Los pensamientos de un mundo sano no están enfocados desde la mañana hasta la noche en la curación de sí mismo. Los pensamientos de un mundo enfermo como el nuestro requiere dedicar gran parte de nuestros esfuerzos diarios en sanar nuestra maldad, nuestra ignorancia y nuestro orgullo. Por ello no debemos preconizar el autoconocimiento tan solo con fines curativos, sino también con fines de gozo y plenitud. Cualquier persona despierta al mundo del gozo y la alegría vital suele ser en nuestro mundo una rara florescencia de una generación de emprendedores del espíritu. Por ello su misión será la de hacer penetrar la alegría en todas las empresas y actividades humanas, no como sistema de autocuración o autoconocimiento, sino como herramienta imprescindible para alcanzar altas cuotas de paz y amor universal. ¿Qué técnicas, actitudes y capacidades serán necesarias para introducir la alegría en el mundo? ¿Qué clase de valor haremos brotar para estimular la vida de nuestros semejantes? ¿Qué clase de fuerza y poder pondremos al alcance de los nuestros para que la sanación global no sea un fin, sino una consecuencia inevitable de nuestro cambio de actitud y consciencia?

Cambio el universo si me cambio a mí mismo, desde ese punto de luz dentro de nuestro interior…»Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.»
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