¿Qué somos cuando no somos? Me he planteado esto muchas veces a lo largo de mi vida. Lo humano vive enmascarado, fingiendo todo el día cosas que no son, practicando oficios que no sienten. Máscaras que se esconden detrás de más máscaras para evitar la atenta mirada del observador. Y todo es porque tenemos miedo. A expresarnos, a fluir, a sentir. Tememos nuestro propio programa, nuestro Propósito más interno. Tememos al otro que es reflejo de lo bueno y lo malo que llevamos dentro. Ayer alguien hablaba de los «rumanos» con cierto desprecio. Noté cierta incomodidad en la charla y apunté, que quizás, en vez de «rumanos» se estaba refiriendo a «personas», humanas, por supuesto. Y de repente, tres o cuatro voces clamaron en un concierto aterrador: «rumanos». Y yo me preguntaba que es esa cosa a la que llaman rumano y que tanto temen… ¿A qué tienen miedo? Va expreso mi amor a los rumanos, que en su condición de personas, saben amar y llorar cuando el tiempo y la cirscuntancia lo requiere. Algunos olvidaron eso… olvidaron su propia condición humana, y de ahí el desprecio hacia el «otro». ¿Qué máscara llevamos hoy? ¿A quien tememos hoy? Desearía ser impermanente a cada instante… auténtico a cada instante… En cuanto llegue a la Montaña iré en búsqueda de esos rumanos… Quizás necesiten cobijo, o un trozo de pan… Les daré las llaves de mi casa y les diré: «esto es vuestro hermanos». Y si no soy capaz de ese acto, entonces seré rumano con ellos… o seré un nuevo cobarde, hipócrita, lleno de máscaras y destellos de un temor no superado… Si conocéis a algún rumano, perdón, a alguna persona que esté pasándolo mal, por favor, que venga a la Montaña… Allí tendrán cobijo y algo de comida, aunque sea un trozo de pan para mojar en un humilde plato a rebosar de aceite… Estoy cansado del mundo falso…
(Foto: El Águila Roja escribiendo poesía… qué forma más hermosa de expresarse sin máscaras).
