, ciertamente algo más rellenito a pesar de que me intento cuidar porque soy consciente de que cuando estoy a mi bola me vuelvo más indisciplinado con la comida. Me gustaría hacer deporte o salir más a la calle pero es que con el frío que hace ya en Madrid lo único que apetece es estar liado a una manta y…

Y poco más, porque la verdad es que hoy ha sido mi primer día de trabajo. He desplegado las infinitas tareas pendientes que la editorial siempre acumula y he empezado a trabajar en una buena novela que vamos a editar en los próximos meses de una profesora de antropología. Leer y corregir me mantienen algo distraído, pero tengo ganas de primavera en un invierno que ya se me hace demasiado largo.

El lugar donde he ido a parar no ayuda mucho a levantar el poco ánimo que se suele tener por estas fechas. Un lugar cerrado, oscuro, claustrofóbico, que no invita a nada excepto a buscar en la imaginación algún reguero de luz. Y además aún no he conseguido dormir bien en estos días que llevo aquí. Esta noche he debido tener algún tipo de batalla astral porque me levanté con las mantas en el suelo y todas las sábanas revueltas. Supongo que necesitaré dosis de santa paciencia hasta que mis cuerpos, mis siete cuerpos ordenados de mi a fa, se adapten a esta peculiar caverna.

Hoy una amiga me invitaba a ver un piso en el barrio de las Letras, aún más cerca del puro centro. Mañana iré a verlo pero sin nada de ilusión. La pereza tras haber estado más de una semana limpiando y pintando este zulo me deprime y anega. Las cosas compartidas suelen hacerse con otro tipo de energía. Estas cosas que no estaban previstas ni han sido buscadas, sino más bien forzadas por las circunstancias me inundan de cierto pesimismo que aún controlo mientras recobro las fuerzas. No es que haya empezado el año mal, es que he empezado el año con cosas que no esperaba, en lugares que no imaginaba ni en mis tiempos de estudiante donde vivía casi mejor que ahora, al menos en lo que a luz y espacio se refiere. Además, la crisis parece cada vez más aguda, y ayuda a empujar aún más a los derroteros de la desesperación cualquier iniciativa. En mi caso me lo tomo con modesta inercia. Intento lanzarme al río de las circunstancias y dejarme llevar por la corriente, a ver si al final resulta que hay un plácido mar y sólo había que esperar la desembocadura inevitable. Por algún motivo que aún ignoro, no tengo fuerzas para mucho más.

Aún es pronto para todo y por lo tanto es normal cierta añoranza de muchas cosas. Recuerdo que en mi anterior casa había a la salida del número siete, justo bajo la sombra de lo que parecía un árbol de acacia, un banco blanco que siempre invitaba a sentarse con un buen libro bajo el sol… Estaba esperando a que llegara la primavera para hacerlo, abrazado o tumbado sobre el cuerpo de mi compañera, guiñándole el ojo mientras pasaba páginas o acariciando su melena entre capítulo y capítulo. O dejándome llevar por su apretón de orejas con sus finas yemas, que en algún plano simbólico era como decir un «te quiero» a base de apretón. Creo que aún me quedé atascado en ese reguero de recuerdos futuros que nunca se consolidaron, en esa extraña maleza de cosas que deberían haber pasado y que nunca sucedieron. Y aún sigo anclado a los inevitables «por qués» que nunca terminan de encontrar respuesta. Conozco el proceso, y de lo inevitable pasaré a la certeza y de la certeza a la resurección. Ese es el camino. Y en invierno es mejor caminarlo despacio, fraguando en el interior melancolías y tristezas que ayudarán a sulfear por la planicie de la soledad y el frío helado de la escarcha emocional.

¿Feliz e ilusionante 2013? Estoy convencido de que sí. Soy optimista por naturaleza y siempre salgo invicto de las peores batallas. Es como si algún ángel invisible (quizás mi alma gemela que me guarda y protege desde el otro mundo) procurara que nunca me falte de nada, ni siquiera de esas galletas que tanto me gustan, ni de esa buena compañía que tarde o temprano siempre llega. Por eso estoy convencido de que este tiempo es tan solo un impás, como cuando atraviesas una cornisa o el umbral de una puerta y te hayas inmerso entre dos mundos. Ese es mi limbo actual, una cornisa oscura y sedienta, que clama al cielo y a la tierra una nueva realidad. Pero no me quejo, solo describo. Y así, a modo de desahogo, todo parece que circule más rápido y más seguido. Hoy es un día más, y el río sigue siendo río…

Pd.- Esto no te lo había escrito antes, pero lo hago ahora. Lo hermoso del amor es que te permite permanecer firme y atento incluso en los momentos más bajos. Porque el amor es universal, y está en todas partes. Sólo debes dejarte llevar por su atracción infinita. Cerrar los ojos y respirarlo en esa hermosa hembra que viste pasar, en una maceta colgada sobre un avispero o en un rancio tocadiscos del que salen notas imposibles. Incluso cuando se está triste, si se respira con la potencia desmedida, puedes llegar a oler su gratuita fragancia… Incluso en esta soledad cuya banda sonora es el cansino ruido del viejo frigorífico que tengo a tan solo dos palmos de mi cabeza puede ser un buen momento para respirar amor.

Carta a un Alquimista


ALQUIMIA

Estimado RS.

Seguramente el lunes o el martes llegarán los libros ya que ayer terminaron la impresión. El edificio del Arte Sagrado tiene ya una nueva piedra para ennoblecer la catedral interior. Permíteme, como humilde arquitecto, sentirme orgulloso de la obra.

Ya está subido a la web para empezar su difusión.

Como seguro que tendrás un buen grupo de amigos y hermanos, no dudes en ofrecer este hermoso enlace para que lo compren por nuestra web, así, el primer beneficio que saquemos quedará en casa. Esta primera fase es importante porque si luego el boca a boca funciona hará que llegue mucho antes a las librerías. También he subido en primicia una versión en libro digital al módico precio de cuatro euros, por si alguien del consulado español en Japón quiere leerte en versión digital. Seguro que las Moradas Filosofales se sentirán dichas ante esta noticia.

El enlace: http://www.editorialdharana.com/catalogo/arcano?sello=nous

A partir de ahora empieza la dura realidad de la crisis, y veremos, en los próximos dos años, cual ha sido la vida útil del libro. Sobre todo no hay que desesperarse porque la venta funciona muy despacio. Lo importante es el boca a boca, y si el libro es bueno (cosa que no dudo), sobrevivirá y se eternizará y algún día un editor japonés querrá traducirlo al idioma nipón y nos comprará los derechos y así hasta llegar al primer millón de ejemplares. Esperemos que la alquimia funcione y los metales pesados se queden en las puertas del templo mientras el alma peregrina continua su viaje.

He leído tu plancha francesa y me salen, de repente, mil preguntas. Primero felicitarte (qué tópico esto en las logias mediocres, lo de felicitar una plancha digo) porque veo que tu formación es increíble, o al menos, profunda, cosa que ya expresas vivamente en el libro «Arcano». Las curiosidades son las siguientes (quizás algunas ya me las has contestado alguna vez pero con mi memoria hay cosas que ya no recuerdo:

1. Veo que la plancha es en francés. ¿Es en los valles de Francia donde trabajas? ¿Y por qué? ¿En qué rito y en qué orden o tradición?

2. ¿Dónde aprendiste alquimia, además de en los libros? ¿Existe alguna escuela alquímica hoy día más allá de Fullcanelli?

3. ¿Perteneces a alguna escuela, secta, grupo, lobby mediático u ocultista, rayo cósmico o asrham transiberiano?

4. ¿Cómo nos conociste? Creo recordar que un antiguo socio de la editorial me pasó tu mail y tu libro… pero ahora no recuerdo bien como fue el proceso…

5. Cuando cumplimos según qué edades espirituales, identificamos tarde o temprano, nos pese o no, cierto propósito vital en cuanto a lo que ocultamente se llama «servicio»… ¿Has identificado tu propósito?

6. ¿A parte del masónico, tienes algún otro compromiso iniciático u esotérico?

7.- Utilizas mucho esa cruz sagrada del Querer, Saber, Osar y Callar… ¿dónde la aprendiste? ¿quién te la enseñó y cómo obedeces a su noble causa?

En fin… me has despertado miles de preguntas de repente (debe ser esto de no tener novia y estar en plan ocioso un sábado por la tarde con un frío que pela y después de una paella vegetariana como comida)…

Ya me contarás… si quieres y puedes…

Otras cosillas: estoy organizando la agenda de diciembre que se presenta cargadita, justo lo que necesito para no ir a ningún compromiso y escaquearme de todos diciendo que me ha atacado un virus mortal o que mi bisabuela por parte de madre se ha muerto o ha resucitado o lo que sea… lo digo por si nos vamos a ver para echar unas risas o liarla parda para que me digas cuando estarás por España o cualquier otra parte del mundo donde podamos vernos un ratillo y conspirar judeo-masónicamente en alguna Montaña, Valle o Desierto…

Me apunto al viaje de Londres para conocer al prologuista del libro El Celador que pronto vamos a editar. Debemos organizarlo con tiempo para poder organizar el viaje.

un abrazo sentido y feliz sábado…

Pd.- ¿qué hace un español de apellido raro que habla francés, inglés (y supongo que catalán en privado) una tarde de sábado en Tokio?

(Nota del editor: Rosa Sinespina es el pseudónimo de un importante científico que trabaja en un también importante proyecto mundial de investigación tecnológica, de ahí que haya querido preservar su anonimato en este libro y de ahí que no podamos hablar abiertamente de él. De ahí también que haya elegido esta carta para pronunciarme sobre su enigmática figura. Cuando hace más de un año vivía en una embajada -mi pareja era embajadora- y recibí un inédito espeluznante que también, por razones obvias en esa época de espías y CNI y diplomacia y… decidimos editar con pseudónimo: Escrito en un libro, de Tom Farrell, libro que también recomiendo).

Sueños, los alaridos del alma


Estimado E.,

Ayer te escribí una carta a mano que te llegará en unos días, Dios mediante, como diría un amigo. Me hizo mucha ilusión recibir la tuya en julio (parece que fue ayer) y me pareció hermoso, a pesar de que aún tengo clavado el genocidio epistolar al que abocaste todas aquellas cartas…

¿Sabes? Estos días he reflexionado (otra vez) sobre nuestra infancia, que fue cuando tú y yo nos conocimos, y sobre todo lo que las carencias infantiles pueden influenciar en nuestras vidas. Es decir, todos esos traumas que aún no hemos superado y que a veces, si estás en baja forma emocional, pueden llegar a pervertir nuestro presente y nuestro futuro. Pensaba en aquellos que capan su vida para no tener hijos mientras que, por otro lado, deciden «salvar» a una familia entera que no es la suya y deciden alimentarla y criarla apuntalando con ello su propia vida. Y pensaba en aquellos otros, en como sus relaciones se muestran siempre desastrosas porque de pequeños nadie les enseñó a amar, ni a abrazar, ni a respetar, ni a nada que tenga que ver con el afecto o el cariño. La ausencia del mismo durante todo el proceso de crecimiento crea en nosotros una serie de barreras que afectan de forma increíble en nuestras relaciones adultas. Lo terrible de todo eso es que casi nunca somos conscientes, y de que, cuando alguna vez llegamos a descubrir todas esos miedos, y esas frustraciones y esos sabotajes, a veces puede llegar a ser demasiado tarde. Esa inteligencia emocional que nunca hemos podido desarrollar debido a nuestras carencias infantiles resultan desastrosas para nuestra plenitud adulta.

Y entonces es cuando surge el interrogante de qué debemos hacer, cual es el camino correcto para poder separar la artificialidad de nuestros actos nacidos de nuestras carencias del verdadero sentido de nuestras vidas. Y por eso cuando me hablas de sueños, me vienen a la cabeza aquellos que aun no hemos podido cumplir, y que se van acumulando en la cuenta de resultados de una vida que no puede más que caer en picado hacia el abismo inexorable de la nada.

Pero soy optimista y creo que aun tenemos margen de maniobra para intentar cambiar algo y no seguir dejándonos arrastrar por nuestras carencias afectivas, por nuestros asuntos aún no resueltos… ¿Cómo hacerlo? Creo que tú das algunas pistas… Mirarnos interiormente y empezar a reconducir nuestros sueños, es decir, nuestra vida, porque los sueños son aquellas cosas que nos indican, que nos dan pistas sobre aquello a lo que hemos venido a hacer, y nos guían siempre por las sendas de la autorealización. No puede ser de otra manera, ellos son los alaridos del alma que imploran desde lo más profundo de nuestros adentros que sigamos nuestro real y verdadero camino. Por eso estamos condenados a seguirlos, cueste lo que cueste. Esas inseguridades de las que hablas, esos miedos, son los obstáculos del camino… Pero ahí está la certeza de que debemos continuar a pesar de ellos… No nos queda otra querido amigo… Así que sigamos aprendiendo, sigamos en el camino, y no apáticos en su borde. Hay que darle importancia a los sueños porque los sueños son nuestra guía… Y es, al fin de todo, nuestra mágica aportación al mundo.

Un abrazo sentido,

Pd.. Esta mañana me he levantado con un sueño. Poder comer un plato de castañas asadas. Ese era mi sueño para hoy. El cual se ha cumplido a media tarde, después de un ligero paseo por los humedales del bosque recién bañado por la lluvia, a dos luces, desplegando su increíble belleza verde otoñal y su frescor nocturno.

El Propósito que los Maestros conocen y sirven


Eres muy amable QHM…

todos somos maestros de todos… el baile sufí lo explica muy bien en sus movimientos… una mano tendida al cielo y otra a la tierra, porque todos los frutos que lo eterno nos regala en el día a día debemos compartirlos con los que están ansiosos de beber y comer de su néctar…

La soledad es uno de los principios básicos para poder conectar con ese «cielo». En ella nos vemos cara a cara con el Morador, ese que nos ha de guiar en la noche oscura del alma, pero también el que nos acerca al portal de la verdadera iniciación, de la verdadera luz. Por eso es necesario la meditación y el silencio para poder conectar con nuestro ser más profundo, nuestro guía y nuestro propósito. Y luego no dejar de estudiar para poder reconocerlo, para poder discriminar y discernir entre lo real y lo irreal, entre la ilusión y lo verdadero. Y por último, y aquí se cierra la santa triada, nuestro morador y nuestro propósito siempre nos llevarán inevitablemente hacia el camino del servicio, hacia el Propósito mayor, el Propósito que los Maestros conocen y sirven en silencio y humildad. El servicio a nosotros mismos, el servicio a los nuestros y el servicio al mundo. Poco a poco iremos desgranando ese camino y poco a poco nos daremos de bruces con el portal estrecho. Por eso, cuando seas atravesado por el Silencio de la Montaña y del Desierto, no olvides descender tras el necesario estudio y descanso, al Valle que tanto nos necesita y que tanto necesitamos para elevar aún más nuestra mirada. Y no tengamos prisa por alcanzar nada pero sí olvidemos lo que hacemos porque es mucho el trabajo y poco el tiempo para realizarlo, aunque la eternidad nos espere…

Gracias de corazón por tenerme presente en tus meditaciones y por aliviar el alma con sentido…

un abrazo sentido…

J.

Carta a un caballero (andante)


Estimado amigo,

Me parece una decisión muy digna y sobre todo, quizás tal y como estabas, como la mejor de las posibilidades.

No sé eso en qué cambia tu situación personal y profesional. No sé si eso te libera de la carga psicológica de tener que vivir siempre asustado y escondido.

Es evidente que cuando los antiguos caballeros iban a las cruzadas y lo perdían todo, se retiraban a la vida mística y monástica.

¿Qué hacen ahora los caballeros? También se retiran a otros lares para recuperar fuerza y vida. ¿Cuántas veces nos hemos retirado, y cuántas otras veces más deberemos hacerlo? Somos guerreros, y no nos queda otro camino que seguir la senda de la conquista diaria, en lo exterior y en lo interior.

Vete con tu hijo y trabaja de camarero un par de meses en las islas. Quizás te reconforte ver lo duro que resulta ganar mil euros trabajando de sol a sol, pero lo bonito que resulta comprobar que incluso se podría vivir con la mitad de esos mil euros si se lleva cierta disciplina. Hemos vivido excesivamente en la abundancia sin saber demostrarnos a nosotros mismos la responsabilidad que ello supone. Hemos vivido de los excesos cuando teníamos las arcas llenas sin ser permisivos, ni siquiera por un instante, sobre el perverso e incierto futuro. Hemos jugado a ser eternos cuando la mancha de la que llaman la Dama siempre se aproxima a cada instante, despreciando réditos y valores.

Me alegra saber que a pesar de todo, no pierdes la entereza.

Estos días he estado muy cerca de L. porque me interesaba ver qué hacía para superar el estrés de ver como perdía millones y millones de euros de un plumazo.

La fórmula parecía sencilla. Levantarse a las cinco de la mañana, una hora de meditación, una hora de yoga y una hora de ejercicio físico corriendo o en bici. Férrea disciplina interior para poder afrontar la férrea disciplina exterior. A las ocho de la mañana estaba tan cargado de fuerza que ninguna circunstancia exterior le afectaba lo más mínimo. Puro zazen para controlar los elementos adversos. Pura disciplina espiritual y esotérica para paliar los efectos de todo lo exotéricamente indispensable.

Yo no soy tan fuerte como él porque mis disciplinas son más de endebles de ir por casa y mi deuda mucho menor (una deuda irrisoria en comparación a lo que debía tan solo hace unos meses.

Luego hay datos que me reconfortan. Cuando lees la prensa salmón y analizas con calma la deuda soberana, la deuda de empresas, etc… Y cuando vemos esas cifras tan astronómicas me alivio pensando que hay empresas y personas que están mucho peor que nosotros. L. me decía contento el otro día: «ya solo debo quince millones de euros». Bueno, no es mucho, según con qué se compare. Pero seguro que su fuerza interior podrá vencer las barreras dialécticas de cualquier circunstancia, inclusive las de este tiempo de incertidumbre absoluta que nos ha tocado vivir.

Te animo a ello, porque la situación lo demanda y porque hay más vida ahí fuera…

 

Un abrazo sentido… y que la Fuerza nos acompañe…

Acariciando el Sinsentido


La Montaña, solsticio de verano, 22 de junio de 2008.

Estimado Amigo,

Durante todo este tiempo vengo recordándote, quizás por una necesidad interior, la frase de Krishnamurti que expresa profundamente sobre que la palabra no es la cosa. Y esta vez han sido tres cortos días y dos largas noches intensas para poder recordarlas con la máxima atención. Intento recordar punto por punto todo lo ocurrido, todo lo escuchado, todo lo aprendido, todo lo leído… Pasar la mágica noche del solsticio en Los Asientos no es casual. Como un aprendiz de brujo que atiende discreto y silencioso a las enseñanzas de su mentor, me he aproximado a las puertas de una iniciación diferente, a un plano de conocimiento superior, a una vivencia del caminante propias de alguien que atraviesa una y otra vez el portal estrecho. No agrandes esa puerta, está bien como está, porque es la puerta estrecha que conduce, tras el magnifico paseo romano y sus columnas majestuosas, al imperio de lo desconocido.

He regresado a la Montaña por el Camino Viejo, aquel que antiguamente utilizaban los monjes, los Solitarios, en su vía crucis personal hacia Los Asientos y el mágico camino de La Plata, o hacia las Américas, con la sana intención de llevar la modernidad espiritual hacia los recónditos y extraños mundos del Dorado. Una pena que en muchas ocasiones erraran en el intento y la intención, en el Propósito, ya fuera por miedo, desproporción, exageración o violencia.

Con el doble de tiempo y con la tranquilidad de un paso tranquilo, he circunvalado toda la Sierra Norte por El Pedroso, Constantina y La Puebla, sin música, sin prisas, en Silencio, ocupado en exceso en recordar toda la vivencia espiritual, más que anecdótica, de estos días de reposo en Los Asientos.

El primer día del encuentro te noté ausente, cansado, abatido, muerto, en el sentido más profundo del término. Tú alma se había precipitado fuera de ti y había quedado la personalidad, sufriente, dudativa, temerosa de la vida porque es, en cierta forma, consciente de que ella no sobrevivirá al trance… Solo el alma sobrevive, y todos sabemos que nosotros no somos el alma… tan sólo una marioneta a su servicio, una especie de juguete necesario para eso que dan por llamar la trascendencia. Tú lo sabes, y por eso, ausente de alma en ese primer día, alejado de la Certeza, repartías interrogantes imposibles para una personalidad limitada. Javier no podía más que contestar con Silencios, y mi alma no podía más que Escuchar con tristeza. Tú tienes una personalidad con mucho poder, y eso es debido a que tu alma es un Alma grande y vieja, de largos recorridos y extenuantes experiencias, a veces, increíbles para un hombre normal. “El problema es que cuando la personalidad ejerce de patrón del barco y expulsa al verdadero Rey, esa nave, el Soma, va hacia la deriva… y el Nous abandona la causa primera, dejando que todo termine en naufragio… Prudente sería dejar que tu Psique te hable, dejar que tu Psique penetre en la obscena comunicación con tú Espíritu… Dejar que tu Alma regrese… “

Estabas lejos de Ti, o mejor dicho, tú estabas lejos de ese trozo epidérmico de personalidad, mente concreta, pellejo, algo de chicha, no mucha, y huesos, estructura. Tu parte abstracta te había abandonado y eso me dolió hasta la tristeza. Ni siquiera me diste un abrazo con la alegría que sueles hacerlo. Bastó un apretón de manos que no fue tal porque tu cuerpo, frágil, carecía de fuerza. Tampoco hubo mirada conciliadora. Sencillamente porque la mirada es la ventana del alma y el alma estaba lejos.

Los siguientes días, quizás por la magia transformadora del solsticio, fueron diferentes. El Genio se fue apoderando de ti, empezó a zarandearte sin llegar a poseerte del todo. Nació cierto brillo en la mirada pero sin llegar a resplandecer con toda su fuerza. Sólo pude comprender el estado de la cuestión por la noche, a solas con tu inmenso libro. Inmenso en todas sus dimensiones, pero de eso hablaré después. Entendí que tu alma se había marchado para restar intención y protagonismo a un hecho importante: la lectura intensa, la toma de contacto con un tremendo nudo de fuerza, con una tremenda caja de Pandora muy bien titulada “Acariciando el Sinsentido”….  Porque de eso se trata… de acariciar el sinsentido…

La gente no muere de cáncer. La gente muere por falta de propósito. Lo he redescubierto, reafirmado, gracias a tu mujer. Había una carta en el libro que estas noches he disfrutado con endiablada posesión e intensidad, inmensa intensidad. Hice referencia a ella a la mañana siguiente, ya que por la noche no la había visto. No le diste más importancia al descubrimiento y pensé que tu confianza hacia mí permitía ese tipo de intimidades. No la leí hasta que en la segunda noche la volví a encontrar en el mismo sitio, justo cuando llegué al lugar de lectura donde se encontraba entre esos asuntos oscuros que describes en tu libro. Un trozo de espíritu en mitad de los claroscuros del Sistema, un trozo de luz en mitad de la noche silenciosa, alejados del ruido.

La toqué con cariño y mucho respeto, pero sentí, y espero me perdones por el atrevimiento y la confidencia, que debía leerla. En todas las cartas hay una esencia y un mensaje claro, al igual que en todos los libros, en todos los gestos, en todas las sonrisas, miradas, olores, visiones… El mensaje, así lo he interpretado y sentido, no sin ser una interpretación y un sentido nuevo para mí, era que necesitabas soledad, estar solo. Pero no una soledad carcelaria en cualquier prisión, sino una soledad más profunda, mucho más profunda. Tu mujer, ese alma inteligente y sensible, entendió el mensaje. Su propósito en esta vida eras tú, al igual que el propósito de María era Jesús. Y su propósito, en esa carta, le daba las gracias por todo, le liberaba de esa misión, de esa carga, para que siguiera su camino. Y su camino era sencillo y claro, y por eso volvió a ese lugar donde somos cuando no somos. La liberaste, ella te dio las gracias y se despidió con un hermoso y necesario tumor cerebral.

El día de su muerte te llamé. “La estoy llorando”, me decías con la voz quebrada. Anja y yo también lloramos y la lloramos en aquel lugar del Camino de Santiago donde, con la visión de un magnifico águila como fondo, paramos para orar por ti y por ella… Unos kilómetros más atrás, en Roncesvalles, estaba mi coche, el cual custodiaba un traje negro que había preparado porque sabía lo que iba a ocurrir… La intención era volver a Madrid ante el desenlace fatal, rompiendo así con mi tradición de no asistir a entierros ni bodas… Pero no lo hice… Dejé el traje negro para otra ocasión y, siendo fiel a mi arraigada costumbre, dejé el protocolo del pésame para otro momento… Sé qué tú lo entendiste… al igual que entendiste mi llamada inoportuna y yo entendí tu frase franca… «la estoy llorando«…

Estos días he comprendido muchas cosas de la vida, sobre la Vida. Tu fuerza es tal que por el sólo hecho de convivir contigo unas horas, eres capaz de remover el interior de cualquier ser humano. En mi caso, aunque tenga más de extraterreste que de homínido, no iba a ser menos. Te he observado con detenimiento, por dentro y por fuera… “La estoy llorando”… me decía tu personalidad quebrada… La misma frase que el primer día… Pero la lloras por la sencilla razón de que no concibes la importancia primordial de su muerte, de la muerte. Porque quizás te alejas del sentido profundo del propósito de ella. No es interrogarte sobre lo que tienes: la vida… Sino simplemente ser lo que eres: la vida. Siendo… ¿recuerdas? Y ella, con su “aparente” ausencia, sigue trabajando en su propósito… Porque desea que Seas… Recuerdo que una vez dijiste: “no voy a la entrevista por ella”… Hoy me has dicho… “no edito el libro por mis hijos…” Ambas frases me han parecido igual de peligrosas, y deberíamos profundizar el porqué…

Y ahora tengo que hablar de tu libro, porque todo tiene relación… Los Asientos, el viaje de vuelta por el Camino, la llegada a la Montaña, el Sentido, el Propósito… Todo tiene un Sentido que sólo puede ser entendido desde el Siendo, desde las profundas cavidades del alma… Ese patrón verdadero que nos conecta directamente con el Espíritu, con ese cosmos del que ayer te interrogabas, en el que ayer penetrabas mirando atónito el mosquito que volaba sobre tu plato de hierbas, sin ver, que en ese mismísimo instante, era el mismísimo Dios quién volaba sobre el plato y te miraba a ti… Allí mismo, sin darte cuenta, el sinsentido dejaba de ser y el Sentido acariciaba tu rostro…

El ajedrez me gusta porque es un juego que refleja a la perfección tus movimientos en la vida… No me interesa tanto ganar o perder, sino como me muevo en el tablero de la vida, qué tipo de tácticas o decisiones utilizo a la hora de dar acierto a un todo mayor llamado juego, o en mi caso, vida. Antes meditaba mucho mis decisiones. Tardaba años en tomar decisiones importantes en la vida… Me podía pasar como a nuestro común amigo, vivía en un profundo pozo de indecisiones y miedos. Ahora intento que ese proceso sea más instintivo, o mejor dicho, más intuitivo, pues lo que pretendo es conectar con esa sustancia que llamamos alma y que no es más que la suma de todas nuestras partes. Por eso te escribí aquella primera vez a la cárcel y por eso, por esa intuición, ayer leí tú libro “Acariciando el sinsentido”.

Desde un punto de vista profano, podría decir que el libro es un conjunto de ideas, cotilleos y sucesos de un tiempo pasado que no fue mejor, una crónica increíble que detalla con suma malicia detalles que pondrían la piel de gallina a cualquiera. Una crónica de un tiempo no muy lejano, de una época que marcó la historia de España, creó mitos, leyendas e historias que serán explicados en el futuro por otros. Son esos otros los que me preocupan, más que los personajes de la crónica, indiferentemente de que estén vivos o muertos, felices o infelices. Las miserias que ahí se relatan no son significativas en sí mismas… Todos hemos robado alguna vez, mentido alguna vez, criticado alguna vez, ofendido alguna vez… Todos hemos cometido errores, claro que sí… Pero ese no es el mensaje de ese libro… No se trata de pensar en cuantas mujeres han pasado por la rueda del ilegítimo Rey de España, o legítimo por la gracia de Dios y del Caudillo de España. Tampoco se trata de cómo y en qué dedican los ahorros de los españolitos de a pie esos que, por mediación de esos sufridores de a pie, llegan al poder. El mensaje es mucho más profundo amigo. El mensaje va mucho más allá del análisis de una época, unas gentes o unos acontecimientos concretos.

El mensaje quiere ahondar en la condición humana, en el Sinsentido de todo cuanto somos, hacemos, pensamos y sentimos. Destruye, a quién lo sepa leer, la ilusoria imagen que guardamos sobre nosotros mismos, como individuos y como sociedad civil.

No tengo dudas en cuanto al respecto de que ese libro se tenga que editar. No me importa quién lo edite, cuando se edite y como. Eso son problemas menores. Lo que realmente me preocupa, y esto te lo digo como amigo, como buen amigo, es que no seas conciente de tú propósito y abandones la causa de tu alma, siendo lo siguiente, la muerte. Y no la muerte física, que también, sino la muerte del alma. Ese libro no es tú propósito, solo forma parte de él. Es una herramienta más, un estímulo más, como cuando Krishnamurti, un 17 de agosto de 1922, en la californiana ciudad de Ojai, tomó la decisión de abandonar la Orden de la Estrella y penetrar con ello en lo que dio por llamar el “Proceso”… Estuve allí hace dos años y sólo había silencio… Sufres, claro que sí, pero si miras a tu alma, si simplemente te enamoras del Siendo, será el entusiasmo lo que domine tu vida.

Sostengo que la verdad es una tierra sin caminos… decía Krishnamurti… Existe un foco de comprensión y energía dentro de ti, una verdad sin caminos que desea expresarse, que lo hace en la noria de la vida o hablando de los anarcosistémicos en una loca tarde de verano. Noto como parte de esa fuerza, de esa energía, han entrado en mí de nuevo. Noto como el foco se revierte, envuelve de alguna forma rebelde a quién lo toca. El endiosado endiosa y así, Dios se manifiesta en nosotros.

Tú mirabas el mosquito sobre la mesa y te preguntabas qué era eso… el mosquito simplemente volaba, sin cuestionarse el movimiento de sus alas, porque si en algún momento tuviera la capacidad de hacerlo, simplemente, dejaría de volar, se pararía, se moriría…

Tú libro me ha dejado catatónico, en estado de shock postraumático. No puedo decirte nada de él porque aún no he podido digerir del todo su fuerza. En cuanto he llegado me he desahogado con esta larga carta que ahora te escribo, señal inequívoca de que algo se mueve. He mirado el mundo como lo haría un elegido, aquel que más allá del ocaso, ve los arquetipos y esplendores, como nos decía Borges, no por el libro en sí, ni por los detalles morbosos que describe, los cuales, gracias a mi estúpida y corta memoria ya ni recuerdo, sino por su fuerza, no la pasada ni la presente, sino la futura, o mejor dicho, la atemporal…

No quiero aburrirte más… No pierdas el tiempo en lamentos de otro tiempo… La vida te requiere… y si quieres morir, hazlo en la mar… surcando el océano y tirándote, siempre al norte de cualquier norte y con dos testigos por delante, a la infinidad del universo…

Un abrazo sentido, de tu amigo,

J.

Obesidad cultural


«Se cuenta que Diógenes, quien se atrevía a vivir de acuerdo a sus ideales, en una ocasión, con un pequeño plato para tomar agua vio a un niño tomar agua con sus manos de una fuente y gritó: ¡Aquí está una cosa más que no necesito! Y acto seguido rompió el traste que le servía para tomar agua».

Querido Javier,

Hace días que no sé nada de ti. Espero que te encuentres bien.

Te escribo interesadamente. Tengo mi hijo que está haciendo el «treball de recerca» de bachillerato. Ha escogido el tema de la obesidad infantil y le comentan que debería entrevistar un medico, un nutricionista, … y un antropólogo. La verdad es que la antropología es una ciencia bastante desconocida para mi, tengo una noción de lo que estudiáis pero no se me ocurre que le puede preguntar mi hijo a un antropólogo sobre la obesidad infantil. ¿Puedes darme alguna pista?

S.

Estimado S.

La obesidad, y no había pensado en ello hasta ahora, es un interesante tema para la antropología, la cual estudia a las culturas sin hacer un exceso de juicios de valor, sino simplemente describiendo sus cosas, mejores o peores según quién las perciba. Resulta que la obesidad podría ser, desde un punto de vista más personal que antropológico, un síntoma o indicador de cierta decadencia cultural. ¿Por qué? Evidentemente por los hábitos de consumo, por la obscenidad de comer más y más aunque no lo necesitemos, porque además, vivimos en un mundo donde las máquinas (internete, redes, móviles, ordenatas, etc.) hace que nuestros polluelos permanezcan sentados frente a la telepantalla orwelliana en vez de salir a la calle a patear un balón como hacían los de nuestra generación. Sin duda, es una clara señal de que algo estamos haciendo mal, y no estaría de más que se hiciera una poderosa investigación que sacara los colores a esta decadente cultura del tener, puro reflejo de lo que tenemos dentro, despreciando constantemente lo hermoso y lo bello que atesoramos.

Espero haberte ayudado…

Un sentido abrazo…

Del miedo al amor


Estimada M.,
Mi pareja dice que el mayor miedo que tenemos los humanos es el miedo al amor… Quizás por eso siempre estamos saboteando constantemente las relaciones, por miedo… Nunca se me había ocurrido y ella me está ayudando a ver y comprender esos miedos de forma diferente, al menos, de forma consciente. Es terapeuta y la verdad es que lo hace tan bien eso de quitar los miedos que no tardé nada en mandar al carajo mi casa, que hasta ese momento era una pesada carga que no me dejaba ser libre. Me quitó el miedo y… ¡a la mierda! Hay miedos increíbles que no vemos. Por ejemplo, el miedo subconsciente a defraudar a nuestros padres. Hacemos cientos de cosas sin saberlo solo para satisfacer «el qué dirán» de nuestros padres, de nuestra familia, de nuestra sociedad… Hasta tal punto que creamos auténticos mausoleos en su nombre… Auténticas prisiones de las que nos cuesta salir constantemente… De esas también intento estar alerta para no dejarme llevar por las mismas… ¿Cuantas cosas hacemos, o dejamos de hacer por miedo? ¿Cuantas parejas hemos dejado o nos han dejado por miedo? ¿Cuantas oportunidades no hemos aprovechado en la vida por miedo al fracaso? Y cuando fracasamos, es tanto lo que aprendemos, es tanto lo que crecemos… ¿Por qué tenemos entonces miedo?
Agradezco tu franqueza y sinceridad…
besos y gracias…

Mecenazgo intelectual


Estimado F.,
La verdad es que el tema del mecenazgo intelectual y cultural está cada vez más difícil. En Séneca nos esforzamos por ayudar a las jóvenes promesas, pero es muy complicado en los tiempos que corren seguir con ese mecenazgo. Aún así, seguimos con la filosofía de que todos los beneficios que conseguimos es para apadrinar a autores noveles.
Cuando vivía en Cataluña existía cierta endogamía intelectual, pero cuando accedecías a los círculos, resultaba todo más fácil. Cuando iba a la universidad escritores como Empar Moliner, Sergi Pàmies o Quim Monzó me presentaban a unos y a otros, incluso pasamos una mañana con el presidente de Planeta para que editaran mi primer libro. Eran otros tiempos…
Ahora maestros y discípulos practican como pueden ese «sálvese quién pueda» y de ahí la diáspora intelectual y el apagón de las «luces». Aún así, luz, más luz… No nos queda otra que iluminar al mundo desde el mundo de las ideas.
un abrazo sentido y que vaya todo bien…

Nosotros, la sal del mundo


«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres». (Mateo 5:13)

Estimado J.,
No puedo evitarlo… no sé que me pasa, es como si estuviera poseído por la indignación…
Hubo un debate parecido en la Escuela Arcana con respecto a la Segunda Guerra Mundial. Unos pensaban que había que mirar para otro lado y otros pensaban que había que actuar de alguna manera. Tengo un debate moral al respecto. Hay que trabajar hacia el bien, pero no podemos hacerlo ignorando al mal, ocultándolo o silenciándolo.
La naturaleza toma consciencia de sí misma a base de enfrentarse a sus errores. Si los callamos o los ocultamos, volverán a resurgir a cual semillas en primavera. ¿Qué se puede hacer? Es preferible trabajar hacia el bien, pero no podemos hacerlo mirando hacia otro lado. Es una cuestión de rayo, nada más. Siempre están los que barren el patio para que la gloria penetre en el templo… Solo se trata de eso, de barrer… y que el mundo vea las cosas como son, y no con esos interminables velos que nos ciegan.
¿Acaso podrían nacer los frutos de la tierra sino fuera por ese factor patógeno que llamamos viento? El viento limpia y purifica, y en nuestras sociedades es necesario airear muchas cosas y que sean arrastradas al espacio infinito. Nuestra conducta moral debe ser testigo activo de los delitos que en nombre de la barbarie se están cometiendo.
¿Podemos acaso seguir callados? ¿Acaso Cristo no echó a latigazos a los mercaderes de las puertas del templo? ¿No deberíamos nosotros, pobres discípulos, seguir su ejemplo y denunciar a los nuevos mercaderes y fariseos de nuestro tiempo? ¿Acaso no somos nosotros la sal de la nueva tierra?
El alcalde de Barcelona decía esta mañana que estábamos en una situación catastrófica. Esas declaraciones pueden ser una realidad a corto plazo y una tragedia a medio plazo. Para que las nuevas ideas puedan crecer, hay que empezar a trabajar en el destierro de las antiguas.
Si personas como Cristo o Martin Luther King hubieran trabajado en silencio, retirados en sus dominios próximos, seguiríamos viviendo en la oscuridad de las cavernas. Todos tenemos nuestra labor y nuestro trabajo, pero es bueno que se azote y se pode lo inútil para que lo útil crezca…
Cristo hablaba de amor, pero lo hacía con contundencia y denuncia. Una de cal, otra de arena… Lo valiente no quita lo cortés…
un abrazo sentido… y gracias por el guiño…

Hacia la vida plena


Estimado J.,
esa otra época de la que hablas no tiene que ver con el pasado. El pasado de nuestra historia humana nunca fue mejor de lo que ahora vivimos. Tiempos pasados nunca fueron mejores. Es una cuestión de futuro. Tú eres un hombre del futuro, con una mentalidad de futuro y un sentimiento que viene de lejos, muy lejos. Por eso todo esto te parece extraño y absurdo. Porque así es el ser humano, extraño y maravilloso a la vez, capaz de componer melodías imposibles y capaz de las mayores atrocidades. Un ser que vive anclado entre el pasado más remoto y el futuro más glorioso. Y tú vienes de ese futuro, y de ahí la incomodidad. Pero esa luz del mañana debe servir para iluminar las nuevas generaciones. Debe servir para guiar en valores y abrazar la esperanza de un mundo mejor. Así debe ser porque el camino que hemos emprendido es para que algún día todos despertemos a la vida plena, a la vida en consciencia, a la vida humana. Y algún día lejano, cuando todo esto haya pasado y el ser humano sea completo, entonces, el ser angélico que habita dentro de nosotros se manifestará y seremos mucho mejor de lo que ahora somos.
Me alegra saber que estás ya en el nuevo trabajo… Me alegra saber que seguimos avanzando…Ánimo… hay mucha vida por delante…
un abrazo sentido…

Insustituibles


En algún lugar del camino, a 11 de abril de 2012.

Estimada Carmen,

Ayer pregunté por ti a nuestro querido Chachi. Me dijo que estabas bien y que seguías en Barcelona. Han pasado muchos años desde que no contesto tus tradicionales tarjetas de Navidad. Saltaba de un país a otro y las llevaba conmigo, como si se tratara de un pequeño tesoro al que algún día debía contestar. Pero nunca lo hacía porque las diez mil cosas siempre me mantenían distraído de lo fundamental.

Estos han sido años muy duros. Ya conoces parte de la historia. Dejé nuestra querida Barcelona cansado del mundo materialista y falso, de la mentira y la hipocresía, de los nacionalismos y los totalitarismos. Me vine a una tierra que los antiguos llamaron La Montaña de los Ángeles, en el mediodía que te vio nacer, en el sur, en tierras de María Santísima. Aquí pude encontrar cierto sosiego, pero mi espíritu libre, incapaz de permanecer quieto sin hacer nada mientras la vida sigue, prefirió de nuevo lanzarse a la aventura de la vida, que es la mayor de todas. Así que de nuevo viajes y más viajes. Primero al norte frío de las tierras altas de Escocia, luego un tiempo largo, muy largo, en la bella Alemania.Deregreso, tesis doctoral y una empresa llamada Séneca cuya labor era y sigue siendo la de crear sueños y poesía para inmortalizar esas cosas que a ti y a mí tanto nos ha unido: letras, las cuales deben seguir con la transmisión del legado cultural.

Luego, cosas del amor, marché a vivir a Madrid, entre embajadas y diplomacia, de nuevo otra vez embarcado en el mundo mentiroso que nos aleja de las esencias. Fue hermosa la experiencia pero no era mi mundo. Ya sabes que mi reino no es de este mundo, así que volví de nuevo al mediodía y de nuevo, recuperándome de las heridas de este largo viaje de siete años de peregrinar, decidí volver a empezar desde cero. Así que dejé casa y dejé todo lo que me atara al pasado. Y gracias a la compañía incondicional de una maga que se cruzó por el camino para crear cosas hermosas, volví de nuevo a Madrid, esta vez pisando fuerte en la esencia del Camino.

Este es en resumen el periplo de estos siete años de ausencia, de pérdida y encuentro al mismo tiempo. De saberme, como no, cumpliendo el propósito para el que había nacido: escribir. Y por eso te acompaño, sin ser aún un autor consagrado, mis dos últimos libros. Agradecido eternamente a la que fue mi primera profesora de literatura, a la que me guió con sabiduría y humor por esas primeras letras. A la que con el tiempo se convirtió no solo en una insustituible amiga, sino en una parte de mi alma. Te debo tanto querida Carmen, que no entiendo como ha podido pasar tanto tiempo sin que te escribiera estas letras. Así que sirva esta como disculpa y como símbolo de resurrección de esa alma extraviada que vuelve de nuevo al redil.

Con cariño,

Javier

¿Qué hacemos con lo que tenemos?


Estimado L,
Me ha gustado mucho hablar contigo… Desprendes madurez a medida que pasan los años… Ya no eres ese niño perdido y curioso que deseaba aprender… Ahora te veo más sereno, y sobre todo, con ganas de hacer cosas.
Lo de esos «pobres niños ricos» de los que a veces hablo solo es por intentar quitarle hierro a un asunto que no me interesa y a veces incluso me incomoda. O mejor dicho, no me interesa perder el tiempo con esa clase de personas que se acercan a uno para ver si pueden conseguir algo, sea lo que sea. Me aburre en exceso la gente hipócrita e interesada, y por eso los espanto de un plumazo presumiendo de pobreza o mala suerte con bancos y negocios. Hay otras riquezas que me interesan más, y si tengo que dedicar un siempre generoso tiempo a lo humano, deseo hacerlo con personas honestas, alegres, generosas, amables y sencillas. Y sencillez no significa tener mucho o poco, sino simplemente obrar con esa sabiduría pretérita que nos aproxima a lo estrictamente necesario y a lo sumamente imprescindible.
El otro día estaba comiendo pepinos en la hierba con un buen amigo que había perdido en pocos meses algunos millones de euros. Lo contaba con cierto desapego, incluso con cierta alegría. «No importa lo que tengamos, sino lo que hacemos con lo que tenemos», decía mientras masticaba el pepino. Cuando se tiene tanto, tanto, tanto, puedes permitirte el lujo de comer pepinos en la hierba sin ningún tipo de prisa. Porque como él decía, lo importante no es lo que tenemos, sino lo que hacemos con lo que tenemos. Y ese tanto, tanto, tanto, no tiene nada que ver con la riqueza exterior, que es como la miel-dá para las moscas, sino con esa otra riqueza, la interior, que es sabia miel para las abejas espirituales, esas que colman de mayores reinos y satisfacciones nuestro ridículo paso por este planeta.
Así que cuando pasen los años y acumules sabiduría, comprenderás que la mayor de las riquezas no son esos reinos que podamos conquistar aquí en la tierra, sino aquellos que podamos conquistar para el espíritu. Por eso, y de esto empezarás a saber pronto si es que ya no lo sabes, nunca estaremos satisfechos, y conquistaremos esos cielos, estrellas, valles y montañas para seguir adelante.
un abrazo sentido…

Un delicado elogio


El regalo de un libro no sólo es un obsequio, sino un delicado elogio”.

Sthendal

Y resulta difícil elogiar en los tiempos que corren, pero siempre que tengamos oportunidad, no olvidemos desentrañar la fuerza de la generosidad y del amor a la humanidad. No me refiero al amor sensiblero a las personas cercanas, si no a todas las personas, a todo el conjunto humano.

Algo así escribía hoy de forma cariñosa y agradecida:

 

Estimado J.,

Agradezco de corazón tus palabras. Este mundo está necesitado de hombres buenos, pero sobre todo, de hombres mejores, generosos y llenos de humanidad, o mejor dicho, cargados de un sentido profundo de amor hacia la humanidad y de responsabilidad hacia la misma.

Estamos atravesando momentos difíciles, pero como dice ya el clásico, también son momentos de oportunidad. Haber perdido los ahorros de toda una vida y una hermosa casa no es lo peor que le puede pasar a un hombre. Le decía ayer a un amigo sevillano que existe una necesidad interior de estar atentos ante los hechos que acontecen, porque las cosas pueden ir siempre a peor. Así que mantengo el ánimo y la alegría a flote para que las circunstancias externas no afecten en exceso. La humanidad está creciendo, y nosotros lo hacemos con ella, por eso es tiempo de hollar el camino de la alegría, la reconciliación y la paz, interior y exterior, entre nosotros y entre el mundo.

Tu invitación para viajar a los Alpes Dolomitas es muy tentadora. Seguramente estaré sobre el 26 y el 27 de mayo en Ginebra, Suiza, quizás, si esas fechas os van bien, podríamos dar un salto hasta Trieste y así poder vernos y conocernos. Aprovecharía el viaje para llevaros personalmente los ejemplares de la segunda edición de tu libro.

Sea como sea, os estoy agradecido por tus atentas y sentidas palabras.

Recibe, tú y tu mujer, también un sentido abrazo

Carta a Hemingway


Estimado Hemingway,

La cultura, el arte, el espíritu, están viviendo tiempos oscuros. No queda otro remedio que seguir labrando las tierras y cultivos del alma, pero desde la férrea y oscura cueva, allá escondida, en los albores de recónditos bosques y preñados alaridos.

Decías hace tiempo eso de que el hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera. Disfrutaba de tus pensamientos en los tiempos en los que te leía cargado de libros y letras. Antes de que existieran los ebooks, y Amazón y ni tan siquiera Internet. Tiempos esos en los que navegar se hacía en barca por algún río o bahía desierta y lo de chatear era algo así como estar echado en una tumbona aplastado por los rayos de un sol primaveral acompañado de un refresco y una buena charla.

Buscando, como tú decías, la sencillez, ayer hice una especie de nueva quema de brujas. Lo primero que ardió en la chimenea plagada ya de cenizas fue un retrato tuyo que me ha acompañado durante varias décadas. Quisiste rebelarte porque las llamas no afloraron y solo un humo oscuro parecía no querer salir por el tiro de la chimenea. Es más, ennegrecieron todo el salón, teniendo que abrir todas las ventanas de la sala para que se ventilara tu espíritu rebelde.

Fue un presagio que vino acompañado de las palabras, ya por la noche, de otro poeta, esta vez de mi querido Whitman. Junto a él, y recordando la cultura, el mundo del arte y la poesía, cité los últimos párrafos de su poema: «¡Regocíjense, oh riberas y repiquen, oh campanas! / Pero yo, con lúgubre andar / Camino la cubierta donde yace mi Capitán, / Caído, frío y muerto«.

¡Oh capitán, mi capitán! Qué será de nosotros, los portadores de la luz, que entregada de llama en llama, ya no tenemos naves para seguir navegando, ni sangre en la voluntad divina de seguir jadeantes hollando los senderos y las oscuras plazas de valles y montañas. ¡Oh capitán, mi capitán! ¿Qué harán ahora los poetas, y los halladores del espíritu? La hoguera arde, pero como aquellos del Languedoc, seguimos de bosque en bosque, de cueva en cueva, trabajando en silencio por el espíritu y la luz, la lucidez y el propósito del alma.

Nadie quiere morir miserable


Estimado L.,

Me gustó mucho esa frase que también me hizo pensar: quiero ser peregrino, no vagabundo. Cuando has pasado muchas horas trabajando con vagabundos (he llegado a dormir con ellos cuando hice las prácticas de mi primera carrera) te das cuenta de lo fácil que resulta que la vida te arrastre a ese mundo. Y no me refiero a la indigencia física, sino a la moral, que es la peor de las indigencias. Ser pobre de espíritu es mucho peor que ser pobre de materia a pesar de las bienaventuranzas. Lo primero ni siquiera nos acerca a eso que vagamente llamamos humanidad. De ahí la importancia, en algún momento de nuestras vidas, de poder trascender nuestras miserias y albergar algún tipo de esperanza en el género humano, que a fin de cuentas, es el nuestro, aunque muchos lo hayamos olvidado.

Es bueno estar alertas para no caer en la tentación de la indigencia humana y moral. Es bueno estar despiertos para no terminar nuestros días de forma miserable, quizás rodeados de falsos idólatras y cientos de palacios, pero completamente solos y vacíos. Sin nada de valor que otorgar al mundo y los nuestros.

Sabes que te he escrito estas cosas desde el cariño y el respeto, y con ganas de que tu carrera vaya creciendo no solo hacia lo ancho, sino también en la vértical que hos ha de llevar a otros vuelos y visiones. Admiro tu sensatez y libertad y deseo que sigas siendo así: un alma libre.

Lo de pensar en las ballenas o en los etíopes es solo una forma de aproximarnos a ese otro mundo que a veces se nos escapa y que está más allá de nosotros mismos. Es solo una forma de sentir en la piel nuestra algún tipo de sensibilidad hacia el mundo que nos rodea. Ese mundo en el que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

Tú eres un buen escritor, no te preocupes por eso. Nuestro reto, a partir de los bienes raíces que la vida nos ha dado como apoyos, siempre será ser buenas personas. Y en nuestro espíritu libre siempre estará el deseo de ser mejores.
Felicidades de corazón por el espectáculo. Que la fiesta continue… y nos vemos en unos días en el Caribe…

Un abrazo sentido,

J.

Sobre la vida mendicante. Entre chozas y palacios


Estimado Fernando,

Gracias de corazón… todo un detalle… hermosa la reseña que has escrito en el periódico y que da más vida a tan sospechoso libro editado en Séneca (Escrito en un libro)

Agradezco también la gestión del piso en Madrid. ¿Cómo, cuanto?

Pues teniendo en cuenta que hace unos años vivía como un marqués en una granja de caballos de más de dos mil hectáreas en el norte de Alemania, que hasta hace unos meses vivía entre embajadas y embajadores en lo más selecto del barrio de Salamanca, que príncipes y princesas me ofrecen vivir en otros palacios, en fincas gigantes que tardaría días en recorrer a pie, y que no deseo regresar pro tempore a mi bonita casa cordobesa de más de cuatrocientos metros de cristal diseñada con el más puro de los números áureos y que lo que deseo, al menos hasta que pase la crisis, es vivir como lo hacía cuando dormía en el desierto del Gobi, o en la sabana etíope, o en las selvas de la India, o en la frías tierras del norte de Escocia entre pruebas iniciáticas, monasterios y vida eremítica, pues algún término medio, como el Buda, pero más tirando a choza que a palacio, por lo de la crisis.

Si no hay muebles no me importa, porque un monje-guerrero se apaña con una mesita y una cama de paja. Decir «algo que no sea muy caro» suena a perogrullada tal y como están los tiempos, que los que malvivimos de la cultura andamos como monjes mendicantes, aunque pasado mañana me marche invitado a «La Romana» con la jet de la más selecta República Dominicana, y a la vuelta sólo tenga ganas de vomitar y vivir en la calle ante tanta irracional cordura. 

En fin… ¿habrá algo para un príncipe de la luz, pero con ganas de vivir un tiempo entre las taoístas tinieblas, las puertas de todo misterio?

un abrazo sentido y gracias de corazón… 

Carta a un escritor


Querido Otro Loco,

claro que no me marcho, claro que no me voy. Bueno, algo de mí se va, pero no todo. De esta tierra eran mis abuelos y mis padres y mis ancestros. Quería romper con ese hechizo generacional, devolver cierto orgullo de raza, cierta recompensa por tanto sufrimiento. No sé si rompí el hechizo. Realmente no lo sé. Pero tierra adentro, allá donde los gusanos suelen hacer de las suyas, algunos habrán notado ya que algo ha cambiado en esta tierra. Sembramos semillas, creamos poesía, recitamos versos, escribimos novelas y ahí están, para la memoria colectiva de esta nuestra gente. Soy un peregrino, quizás, como tú dices, mi viaje era de ida y vuelta, y quizás ya ha llegado el tiempo de ir a otra parte, a cual feriante, para seguir dando espectáculo. Así somos los gitanos, almas libres.

En todo caso, como digo, no me marcho, la vida casi me arrastra fuera, a otra parte… Algún día con calma te contaré el doble sentimiento que tengo, uno de agradecimiento, otro de rabia… pero eso será otro día…
Y volveré, claro que volveré, siempre volveré, y nos veremos y charlaremos…
Siempre eché un poco de menos el poder tener una vida normal. El ir por las tardes a correr o ir en bici… Pensaba en ti cuando pensaba esas cosas… Pero la vida siempre me lleva de un lado para otro… Y me ha sido imposible echar raíces en este lugar… Quizás ese sea mi drástico destino…
Luego también me dolió el no haber podido ir a la presentación… Y luego pensé que era una especie de maldición, porque no fui a la primera ni a las siguientes… Algún día romperemos el hechizo, porque cuando tengamos sesenta y setenta años seguiremos presentando más libros… ya lo verás… Es nuestro destino… Y lo haremos…

un abrazo sentido… y gracias de corazón por estar ahí…

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De: R.
Enviado el: viernes, 20 de enero de 2012 23:52
Para: javier.leon@editorialseneca.es
Asunto: Otro loco…

Estimado amigo Javier, por lo que puedo seguir desde la distancia que marca tu blog, parece ser que donas tu hermosa vivienda a los carroñeros que tan bien alimentados andan en estos tiempos. Por cierto, deberían ser más prudentes en la ingesta bulímica, no sea que, llegado el colmo del estómago, revienten por no poderle dar cabida entre las esqueléticas formas de una sociedad hambrienta y agonizante. Y esa donación, o quizá sea mejor decir dación, que parece ser que es el verbo que en estos últimos años se utiliza para legalizar el verbo robar, al menos te permitirá recuperar esa libertad que te oxigene para recuperarte del esfuerzo y poder seguir el camino. Y, ahora, descargado del lastre que te aprisionaba, volverás a remontar vuelo en tu incansable búsqueda de El Dorado.

Amigo Javier, nuestra relación no ha ido más allá del cruce de unas cuantas palabras para hablar de todo y de nada. A pesar de ello, creo que he logrado captar tu esencia para dar respuesta a ese comportamiento que algunos tachan de extraño y que yo subrayo de valiente. Desde que te conocí, siempre supe que cada día que pasaras aquí en Hornachuelos sería un acercamiento a tu marcha. Tus sentimientos no son esclavos del apego y tu alma es errante. Siempre estarás dejando atrás historias de vida para dar cabida a otras nuevas.

Parece ser que tu etapa aquí, en el Sur, en Hornachuelos, llega a su culmen. Es posible que tú y yo no volvamos a vernos. Y, es por ello, por lo que te escribo estas letras para transmitirte, antes de que pudiera romperse definitivamente la comunicación entre nosotros, que tus locuras me han permitido ser un poquito más feliz; que a Hornachuelos has traído un soplo de aire fresco que muchos falsos alquimistas melojos no supieron encontrar; que has generado una energía positiva que ya nunca se podrá destruir.

Amigo Javier, no te voy a ocultar el sentimiento de desasosiego que me provoca tu marcha, seguramente porque yo soy mínimamente parecido a ti y en muchos momentos me he sentido identificado contigo. No te digo adiós, es muy probable que en tu extenso vocabulario no existan palabras que implican la derrota del punto y final, simplemente hasta pronto…el destino es caprichoso y no debemos descartar que algún día nos volvamos a cruzar vagando por el camino a la búsqueda de El Dorado.

Perdón, no puedo dejar en el olvido un reproche que como un tatuaje llevo gravado en el ego. Ambos compartimos la filosofía de que la literatura debe salir de la solemnidad de bibliotecas y foros de erudición para mostrarse bajo la lona del circo, dando espectáculo. Y, ése, ha sido mi propósito. Y no te voy a negar que me hubiera gustado haberte podido mostrar alguna de mis tantas actuaciones de payaso para disfrutarlas juntos. Aún puedo recordar las caras de pavor cuando en la presentación de mi libro, en La Carlota, les predije a varios del público su próxima fecha de muerte. Sé que a una chica en concreto le llegué a ocasionar excesiva presión emocional, pero también sé que les supe transmitir que La Maldición.. es un terror psicológico como el que ellos sintieron esa noche durante más de cuarenta y cinco minutos en los que, a pesar de no creerse mis predicciones, jugaron en su imaginación con la posibilidad de que sí pudiera ocurrir. Días después, me llegaron noticias de que a muchos carloteños les había dado rabia no asistir a la presentación.

Amigo Javier, seguiré escribiendo y divirtiéndome sin buscar otras pretensiones, salvo la de divertirme con la palabra.

Un enorme abrazo, y como tú dices, que sea muy sentido.

R.

Eme de marica


Estimado Eme,
Ayer te vi en ese programa rancio y casposo donde participas… sentía curiosidad por lo que decías sobre el caso Garzón…
Ahora resulta que te has convertido en el más legal de los legales… Solo te faltó decir que el Sistema funciona y que los jueces son unos santos del copón… Parece que ya olvidamos lo que pasó, lo que pasa y lo que pasará si no se habla un poquitín más claro.
La verdad es que la deriva en la que estás al menos sirve para que otros se mareen.
Pero claro, todo esto son solo visiones, como me dijiste la última vez. La visión de los ciento cincuenta pelotas que te acompañan, sin criterio ni fundamento, supongo que siempre será más conveniente… Porque supongo que se trata de eso, ¿no? Arrimarse o venderse por cuatro duros a lo más conveniente…
Te has vendio’ macho… Al Sistema, y en mayúsculas…
Patético…
Eres un eme de marica… o de mariquita, mejor… 

Carpe Diem


Estimado L.,
tras pasar la noche y el día de reyes con M., su siempre inspiración me sirvió para hacer un fugaz viaje hasta Madrid y reconciliarme con la vida, la bella vida. Con ese acto renunciaba definitivamente al pasado, el cual había estado unos meses luchando hasta la muerte por volver, y renunciaba también a la vida palaciega que me ofrecía. Me sentí en cierta forma algo libre. Me reencontré con cierta esencia de libertad.
Días más tarde, reflexionaba sobre el futuro. Y el futuro se presenta como una tabla rasa en la que cada día podemos dibujar un paisaje diferente, distinto. La reflexión y la conclusión me llevó a que esta mañana diera en dación en pago mi casa al banco.
En lo espiritual no ha sido una decisión dura. Renunciar a los apegos, a las cosas materiales es algo que aprendí hace ya algún tiempo cuando, por cosas del camino, descubrí que lo más preciado que tenemos siempre es la frágil y volatil vida que respiramos cada día. Así que en cierta forma me siento de nuevo doblemente liberado, porque realmente no he perdido nada que valga la pena excepto el esfuerzo material de la mitad de esta existencia, y a cambio creo que he ganado mucho. Especialmente en valentía, dignidad, libertad y honor. Especialmente en la oportunidad de reinventarme de nuevo, ahora empezando de cero. 
Así que nuestro querido carpe diem se refleja con cierta profundidad en estos días de decisiones duras pero decididas. Un momento difícil pero que asumo con cierta tranquilidad interior, dando largos paseos por la campiña, por el monte, pero sobre todo, por las oquedades del interior. 
A partir de mi vuelta de República Dominicana empezaré a buscar un nuevo lugar. Quién sabe, quizás en el norte de España. No descarto Cantabria, Galicia, pero sobre todo, Asturias. 
M. me ofrece algún lugar en Galicia. Lo valoraré… Pero Asturias parece la más ideonea. Estoy algo cansado de este viaje por tierras del sur, o mejor dicho, de las cosas que han pasado en esta hermosa tierra a la que le estoy agradecido por todo lo que me ha dado y enseñado. Han sido cinco años llenos de experiencias increíbles. Ahora necesito viajar de nuevo hacia el septentrión y renacer en una nueva tierra, en aquella tierra prometida que los utópicos de todos los tiempos buscaban sin parar. 
Ya te contaré a la vuelta del Caribe. Mientras, seguiré paseando con la grata compañía de Cioran y Schopenhauer, los cuales me acompañan en las lecturas a media tarde. 
un abrazo sentido…
J. 
(Foto: contemplando mi casa desde la distancia. Cuando entre la muerte y nosotros ya nada se interpone, lo único que nos queda es vivir profundamente nuestras vidas).

La herejía de soñar con la Moneda Única Mundial


Estimado M.,
Tu empeño anti-euro me recuerda a la anécdota que contabas de tu abuelo cuando seguía empeñado en llevar la diligencia contra los avances del ferrocarril y el coche de motor… Seguimos en los mismos patrones familiares, llevando la herejía hacia el pasado y no hacia el futuro… Sigo pensando que el problema no es el Euro… Pero resulta escabrosamente más sencillo arremeter contra él… ¿Por qué nadie habla de la deuda, de esa manía nuestra de crecer y crecer y tener no una sino siete casas y no uno sino siete coches? ¿Por qué nadie habla de la satisfacción de invertir en las cosas intangibles dejando de un lado lo tangible?
Y hablando de fuentes… Mis fuentes cercanas dicen que el Euro es un proyecto de futuro que debería seguir creciendo para algún día, quizás en 200 o 300 años llegar a la Moneda Única Mundial(MUN). Mis fuentes cercanas dicen que si fracasa el Euro, esos planes se retrasarán otros 100 o 200 años más… La lógica dice que los pueblos deben ahondar en la paz, y que para ello deben buscar sus semejanzas y ahondar en ellas… ¿La peseta? ¿qué es eso? Es como si alguien me habla de las diligencias del lejano oeste… bonitas y románticas, pero que nadie cogería para hacer un viaje largo…
un abrazo sentido…

¿Volver a las cavernas?


Estimado M,

Y ya puestos a volver a las cavernas, ¿por qué no volvemos al maravedí o al real o al óbolo o al ochentín o a la onza? Quién mira al pasado atrae al pasado y deja poco margen para imaginar un futuro diferente y mejor. La peseta, además de tener un nombre hortera y trasnochado es igual en Bilbao, Barcelona, Cáceres o Linares y no pasa nada, aunque en Linares cuando tomes una cerveza te regalen por un euro una tapa y en Barcelona la tapa y la cerveza te cuesten seis euros. Lo mismo pasa en Europa, pero echamos la culpa al Euro porque es más fácil y más tangible que echársela a nosotros mismos, a nuestra avaricia por acumular y endeudarnos y vivir a tutti pleni a costa de los créditos que ya no podemos pagar…

La parcela donde vivo ahora me costó cien mil euros que pagué con mis ahorros-especulativos-inmobiliarios que traía de Barcelona. Ahora por poco menos compras una calle más arriba cuatro parcelas igual de grandes y mucho mejor acondicionadas. Cuando llegué de Barcelona tenía doscientos mil euros de ahorro y cinco años más tarde tengo una deuda de cuatrocientos mil euros. No sé si la culpa la tiene el euro o no, pero joder qué ganas tengo de vender y comprar de nuevo y volver a empezar y esperar tranquilo a que pase todo esto… El problema es que ahora no puedo… antes sí… El problema no es del euro, sino de esa manía nuestra de crecer sin equilibrio, sin mesura, sin orden. La naturaleza crece en cierta armonía, el hombre, lo humano, ha roto ese ciclo vital donde lo moderado, la justa mesura, es causa y efecto de un plan mayor.

un abrazo…

(Foto: Pintando la entrada de la casa para que esté bonita para el encuentro del fin de semana. Contestaba así a un artículo sobre la «necesaria» vuelta a la peseta para resolver nuestros males económicos. Lo que hay que hacer es volver a la sensatez, y no a la peseta. En todo caso, promover la Moneda Única Mundial o MUM)

Sólo lo que nace del corazón es rentable


Querido Luis,

acabo de leer tu libro epistolar con Mario… La verdad es que es un libro muy íntimo y profundo, con grandes enseñanzas de la vida, de los miedos, de la amistad, del supremo bien que es el compartir… Un libro generoso y auténtico, un libro tremendo, si me permites la expresión.

Debo reconocer que me ha removido mucho. Especialmente porque tus procesos los pude vivir y compartir en un trozo importante de tu vida. Lo llamabas el «Cruce del Estrecho»… Y admito que ambos, cada uno en su nivel y a su estilo, andábamos cruzando ese estrecho.

En mi caso la otra orilla estaba a cinco años de distancia, además con marejada y tempestades que han perturbado mucho la trayectoria. Ni siquiera sé, ahora que miro todo con cierta distancia, si la he alcanzado del todo. Pero lo que sí es cierto es que ambos hemos avanzado, y mucho, en todo ese proceso…

Y cuando leía tus páginas y recordaba las anécdotas que en ellas se mencionan y que compartimos en muchos momentos entrañables, me pregunto que sentido tuvo todo aquello.

Hablamos insistentemente entre diferenciar una idea romántica de otra rentable. Fíjate como es la vida, que al final perduró lo primero sobre lo segundo. La empresa nunca fue rentable, pero siempre fue romántica y quizás por ello, por esa fuerza que intervenía desde otros planos alejados a la razón del balance y la lógica del cash flow haya podido sobrevivir en unos tiempos sin duda difíciles. Esa idea me conmueve y me lleva a la conclusión de siempre: solo lo que hacemos con el corazón termina venciendo.

Cinco años han servido para atestiguar que realmente es así. Y eso vale en todos los campos de nuestra vida: en la familia, en el amor, en la amistad, en el trabajo, en la intimidad, en nuestra interrelación con el mundo… Sólo lo que hacemos desde el corazón tiene vistas de triunfar. Por eso querido Luis, Séneca sigue existiendo, nuestra amistad sigue existiendo y todo lo importante en nuestras vidas sigue existiendo. El resto, lo demás, va cayendo poco a poco, dejándose tambalear por las fluctuaciones del tiempo, del clima, de las tormentas interiores y exteriores…

Quizás, en esa travesía por el estrecho, ese haya sido nuestro aprendizaje: «solo lo que nace del corazón es rentable«.

Un abrazo sentido,

Javier

¿En qué onda vibramos?


Estimado amigo,

Hay personas que te tienen un exceso de cariño y celo y que simplemente, desde su más absoluto y discreto anonimato sienten la misma rabia que yo por todo lo que está pasando. Hay una cuestión de fondo que no percibimos y no queremos afrontar, por eso cargamos contra ellas y sus «mentiras». Pero las cosas, desde un plano más arquetípico y causal tienen otros registros diferentes que podría ser interesante observar.

La perturbación interior de la que hablas, que es un diagnóstico certero, es precisamente lo que está ocurriendo en la gente, al menos en algún tipo de gente que no ha sido capaz de adaptarse a una nueva calidad de energía. Pero es natural. Ahora que lo pienso desde hace días es natural que lo viejo se estremezca ante lo nuevo. Es cuestión de onda de vibración. En el 2008 había un hombre amable que hablaba del Tao y eso atrajo a una clase de gente, a una cierta clase de onda de vibración. Ahora, en el 2011, aparece un hombre cabreado que habla desde otro medio cabreado, sobre políticas y asuntos «importantes» y «serios»… Eso atrae a otro tipo de gente y por lo tanto a otro tipo de onda de vibración. La calidad de esa onda o de esa gente es lo de menos. Lo interesante es que la otra gente, la otra calidad de onda, está desapareciendo, y de ahí la perturbación interior de muchos. Por eso, no es que sea «mentira» lo que dijo esta o aquella persona, es que hay muchos como ellos que están literalmente hablando en «otra onda»… Una onda anclada en el el 2008 que ya no existe. Por eso la «mentira», la desilusión, la confusión y cierta decepción interior…

Y por eso, simbólicamente, la gente que vibraba en esa otra onda no estaba presente en la presentación del libro. No es un dato importante. Es simplemente un análisis de donde estamos y de donde venimos para saber a donde queremos ir. No tengo duda de que todo eso lo tienes claro y a nosotros, al menos a los que te queremos desde la sinceridad, debemos aceptarlo con cariño y saber respetarlo… Eso no quita que puñeteros como yo te estén dando la paliza padre para ver si ese es el camino que quieres y si será el que mayor beneficio y rédito te de a medio plazo… Personalmente creo que no, pero esto es solo una cuestión personal y una opinión fundada en mi propia cosmovisión de las cosas.

Es hermoso ver en qué frecuencia vibratoria estamos, y por lo tanto, qué clase de gente atraemos a nuestras vidas, qué clase de suerte nos llega y qué clase de fortuna arrastramos hasta nuestras experiencias en función de nuestra onda de energía interior. ¿Quién ha llamado a las puertas de tu casa? ¿Qué te ofrece? ¿Qué clase de mensaje aporta desde lo más interior del universo? ¿Qué clase de suerte nos acompaña? Sólo tenemos que estar alertas para saber si la onda en la que estamos es la más apropiada para nuestras vidas. Y si no es así, solo debemos modificar nuestro interior para que el exterior se manifieste de diferente forma.

Y luego, la pregunta, la gran pregunta: ¿qué clase de onda, de vibración, de energía, queremos para el mundo? ¿Qué estamos ofreciendo a la vida? ¿Qué deseamos ofrecer a la existencia? ¿Qué perturbación o vibración dejaremos en este bello planeta cuando ya no estemos?

El árbol de la vida


Mi querida T.,

Gracias por tus siempre sentidas palabras… He copiado tus dos hermosos versos y los he pegado en el Twitter, al cual me estoy aficionando… Así que agradezco la inspiración de los mismos, que como amante de la buena poesía y del buen escribir, adoro con cierto grado de locura…

Gracias también por el consuelo… Estoy bien, de verdad, pero a veces, cuando la luz del día nos deja y llega la noche, cierta nostalgia y melancolía se apoderan de mi alma… Y entonces encuentro refugio en las letras, en los escritos, en la belleza del encuentro con lo esencial… Es poderosa la enseñanza y ando aceptando todo aquello que el Destino antoja como necesario para seguir inscribiendo en nuestras páginas vitales la experiencia que nos ha de conducir hacia la virtud y el talento, hacia la generosidad y el desapego.

Sigo aprendiendo del árbol de la vida y del conocimiento, ambos presentes en el Edén de nuestras vidas. Y también en la película que vi ayer de mi querido Malik. Al principio puede parecer una película aburrida, pesada. Como si llegaras a casa y siempre vieras la misma imagen: tu pareja sentada en el sillón, sin hacer nada, sin provocar nada. Pero luego, cuando estás a solas y recuerdas la película, entiendes cuan hondo ha calado su mensaje. Al igual que cuando esa persona que siempre estaba ahí, en el sillón, acompañando nuestras vidas, de repente desaparece, y entiendes cuan importante era su presencia, sus silencios, sus miradas. Son cosas que aprecias con la pérdida, con el tiempo, con el silencio, con la soledad, con la reflexión, con el sentir. Como la película de Malik que nos transporta al mundo de la familia, pero sobre todo, al mundo de la existencia. Así es la vida, y así debemos contemplarla. Con aceptación, con amor y con respeto. Recogiendo una y otra vez los frutos del árbol del conocimiento y de la vida…

Gracias de nuevo y un fuerte abrazo sentido…

¿Qué ves cuando no ves?


Carta recibida de una buena amiga que me ve con buenos ojos. Con su permiso, me ha gustado tanto que me permito compartirla. Gracias de corazón por estas dulces palabras que resucitan a un muerto… Así da gusto seguir apostando por la esperanza… y por el amor… Da gusto saber que hay ángeles capaces de escribir cosas tan hermosas hacia otro ser humano… ángeles sintientes capaces de ver lo bello de entre el alboroto de este mundo… Qué bello sería el mundo si fuéramos capaces de ver en el otro su parte más profunda y hermosa…  Gracias de corazón…

……veo un hombre sensible, tierno, romántico, fiel, reflexivo, frustrado en este mundo donde no se siente comprendido ni de niño ni de mayor…y que siente que no encaja en este mundo…sueña con otra casa, otro mundo, otras personas como él….anhela el amor profundo y la entrega incondicional y la grata felicidad de estar «en casa» con los suyos….veo un hombre soñador, creativo, juguetón y complaciente cuando se siente a gusto y correspondido….siento un hombre cariñoso, mimoso, y entregado en el amor verdadero cuando su corazón late en armonía con su compañera del camino…..un hombre dispuesto a arriesgarse en todo por conseguir lo que su alma anhela y reclama…..un hombre capaz de remangarse para trepar al árbol más alto y coger la manzana más apetitosa para su amada caprichosa…..veo un hombre que disfrutaría saltando la valla más alta para entrar dentro de un jardín de rosas silvestres y coger la más bella y entregársela a su dama con las manos ensangrentadas por las zarzas que decoran el camino del rosal.

Veo todo un hombre….como pocos que hay, que en este mundo valga la pena arriesgarse por él…….y por el cual valdría la pena apostar por un amor como el suyo….. cualquier mujer a su lado debe sentirse una dulce privilegiada…. ¿quien será la elegida?….bendita sea entre todas las mujeres…..

Carta a un católico de un hijo de las luces


Estimado R.,

Perdona que no te haya contestado antes pero septiembre ha sido de vértigo, así que aprovecho ahora que me has llamado para puntualizar lo que ya te he adelantado por teléfono.

La masonería es una escuela iniciática en la que, a medida que vas avanzando en ella te das cuenta de todo su origen cristiano y su conexión inevitable con la Iglesia Católica. Muchos masones y católicos contaminan este hecho con falacias y propaganda insulsa, pero lo cierto es que masonería y catolicismo están más conectados de lo que muchos creen.

Los masones antiguos construían templos cristianos y católicos, los modernos, templos interiores, pero su esencia es cristiana y católica y eso se ve claramente en sus ritos y costumbres, en sus signos y símbolos.

Las contradicciones de las que hablas nacen de la ignorancia pura y dura, que es el mayor de los pecados humanos. Por eso los masones reclaman luz, más luz, siendo ellos mismos muchas veces cegados por la misma. En mi libro (yo he venido a hablar de mi libro) Antiguos manuscritos hago una crítica feroz a esa ignorancia de los propios masones y católicos…

Lo importante, y tú lo has expresado muy bien es que nos reconozcan por nuestras obras, y no por nuestras afiliaciones. Lo importante es que el resto de la comunidad diga de ti lo que eres por ser buen hombre, buen padre, buen amigo. Todo lo demás solo son sistemas que pretenden mejorarnos como seres humanos, ya sea desde la compasión cristiana, la fe y la esperanza judía, desde la luz cabal de los sistemas iniciáticos, la práctica de la voluntad búdica, la mística musulmana, la devoción hinduista o… Todo esto solo son manifestaciones de un mismo espíritu que supera el entendimiento racional. Son productos culturales que se adaptan a cada pueblo y tiempo para expresar una única verdad. Todos los místicos de corazón lo saben y llegan a esta misma conclusión. Todo es Uno, y solo el hombre es capaz, con su mente dual y circunstancial, separar la Unidad.

Lo importante, como digo, es ser buena persona, y hacer de este mundo bueno, un mundo mejor… Al menos luchar todos los días para dejarlo mejor de como lo encontramos… Ese es nuestro reto como personas, como sociedad y como generación… Pulir nuestra piedra humana para construir un edificio social excelente… Como esos templos antiguos que se alzaron para conmover al espíritu y traerlo a la luz… ¡¡¡luz, más luz!!!

un abrazo sentido y fraternal…

Cartas


 

La Montaña, a 19 de agosto de 2011.

Estimados amigos,

Recibo “cartas” -aún me gusta llamarlas así- desde México, desde Alemania, desde Inglaterra, desde Francia, desde Perú, desde Estados Unidos, desde Argentina, desde Brasil, desde Israel, desde la India, desde Dinamarca, Pakistán y Etiopía… Incluso el otro día me escribieron desde una isla recóndita de un mar perdido que aparece tímidamente en los mapas y de la que nunca había escuchado hablar. Y sobre todo, muchos escritos desde nuestra piel de toro. En agosto, cuando el tiempo parece dilatarse, siempre robo alguna hora a la escritura epistolar. En ella derramo sueños, tristezas, alegrías, promesas, ilusiones, proezas y cosas del día a día. A pesar de que estos días el ánimo acontece como una noria desbocada, siempre hay tiempo para refugiarse en letras sentidas.

Antes de que existieran estas máquinas que ahora parece que nos facilitan la comunicación, las cartas eran manuscritas, cargadas de dibujos que hacías a los bordes. A veces una plantita o una flor acompañaba estrujada entre sus hojas. Siempre las empezaba con una localización espacial y temporal. Era hermoso ver llegar al cartero con cientos de cartas, cada una con su peso, con su olor específico, con su tamaño, con sus adornos y con regalos que acompañaban a las mismas. Recortes de algún periódico, fotos, la copia de algún texto interesante, un trozo de tela…Ahora todo es diferente, pero sigo sintiendo ese gusanillo cada vez que recibo un mensaje cargado de emoción y sentido.

Cualquier otra persona podría haber renunciado a este tipo de escritura. Especialmente ahora en la que los mensajes suelen ser cortos, superficiales, casi rozando lo antinatural en las relaciones que pretenden ser profundas. Alguna vez ya hablé de la enfermedad de lo breve, de crear relaciones superficiales de hola y adiós. Por eso la relación epistolar siempre ha estado muy presente en mi vida, por esa necesidad de hacer de las relaciones algo intenso. Admito que en la sociedad en la que vivimos es arduo y difícil. Las relaciones, sean del tipo que sean, suelen ser cada vez más complejas y superficiales. Estrechar los vínculos del compromiso, la seriedad y la responsabilidad son valores que se están perdiendo. Ahora se embriagan de funcionalidad, interés, merchandising, apariencia y todo eso que tiene que ver con lo epidérmico y superficial.

Bueno, sirva esta como una carta, porque, visto lo visto, no había caído en la cuenta de que cuando escribo en este espacio que nos hemos regalado, es como si escribiera auténticas cartas para auténticos amigos. Cartas que leen a diario entre trescientas y quinientas personas diarias según las estadísticas. Cartas que llegan a muchos países, porque todos los que estáis ahí detrás llegáis de los lugares más insólitos. A veces me gusta mirar el mapa, lo admito, y ver de cuantos países vienen. Y es sorprendente cuanto pueden llegar a viajar estas “cartas” lanzadas al viento. Me alegra saberlo, me alegra saber que estáis ahí, y me alegra compartir un trozo de esta loca vida con vosotros.

Un abrazo sentido a todos…

 

Foto: Desde el lugar donde escribo ahora… Mi nuevo rincón, mi nueva perspectiva para seguir soñando…

Carta a un viejo amigo


Estimado E.,

Ahora comprendo porqué son ya casi más de treinta años de amistad. Estuvimos ahí en los buenos momentos, resistimos a las risas, las alegrías y los encuentros. Pero también estuvimos ahí en los malos momentos, cuando empezamos a conocernos y resultaba que no todo era tan bonito. Fue cuando vimos que las diferencias eran mucho más pesadas que las coincidencias. Pero llegó un tiempo en que la conclusión fue extraña y hermosa a la vez: pesó más la amistad y el amor que sentíamos el uno por el otro. En lo bueno y en lo malo, siempre estábamos ahí, apoyándonos, abrazándonos sentidamente.

Y es extraño, digo, porque había momentos de nuestro recorrido vital en el que no nos soportábamos y en que nuestras diferencias vitales podían más que nuestras certezas. Por eso cuando después de tantos años me sigues llamando puntual y expresas ese “mi querido hermano”, me siento tranquilo y compensado con la vida. Hemos reconocido nuestras virtudes al tiempo que reconocíamos aquellas cosas que menos nos gustaban el uno del otro. Me hacía gracia cuando al principio discutíamos constantemente sobre política para luego limar las diferencias en nuestras partidas de tenis de mesa, o en nuestras carreras locas en bicicleta por aquellos bosques que tanto amábamos o volando en parapente por aquel Pirineo que ahora extraño. Treinta años dan para compartir muchas vidas, y nosotros las hemos compartido todas. La muerte de nuestros seres queridos, el nacimiento de nuevos seres, el amor y el desamor… Treinta años son muchos años, y siempre he pensado mucho sobre la longevidad de nuestra amistad, sobre todo cuando siempre hemos sido tan diferentes y, sin embargo, tan amables y generosos… Siempre ayudándonos cuando uno u el otro lo pasaba mal, y siempre estando ahí, de alguna forma, aunque la distancias siempre nos separaban y unían a su antojo. Ahora, que ya nos hacemos viejos y seguimos luchando con la vida, podemos estar agradecidos a este regalo que el universo nos otorgó. Nuestra amistad, verdadera y sincera, convertida en hermandad no de sangre, pero sí de espíritu, que ha sobrevivido a todos los avatares y que, presumiblemente, nos acompañará hasta el final de nuestros días…

Que así sea querido amigo, por siempre…

Tu hermano que te quiere…