La lavadora gira su bombo rompiendo con el silencio estremecedor. En el fondo he podido escuchar, en la televisión del vecino, el himno de España. Ha comenzado la gran final. El mundo exterior está paralizado, pendiente del televisor. Ayer estuve en el mundo exterior. Me fui en bicicleta, con todo el calor, a una hora de mi casa. Lo pasé muy bien refrescando el cuerpo en la piscina de X. y T., junto a sus más de veinte comensales y compartiendo un rato muy agradable. Pero hoy me apetecía reencontrarme con el mundo interior. Precisamente hoy que juega España. Así que aquí estoy, escuchando las chicharras, las lavadoras y la tele del vecino. Es lo bueno o lo malo de no tener tele. También es lo bueno o lo malo de mantener el recuerdo anclado en partidos anteriores. En la semifinal podía abrazar, besar, saltar, reír y… Ahora solo puedo inmovilizarme, postrado en el recuerdo, dejando pasar las horas hábiles de promesas… Es curiosa la sensación de ver como casi toda España está pendiente de algo exterior mientras yo juego mi propia partida en lo interior. A veces ocurren estas cosas… Ya me diréis qué pasó allá afuera… Prometo a cambio contar qué pasó aquí dentro…

Imagino así la tarde: en el exterior, mucho ruido, quizás necesario, hay ganas de celebrar, y también ganas de España. Banderas que salen a la calle desde todos los rincones. En el interior, ese silencio que lo limpia todo. Un abrazo
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Hoy hemos venido de Canfranc, con esos Pirineos tan majestuosos, el aire fresco y la brisa que tan bien nos dejo dormir anoche, ha sido corta la estancia, y al llegar a Madrid el calor y el ruido nos han avasallado. Te entiendo muy bien, Javier, nosotros tampoco hemos puesto la tele pero el ruido esta ahí, deseo que en la Montaña hayas podido desconectar. Ya nos contaras algo de lo que paso por ahí dentro, me encantara leerlo.
Un abrazo
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Campeones, campeones…oehoeh…!
Javier hoy en el exterior nos hemos quitado muchos traumas, la bandera de España ha inundado las calles, el entusiasmo colectivo ha hecho vibrar a un país entero…es muy buena onda…!
bss
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En el exterior, pude notar como un pais entero podia llorar de emocion, o comerse las uñas de nervios, pude entender porque se insulta a un arbitro ante la impotencia de lo injusto, pude entender que aun estamos ahi los Españoles que no estamos tan divididos ni tan ajenos unos de otros, que aun compartimos sueños e ilusiones,España temblo junta y feliz, y lucho, y gano, y conseguimos felicitarnos todos acariciando la victoria como nuestra, y abrazarnos, y … !que pena que solo se trate de futbol, que lastima que españa no se comporte asi para otras muchas batallas importantes! eso me dejo mal sabor de boca y mucho que desear de la gente que habita mi pais, de todas formas, enhorabuena a todos ya que pasaremos ala historia por ser el pais que mueve mas gente en el futbol. pobre España supongo que nesecitaba esto para poder evadirse de los problemas durante unas horas. por cierto los Holandeses fatal, no fue un juego, fue una lucha cuerpo a cuerpo, de vergüenza vamos. E.M.A.
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¡Oa, oa, oa…el Javi a la Moncloa!.
Aquí por Gandía, la gente festejando en la calle el triunfo de la selección española de fútbol.
Mas coches, vuvuzelas, cláxones, banderas de España, pitos, flautas y todo clase de objetos que hiciesen ruidos. Hasta la policía tuvo que poner vigilancia especial y hasta vallas para cortar algunas calles centrales.
No me gusta el fútbol, pero si ver a la gente feliz y celebrando al fin algo.
Me vino a la mente una manifestación del sábado, en donde casi canean al Sr. Montilla.
Los gritos abanderados del sábado de unos miles, quedaron apagados por los gritos millonarios de toda una Nación…aunque solo fuese por unas horas.
Rafael
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El aburrimiento es hijo del tiempo libre sin destino.
En algún momento,todo se vuelve vacío. Entonces es tiempo de humanidad…tiempo de ser quien se debe ser. O dejarse ir en las cloacas a que reduce todo estímulo… el triste carnaval de la diversión. La fábrica de llenar vacios existenciales.
«Hombre soy,y nada de lo humano me es ajeno…»confesó el poeta cartaginés Publio Terencio con patético conocimiento de la naturaleza humana.
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