El Valle del Silencio


Hoy me he encontrado con dos frases que me han gustado especialmente. Una es la que relata un autor en un inédito referente a unas palabras de Pessoa el cual, mientras paseaba solitario por las calles de Lisboa, dijo aquello de que todos tenemos motivos suficientes para creernos geniales e incomprendidos… Sin duda es cierto porque como decía una amiga el otro día, lo terrible del ser humano es que se siente solo ante el universo infinito… y eso nos hace geniales, pero sobre todo, incomprendidos. La otra frase la he encontrado en un mail donde se ofrecía la posibilidad de comprar un monasterio en una hermosa zona del Bierzo. En el apartado de la dirección del citado lugar aparecía el nombre de «El Valle del Silencio»… Me ha parecido extremadamente hermoso. Hay tres lugares que designan motivos espirituales: el desierto, el valle y la montaña. El primero es relevante en cuanto nos permite enfrentarnos a nuestros demonios internos, sucumbir a la llamada interior o mostrarnos firmes ante los obstáculos del camino, en soledad, como aquel que estuvo sus cuarenta días y cuarenta noches luchando contra la adversidad. Una vez superado el periodo liminal, ocurre la iniciación que nos lleva a caminar hacia la montaña, previo paso por el valle. Es allí donde nos preparamos para la ascensión, donde aprendemos, donde consultamos y observamos todo cuanto pasa. Allí ayudamos y nos ayudan y es preciso ver más allá para emprender el correcto camino hacia la correcta montaña. Y luego la ascensión… inevitable, dura, solitaria de nuevo… De ella poco se puede decir porque se trata de un camino totalmente personal para llegar a un lugar totalmente impersonal…
(Foto: El Valle que precede a la Montaña de los Ángeles, octubre de 2005)

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