Auctoritas vs Potestas


Para cuidar de los demás y servir al cielo, lo mejor es la moderación. La moderación empieza con la renuncia a las ideas propias. Esto depende de la Virtud que se haya acumulado en el pasado. Si se tiene un acopio de Virtud, no hay nada imposible. Si no hay nada imposible, no hay límites”…

Leía estas viejas y sabias palabras que algún día copié del Tao y envié a un amigo. Ser moderado es sin duda harto difícil hoy día. Requiere disciplina, atención, inteligencia y aplomo. La compostura nace de la serenidad de saberse embriagado por la virtud de renunciar a casi todo, inclusive, como dice Laozi, a nuestras propias ideas o intereses personales. Hoy ocurrirá algo importante en la plaza pública, en la res política. Renuncio a glorias y honores, renuncio al poder y al dilema de mancillar una vida entera al preludio del arte de la astucia. No será una decisión fácil, pero será porque las grandes cosas siempre nacen de grandes decisiones. De nada sirve dedicar una vida a la punta de un iceberg cuando tienes la oportunidad de bucear en toda su profundidad… Más si somos sabedores de que el verdadero poder radica en aquello que el derecho romano llamaba Auctoritas y que tan bien explicó, casi intuyendo mis decisiones, MC en Los Asientos. No hay mayor poder que la sabiduría legitimada socialmente, la autoridad moral que deriva del respeto y el reconocimiento. Su contraparte, la Potestas, nunca será un poder real, sino más bien un poder burócrata. Por eso el camino de la moderación y la virtud serán siempre estrechos más poderosos que cualquier otro que tenga que ver con la vanidad o la ambición. El poder radica en la fuerza que somos capaces de transmitir. Y esa fuerza proviene siempre de ese más allá que nace del centro de cualquier infinito. ¿Qué clase de virtud hemos acumulado en el pasado? Si se tiene un acopio de Virtud, no hay nada imposible. Si no hay nada imposible, no hay límites…

3 respuestas a «Auctoritas vs Potestas»

  1. Seguramente el problema o la confusión, dependiendo de quién se lance, sea el que existen demasiadas personas que creen estar en posesión de esa legitimidad moral y, a partir de ahí, hacen uso de un poder que nadie, de forma realmente consciente, les otorga.

    Pero claro si no fuera así qué sería del dicho «yo me lo guiso, yo me lo como»

    😉

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  2. En lo sencillo se encuentra lo esencial, y la respuesta a muchas preguntas.
    Las abuelas eran un gran ejemplo…

    Os envío un abrazo a todos y os deseo mucha paz en vuestros corazones.

    Besos Javier, a seguir caminando con las ilusiones siempre renovadas.

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