Sigo en el sur, trabajando, haciendo akelarres en la chimenea con antiguos papeles que ya no tienen sentido. El viernes por la tarde hicimos una presentación enLa Montaña. Elnoveno libro de la colección local. Toda una proeza histórica que algún día será valorado. Pero eso ocurrirá cuando todos estemos muertos y algún nuevo historiador local vea la labor que se hizo mientras estuvimos por aquí y reconozca, quizás en algún humilde acto público, la labor senequista. Mientras seguimos, a pesar de que nos hemos quedado sin oficina, sin almacén y sin casa. No importa. Seguimos porque hay que seguir, porque el espíritu, el alma, no puede ser arrebatada ni por huracanes ni por crisis. Eso dije enla presentación. Nospodrán quitar el trabajo y la casa, pero jamás la oportunidad de poder sonreír con optimismo y esperanza. Jamás nos podrán arrebatar la alegría de vivir.
