Neptuno cabalga las olas sobre caballos blancos. Su fuerza será esta noche nuestra guía. Su poder será nuestro estandarte. ¿Por qué, aunque se está mejor en la piscina o viendo un partido de críquet con el calor que hace vamos a estar esta tarde en Neptuno? Aún no lo sabemos, pero hay una fuerza mayor que nos empuja a ello, una especie de unidad psíquica humana que nos azota, que nos aleja de la pereza propia de estos días y nos auto dirige hacia la plaza, la calle, el pueblo. ¿Qué fuerza es esa capaz de empujarnos fuera de la televisión, de la séptima de Beethoven en nuestro sofá o de la comodidad tranquila de una tarde de verano? ¿Qué cosa es esa que no podemos entender ni dominar, pero sería capaz de cualquier cosa con tal de estar ahí, pase lo que pase? Cuando vemos las matanzas de Siria, nos preguntamos: ¿qué cosa es esa que hace que miles de personas den su vida por un sentimiento absoluto de libertad? ¿Qué fuerza es esa que ha arrastrado a la humanidad hacia revoluciones, cambios y conquistas, aún a riesgo de su propia integridad? ¿Qué cosa es esa, tan poderosa y digna, que nos mueve y nos conmueve con solo pensarla? ¿Qué clase de despertar es este que nos arrebata de la cordura perversa y nos arrastra hacia un mundo de total incertidumbre? Algo ha muerto en nosotros, algo que no podemos describir ni mostrar, y algo más grande y más humano está naciendo hoy. Así que, esta tarde, seguiremos las sinergías de la poderosa fuerza que nos arrastra hacia el cambio, hacia el resurgir de un nuevo mundo. Dejaremos nuestros espacios de comodidad y seguridad para fortalecer la llama de la nueva buena. Y allí, en la plaza, en la calle, de nuevo seremos UNO.

Gracias a todos los que os movéis para mejorar este mundo.
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