Discernimiento


El escritor George Bernard Shaw trabajó durante los últimos veinte años de su vida en una humilde cabaña instalada en el jardín de su casa de Saint Albans, Hertfordshire, Inglaterra.

 

Cae la noche. Silencio absoluto en los bosques. Algo de ruido en la cabaña. Como hizo buen tiempo, tuve las ventanas abiertas todo el día y eso ocasiona que entren insectos que luego revolotean en la oscuridad. Para ser casi finales de noviembre, hace una temperatura extrañamente agradable. El año pasado por estas fechas estaba nevando. Este año todo es muy extraño. Vamos a ver como termina y vamos a ver como empieza el que viene. Cuando el 1 de enero tuve un accidente de coche, nunca llegué a pensar que el resto del año iba a ser aún peor. Ahora me río, algo acongojado, por todo lo que aún pueda pasar.

Llevo dos días encerrado intentando poner orden en la secretaría de los hijos de la viuda. Hay muchas irregularidades que han de ponerse al día. Los hijos de la virtud requieren muchas atenciones. Algunos están cargados de vicio, valga la paradoja, y hay que, con mucho cariño, resolver sus inquietudes. Es una gran escuela, aunque a veces uno se pregunta si no está excesivamente cansado de perder el tiempo con esos burdos “asuntos de secretaría”. Tengo que pensarlo seriamente.

Hoy es mi cuarto día sin redes. Es cierto que el mundo virtual ha creado una realidad paralela que solo puede experimentarse desde ahí. Saludar a unos y a otros como si se tratara de la plaza del pueblo. Ver las caras, las sonrisas, reír con los chistes, profundizar en temas que de otra manera quizás aparecían desapercibidos. Es cierto que es otro mundo, y ahora me debato entre volver al mismo o quedarme con los ruidos de la noche, con el mundo “real”, que hoy día, es algo más aburrido y tranquilo. La soledad es más exclusiva y secreta. El silencio es más poderoso y sublime.

Es cierto que hay cosas que restan y otras que suman. Deberíamos hacernos una lista para contribuir a la noble acción del discernimiento, un conocimiento oculto ahora perdido. Discernir es muy importante, incluso para el progreso moral y espiritual de cualquiera que desee aventurarse en hollar esas sendas. Me debato con el estado actual de mi vida y me pregunto si estoy discerniendo correctamente dado que soy un apasionado de hollar, hollar y hollar hasta el fondo. ¿Debería seguir escribiendo en este blog o debería dedicar más esfuerzos a escribir libros? Desde que me vine a los bosques dejé de escribirlos. Llevaba ya doce publicados y estaba a punto de terminar dos o tres más que quedaron en alguna carpeta, en el olvido. Pero han sido siete años impetuosos, intensos. Casi todo me ha sobrepasado.

Ayer terminamos el “rincón de las nenas”, como lo llamaba Joan. Se imagina las tardes de verano, cuando esto se llena de chicas hermosas, abrazado a alguna de ellas contemplando los hermosos atardeceres desde el lateral de la ermita. Estos días, mientras hacíamos la acera del lugar, reíamos recordando la anécdota, y viendo que las nenas, como él las llamaba, tardarán en llegar. Pero al menos el lugar ya está preparado y listo, a la espera de construir con paciencia algún banco donde sentarse y contemplar los atardeceres en verano. Debo pensar seriamente si esa idea bucólica me sigue apeteciendo. Algo en mí está derrotado y cansado. No me apetece nada ninguna aventura emocional, excepto si alguna vez volviera a enamorarme ciega y locamente. Solo de esa manera podría de nuevo ilusionarme con alguien, aunque esta vez todo fuera más discreto, más secreto aún, más llevadero. Debo discernir seriamente esta cuestión, y escudriñar si cierro esa puerta definitivamente y me convierto en un verdadero anacoreta o doy visos de locura a mi vida y me dejo llevar por los acontecimiento futuros, de haberlos.

Hoy el cemento lo dedicábamos a terminar una de las columnas de la cuarta cabaña. Tenemos que terminar todos los sacos de cemento antes de que llegue el invierno y se echen a perder, así que ando jorobado, cansado, retorcido de dolor de tanto arrastrar arena, agua, piedras, argamasa. ¿Qué hace un doctor en antropología con varias carreras universitarias y múltiples oficios acarreando estas penosas tareas? Es otra cosa que debo apuntalar para mi pensamiento sobre el discernimiento.

También, desde que empezó la pandemia, he dejado de viajar, exceptuando aquella conferencia que di en Segovia sobre el fin de los tiempos. Debo decir que en todo este período no tenía muchas ganas de moverme de aquí, pero desde hace unos días me dan ganas de marcharme, de viajar, de volver a volar como antaño. Siempre he sido un culo inquieto y por primera vez en muchos meses, algo se ha movido interiormente. Debería discernir si sigo dedicando tiempo y dinero a levantar muros de cemento o vuelvo a viajar como antaño cuando la vida nos deje. Quizás debería ahorrar, cuando la crisis lo permita, porque ahora sin ingresos es imposible ahorrar nada, y viajar de nuevo. Me quedan pendientes algunos viajes importantes y algunas aventuras antropológicas por hacer. Viajar siempre me dio mucha vida y mucho material y recursos para mis escritos.

Me pregunto si debería seguir escribiendo o dedicar más tiempo a hacer cemento y cabañas. ¿No era mi sueño ser escritor? ¿No vivo en un entorno privilegiado, en una cabaña, como aquellos emblemáticos escritores, Thoreau, Heidegger, Woolf, Wittgenstein, Shaw, …? Estoy viviendo, sin darme cuenta, el sueño que construí hace años. ¿Qué me impide continuarlo? Sí, las diez mil cosas… los asuntos de secretaría, las nenas, el cemento, la editorial que me sustenta… Otros sueños impiden la continuación del gran sueño… Es paradójico… Por eso es tan importante discernir… Y en esas ando en este instante de silencio disruptor… Sublevando el gran sueño a los pequeños sueños…

Gracias de corazón por apoyar esta escritura…

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 Pd. El enfoque sostenido de la Intención produce la correcta orientación hacia un punto de Tensión cada vez más elevado, lo que requiere la energía de la Voluntad para enfocar y elevar la conciencia, invocando y evocando a la Tríada a fin de establecer una correcta relación con ella, mediante la construcción del Antakarana. El significado esotérico de la Tensión es “la enfocada e inamovible voluntad” a pesar de las dificultades y las circunstancias; el proceso opuesto es la ex -tensión, que lleva al discípulo a liberar las energías de la personalidad, hacia una dirección incorrecta, en lugar del servicio grupal. La correcta Tensión Espiritual se logra cuando el discípulo está orientado hacia el Alma y cuando los puntos de ex -tensión diseminados por la personalidad no llegan a afectarle. Es así como la correcta Tensión requiere poseer sentido de los valores y no permitir que las preocupaciones personales produzcan ex -tensión y le resten eficiencia en el trabajo y servicio al Plan. 

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