La roca, el mar y sus círculos


El caballo corre como el viento, con el viento, sobre el viento. Es viento. Me deslizo por su lomo y lo alcanzo rodeando la colina más allá de Epsilon. Me agarro con fuerza a su crin y salimos disparados hacia la estrella. Me abrazo a su cuello a medida que crece en velocidad y fuerza. Aprieto las piernas a sus robustos costados y siento su aliento golpear la cresta del haz de luz. Salen sus alas majestuosas, blancas, cargadas de firmeza. Se transforma en el Pegaso de antaño. “De aquella sangre derramada saldrá un alma nueva, un caballo alado”, contaba la profecía.

Mis manos sedientas acarician el espectáculo mientras el viento conquista los elementos y la hipérbole de los tiempos.

Me siento Perseo. Me siento resucitado a lomos de la experiencia, dando muerte a la Quimera de la vida, al juego macabro, al líquido azufre capaz de envenenar el alma. Me siento capaz de buscar a esa Andrómeda atrapada en la roca, junto al mar. La emoción se concita en los crepúsculos. La hazaña muestra la luz turquesa del alma, que respira anhelando el vapor que nace de los adentros. Y es ahí cuando me sacudo ante las sabias palabras del poeta: “Solamente cuando nos perdemos por los musicales senderos de la selva panida, podemos oír los pasos y evocar la sombra del desconocido que va con nosotros”…

Cierto es que ante la adversidad y la ruptura con el ideal, nace ante nosotros la nueva visión. Que Pegaso nos lleve lejos y gentiles… hasta la roca y el mar y sus círculos… Hasta ese lugar capaz de cunar nuestros males y abrazar nuestras penas…

3 respuestas a «La roca, el mar y sus círculos»

  1. Lo bueno Javi, es que la dama fue salvada de la bestia y el caballero de sí mismo, se casaron y crearon un firmamento de estrellas…

    Que bonito estás escribiendo… Muchas gracias!

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  2. Jó, Javier, no te entiendo.
    He tenido que buscar -panida- en el diccionario…
    Dice que es la selva donde puede extraviarse Peter (tampoco lo entiendo)
    Te mando brújula por MRW, por si acaso, y enciendo el Faro de Villa Real.

    Un fuerte abrazo.

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