Para algunos la religión es terriblemente mala. La mayoría la ignora y un pequeño grupo la vive intensamente en sus carnes. Para mí resultaba increíblemente conmovedor ver como cinco monjas podían cambiar y transformar la vida de tantos y tantos niños a cambio de una entrega total a ellos. Por eso los niños, conscientes del regalo, rezaban con auténtica devoción. Y yo con ellos cuando veía el milagro de ver resucitado el espíritu humano…