Acabada la vida, empieza la supervivencia


Hoy hemos terminado por fin la construcción de la caseta que albergará el sistema de baterías. Un modelo de pura supervivencia y emancipación energética que nos ha ahorrado miles de euros en facturas de luz en estos últimos siete años. Ahora solo queda perfeccionar el modelo.

 

“El impacto de un modelo de distribución basado en tiradas, con un movimiento de abastecimiento y devolución continuo de millones de libros, genera ineficiencias económicas y daños medioambientales que solamente se sostienen porque nadie se atreve a romper con el modelo tradicional”. Manuel Gil, director de la Feria del Libro de Madrid.

 

Toda la crisis que se está gestando en este momento repercutirá inevitablemente en las próximas tres décadas. Las crisis, por muy dolorosas que sean, tienen un componente beneficioso a largo plazo, y tiene que ver con el reajuste de las viejas formas, pensamientos, paradigmas y estructuras al nuevo modelo emergente. Y el nuevo modelo emergente está en este momento basculándose sobre varios ejes: la tecnología digital, la inteligencia artificial junto a la robótica y la ecología, la llamada economía verde.

Esto repercutirá directamente en la forma que tenemos de relacionarnos con el mundo laboral. Las jornadas de 20 horas semanales flexibles, la búsqueda de trabajos autónomos y emancipados que no dependen de terceros, la renta universal para los más débiles del nuevo sistema que viene, el teletrabajo y la vida en el campo donde las hipotecas no puedan asfixiar en la nueva economía serán factores decisivos en el futuro.

Por hablar del sector que más conozco y de como está evolucionando, podemos decir que en la década de los noventa del siglo pasado, había alrededor de 500.000 títulos de libros impresos y disponibles que se podían comprar en cualquier librería. Cada nuevo libro publicado competía más o menos con medio millón de los existentes. Eran otros tiempos. Por suerte o por desgracia el fututo ha llegado al mundo editorial. En la actualidad, los títulos disponibles son de unos 18 millones de posibilidades únicas que aumentan cada día gracias a las nuevas tecnologías. Las librerías son cada vez más pequeñas en número y en tamaño, y resulta imposible para ellas poder tener físicamente un catálogo tan excesivo.

A cambio, el modelo exigente de rapidez e inmediatez que ofrecen gigantes como Amazon, el cual dispone de su propia imprenta a demanda, está destruyendo todo el sector. Esta inmediatez y rapidez está creando que clientes que antes esperaban pacientemente una semana para recibir el libro, ahora se quejen de que no lo han recibido en uno o dos días, devolviendo el dinero y comprando en Amazon, con todas las pérdidas que para editoriales pequeñas como la nuestra supone. Ni hablemos del daño que esto hace a las pequeñas librerías, las cuales mueren asfixiadas en estos tiempos de nula venta.

Nosotros, que somos una pequeña editorial independiente y poco o nada comercial, este año hemos sufrido varios cambios en nuestro modelo para intentar sobrevivir. En primer lugar, aprovechando la crisis, hemos traspasado la editorial a la fundación, dando de baja la sociedad limitada. Esto era algo que tenía que suceder tarde o temprano, ya que la editorial sirvió en los últimos siete años para alimentar los proyectos de la fundación y al Estado, a partes casi iguales, a base del pago de impuestos. Además, desde su creación, siempre ha funcionado más como una ONG que como una empresa con ánimo de lucro. Siempre hemos regalado más libros de los que hemos vendido, por eso, nuestro modelo económico chirriaba con la estructura que la soportaba. Lo vocacional siempre estuvo por encima de lo comercial.

Otro cambio importante tiene que ver con las tiradas. En los primeros años de creación nos basamos en el modelo antiguo de grandes tiradas y distribución a gran escala. Teníamos distribuidores en todas las regiones y las tiradas eran de entre mil y cinco mil ejemplares, dependiendo del libro. Este modelo se dio de bruces con la crisis del 2008 y pasamos cada vez a hacer tiradas más pequeñas. De mil pasamos a quinientos, de quinientos a trescientos y este año hemos pasado a hacer tiradas mínimas de cincuenta o cien ejemplares que se van reeditando a medida que se van vendiendo. Una especie de impresión casi a demanda, con algo de stock para los libros que más se venden. Esto mengua el beneficio por unidad, pero también mengua el almacenaje de cientos de miles de libros que nunca se terminan de vender. Al no haber tanto riesgo, tampoco hay tanto derroche de recursos y papel.

También hemos pasado a imprimir todos nuestros libros en papel reciclado. Era una cosa que hacíamos al principio, pero viendo la dificultad y el coste que eso suponía lo dejamos de hacer. Ahora, por fin, este año hemos retomado esta buena práctica, reduciendo con ello nuestro impacto ambiental. Esta era una espinita que teníamos clavada y ahora por fin no la hemos podido quitar. Ya podemos presumir de que somos una editorial algo más ecológica que, además, tiene su sede en un entorno de árboles y bosques que cuidamos y ayudamos a crecer.

También estamos repensando la distribución. Durante las diferentes crisis, muchos distribuidos fueron quebrando hasta que este año decidimos distribuir nosotros directamente a las librerías. A las que se consolidan como clientes fieles, les regalamos un lote de libros con todo nuestro fondo editorial para ayudarles en su labor. También intentamos tener descuentos apropiados para que todos ganen. Queremos hacer un gran esfuerzo para renovar la web, que se ha quedado anticuada, y así potenciar la venta por la misma. Fuimos pioneros, hace ahora más de quince años, del envío gratuito, cuando por aquel entonces los envíos rondaban los seis euros de gastos de embalaje y envío. Pero aún no somos capaces de competir con Amazon en rapidez.

A partir del año que viene, haremos una selección más estrecha de los títulos a publicar. Serán menos y más enfocados en la temática de la propia fundación. Hemos dedicado durante estos años grandes esfuerzos a editar autores noveles y amigos que nos pedían publicar sus obras. El año que viene intentaremos editar solo doce libros al año, muy seleccionados y con las mejores calidades posibles en todos sus aspectos.

Debemos adaptarnos a los tiempos y nos atrevemos a romper con el modelo tradicional, una vez más. Los dinosaurios se extinguieron porque hubo un momento que su gran tamaño no pudo adaptarse a los cambios. Los más pequeños y ágiles sobrevivieron. Esa fue una gran enseñanza para nosotros, por eso preferimos seguir siendo pequeños y ágiles para poder seguir adaptándonos a las diferentes crisis que van y vienen. Estamos empezando un ciclo de una nueva crisis. Tiempos difíciles nos esperan a todos. Como decía Seattle, el jefe indio Suquamish, acabada la vida, empieza la supervivencia. Esperemos que en la misma podamos ejercer de anfitriones de la templanza y la fortaleza ante la dificultad. Nosotros seguiremos cumpliendo con nuestra parte.

 

 

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