El poeta regula su ansiedad con la escritura. El pintor asume sus traumas trazando líneas paralelas o caóticas sobre el lienzo. El escultor machaca con sus manos la rabia y el dolor. El arte se expresa siempre desde lo más crudo a lo más sublime. Es capaz de hilvanar sueños y promesas y empapar de sudor todo cuanto toca… El místico también es un artista y mendiga en las capas altas de la consciencia luz para ser guiado. Ayer tuve mi trozo de escucha activa, de mendicidad. Me invitó E., ese ángel caído del cielo, a participar en la fiesta hindú del Raksha Bandhan o Rakhi allí en Sevilla. La fiesta fue hermosa. Hicimos una profunda meditación y luego hubo una charla explicativa sobre esa peculiar fiesta. Consiste en que las hermanas regalan a sus hermanos un “rakhi” o hilillo sagrado protector en la luna llena de Shraavana. El hermano a cambio le hace presentes a su hermana y se compromete a cuidar de ella toda la vida. Así que disfruté cuando me pusieron el rakhi protector, el cual, dicho sea de paso, me vendrá bien para ahuyentar las malas vibraciones pasadas… Salí feliz y contento de la ceremonia y llegué a casa tranquilo y sosegado. Fueron momentos de paz en los que la ansiedad desaparecieron por un momento y la rabia y el dolor dieron paso al sueño y la promesa…

Recibí el rakhi este año, el sábado 28, de manos de la Hermana Mohini.
Y efectivamente, recibí enorme paz y pensé en que esas gentes que parecen ángeles venidos del cielo paracen haber encontrado otra vía, la lado del cual muchas de las nuestras son toscas y zafias.
Qué perdure la paz!
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Yo no he recibido el rakhi (por lo menos de la forma que vosotros contáis).
Si percibo desde hace algunos años que me invade una paz interior que no puedo explicar, es algo que se escapa a mi mente… Cómo ha llegado, Cuándo, Por qué?.
Siento en mi interior gratitud inmensa, ganas de Amar, de querer a todos, de expresar mi agradecimiento infinito a ese algo superior que ha conseguido inundarme de vida, después de muchos años de sufrimiento, de no entender el porque de las cosas, el preguntarme a mi misma y sobre todo a ese Dios, porque me castigaba tanto, poque permitía en mi tanto dolor, no lo entendía, no comprendía mi sufrimiento.
En la lejanía de toda aquello, cuando quería retener en mi mente tanto dolor, me decia para mi misma, no permitas nunca olvidar todo lo que te están haciendo, no olvides nunca, no perdones.
Ahora, no solo he perdonado… no recuerdo quién me había producido tanto desgarramiento interior, no recuerdo la causa, el porqué, prefiero perdonar, olvidar; retener lo bueno de aquel momento y seguir caminando.
Al apartarte de forma voluntaria de la vida, al sentir el espectáculo que viven los demás, al parar y reflexionar qué haces con tu vida, el porque de tantas cosas, es una bendición despertar y ver con otra luz, otro color, y tantos caminos llenos de esperanza.
Que perdure la paz Joaquín, Javier, gracias
Techy-Amal – Teresa
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Con tu permiso lo paso íntegro a la web de Ananta!
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