Descansando en las mieles del amor


Tras la ahora anécdota del viernes por la mañana, cogí el coche el sábado y me marché a Madrid. Allí me esperaban E. y X. con los que fui a pasar la noche, fría noche, por cierto, a la sierra madrileña. Fue divertido el reencuentro y nos sirvió un poco como desahogo y puesta al día. El domingo por la tarde mi querida B. volvió de Logroño y nos dimos un largo paseo por los jardines de Moncloa hasta su casa… Teníamos ganas de abrazarnos y así permanecimos toda la noche, como si fuéramos uno, como si esa ficción de la personalidad y la dualidad no existieran, como si cualquier duda existente desapareciera en esa gran paz del abrazo sentido. Me espera una semana tranquila, sin un exceso de sobresaltos. Intentando descifrar qué cosas nos depara el otoño. De momento la agenda parece cargada de presentaciones de libros y novedades. Veremos a ver hacia donde desea la diosa Fortuna que guiemos los pasos.

Aprovecho para dar gracias por todas las muestras de apoyo y estima que he recibido estos días a raíz del incidente del viernes. Ahora lo veo como algo lejano, algo anecdótico. Pero sentir vuestro calor ha sido una buena forma de sentirme en paz…

3 respuestas a «Descansando en las mieles del amor»

  1. Me alegro mucho de que hayas pasado página , sobre el desagradable acontecimiento del otro día.

    Ya ves que la vida sigue y ciertos jardines de los madriles, son testigos de tu amor por B:

    Rafael

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