Tres horas pueden parecer pocas, pero si están llenas de intensidad y experiencias, de emotivos encuentros, entonces un universo entero se mueve alrededor de ese tiempo sin tiempo. S. es la niña rebelde del grupo, pero hoy me ha sorprendido gratamente. Tras unos días insoportable en la biblioteca, hoy venía en son de paz, con ganas de encontrar un hueco de reconciliación. Ha llegado y me ha pedido algún libro para leer. Luego se ha sentado educadamente y en silencio ha empezado a hacer las «tareas». Me ha sorprendido este cambio radical, y espero que dure durante mucho tiempo. Nunca he creído en el fracaso de los niños. Todos son talentosos y potencialmente sabios. De pequeño yo mismo fui un niño problemático en ese sentido: mal estudiante, vago, excesivamente introvertido y tímido, despistado… Nadie hubiera dicho que acabaría en la universidad, y menos aún buceando en la cultura o luchando por un doctorado… Por eso siento ya cariño por S. Ella está en un momento decisivo. Deberá elegir entre uno u otro camino, y espero que entre todos podamos llegar a buen fin. No he podido evitar compartir una caja de bombones con forma de corazón que me regalaron en Alemania. Cada bombón era un corazón rojo que guardaba un riquísimo chocolate negro. Compatir simbólicamente esos corazones era un pacto de amistad y agradecimiento. Al principio pensé que los niños no vendrían a la biblioteca, pero ahí estaban, con sus cosas de niños, alegrando la tarde una vez más… los echaré de menos cuando esté en la India…

Qué suerte S. al haberte encontrado, seguro que serás una gran influencia ydentro de muchos años, recordará el bombón de la caja roja…lo sabes, verdad??
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Javi, me alegro mucho de lo conseguido……………por el momento….un saludo y nos vemos esta tarde
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