Decía Freud que llega un momento en el desarrollo del individuo que tras haber superado las fases de cándido narcisismo y las de fijación del objeto de deseo (líbido) en los padres o círculo inmediato, llegaba un momento en el que debíamos afrontar la tercera fase, aquella fase de madurez en la que el individuo renuncia al principio de placer y, subordinándose a la realidad, por eso de que la realidad siempre se impone, busca su objeto en el mundo exterior.
Estos días he estado de viaje por ese mundo exterior. Estaba bello y había gente multicolor con ganas de expresar ideas y emociones y de compartir ratos agradables. Aterricé en Barcelona y desde allí hice una intensa peregrinación hacia el sur. Primero en Madrid, donde he localizado ya, en el puro centro del barrio de Malasaña, transversal a la famosa calle del Pez y muy cerquita de Gran Vía, el que va a ser el vientre que me acoja en esta nueva etapa de mi vida. Lo de vientre lo explicaré más adelante porque tiene miga, pero de momento, un buen lugar para empezar en soledad una nueva travesía por el desierto. Me dan las llaves el día 24, ese día donde los cristianos tenemos por tradición el asistir a cenas familiares y esas zoociales costumbres que nos engrandecen. Supongo que este año, de nuevo, romperé con esa tradición y me encerraré en el vientre para luego dedicar los próximos días a llenarlo de luz y vida. Pintar, limpiar, ordenar de nuevo la mudanza que inicié tan solo hace unos días… En fin, me esperan unas entretenidas navidades…
En Madrid, tras ver el nuevo hogar y acordar un precio razonable con su propietario, un conocido escritor y presentador de televisión, me fui a recoger algunas cosas a mi antiguo hogar donde ahora vive la amiga SP… Fue un encuentro duro, donde lloraba por dentro un duelo que aún no se atreve a manifestarse en su crudeza. Lo pasé mal y volví al hotel algo extraño y triste. Ese mismo día comí con un viejo amigo y cené con gente bonita donde pasamos un agradable encuentro lleno de calor y reencuentro. Al día siguiente viaje de regreso al Mediodía, con parada obligada en casa de mis queridos amigos artistas y escritores J. y E., al cual, acompañan en silencio y en el vientre de ella la criatura que en primavera nacerá al mundo con el nombre de Ícaro. Fue una tarde agradable donde llegué tarde a casa, porque realmente no tenía ganas de llegar a ninguna parte. Quizás por eso al día siguiente me levanté temprano y tras echar gasolina en la revolucionaria Marinaleda, en la campiña sevillana, terminé primero en Marbella, con la ya casi africana A., la cual me explicaba su intensa vida en el sur del continente negro, mientras comíamos con su entrañable hijo en el caluroso -casi veinte grados- paseo marítimo y escuchaba su hermosa explicación de cómo respira el bosque. Horas más tarde, paseaba por la bella Málaga con los entrañables D. y P., los cuales me ofrecían un hermoso testimonio de amor en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad y en todo lo bello que puede resultar tener un compañero incondicional.
Y así hasta hoy, corriendo de un lado para otro, intentado bucear por el exterior para romper el asfixiante y maleable diálogo interior, intentando no viciar la vida en ese monólogo interno en el que a veces nos perdemos.
Estoy contento por el nuevo reto que se presenta. Asumiendo el coste del mismo, un coste que cada vez pago con más frecuencia y que, sin embargo, ahora deseo hacerlo desde la consciencia y no desde el impulso. Por eso estaré atento a todo lo que llegue, y volveré a ser de nuevo selectivo con las distracciones y los desmanes atrevidos. En estos días ya he tenido tiempo de rechazar media docena de tentadoras ofertas… Ha sido ciertamente fácil, porque algo de claridad me queda a pesar de los continuos batacazos. Y el cálido vientre ayudará a gestar la nueva vida.

Je je, cómo me alegro!! Estoy segura que ese vientre va a gestar al mejor de los Javieres hasta ahora conocidos 🙂 Muchos ánimos y ganas para esta nueva y bella etapa que ya ha comenzado para ti.
PD;Te echaría una mano a pintar (soy muy buena) pero me quedas un pelin lejos 🙂 😛
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