
“El que no se esfuerza cuando es el momento de esforzarse; el que, aún joven y fuerte, es indolente; el que es bajo en mente y pensamiento, y perezoso, ese vago jamás encuentra el Sendero hacia la Sabiduría”. Dhammapada, 277 – 282
“Hollamos el Camino de Purificación y, poco a poco, se nos despoja de todo lo que apreciamos: la codicia por la forma, el deseo de ser amado y el gran espejismo del odio y la separación”. AAB
Muchas almas se están preparando para tener pleno dominio de la materia antes de pasar a tener pleno dominio sobre sus estados de ánimo y sus emociones. Más tarde vendrá la ardua tarea de tener dominio también sobre los pensamientos y así poder anclar algún tipo de consciencia en sus vidas.
Antes de que todo esto ocurra, se debe atravesar lo que la tradición antigua llamaba “el sendero de purificación”. Es un periodo en la evolución humana donde mediante el empleo de algunas disciplinas, se consigue cierto autocontrol. En nuestra época moderna, dichas disciplinas físicas están asociadas a lo que ahora llamamos deporte. Antiguamente, todo lo relacionado con lo militar pretendía de alguna manera conseguir ese autocontrol. La disciplina militar en muchas épocas ha sido, en tiempos de paz, cambiada o transformada por la disciplina deportista.
Estas disciplinas han ayudado al ser humano a evolucionar hacia la consciencia de sí mismo. También se han sofisticado mediante dietas vegetarianas o métodos higienistas, la práctica del yoga o la propia meditación, herramientas o técnicas que pretenden crear un mayor dominio sobre nuestros cuerpos. Por suerte para todos los seres sintientes, las dietas vegetarianas o veganas están en boga en nuestro tiempo, y poco a poco se van consolidando como una alternativa sana y saludable en nuestras sociedades desarrolladas, no solo para nuestros cuerpos físicos y dolientes, sino también para la salud de todo nuestro planeta.
La inofensividad hacia otros reinos y la impersonalidad son pruebas imprescindibles en el sendero de purificación. Este sendero es imprescindible antes de empezar a hollar el sendero de probación y más tarde los llamados por la tradición antigua como el sendero del discipulado y el sendero de iniciación. Las complejidades de cada uno de estos senderos son difíciles de exponer si antes no se ha podido poner en práctica el abc del sendero de purificación: una dieta basada en la inofensividad y un cuerpo físico sano y equilibrado, libre de sustancias y abusos de todo tipo.
Realmente el sendero de purificación es complejo porque no se trata de atraer hacia nosotros ciertas disciplinas, sino, en términos más profundos, alinear todas nuestras dimensiones humanas, todos nuestros cuerpos tangibles e intangibles, para volverlos transparentes, dóciles y amables para la luz. Digamos que los antiguos entendían que cada cuerpo de la personalidad: el físico, el etérico, el emocional y el mental debían purificarse para que la luz de la consciencia o de nuestra alma pudiera atravesarlos y dirigirlos de forma correcta o clara. Entendamos el término de «luz» como una fuerza o energía que provoca en nosotros mayor visión, desarrollo interior y consciencia.
Cualquier distorsión en alguno de esos cuerpos provoca inevitablemente un atasco de esa consciencia, que de no ser tratada mediante la correcta acción o “purificación”, puede provocar trastornos (mentales o emocionales), enfermedades, dolencias de todo tipo o dificultades. Algunas enfermedades propias de este sendero están asociadas a problemas con el cerebro o la glándula tiroides. Los verdaderos buscadores encontrarán fórmulas adecuadas para equilibrar estos desequilibrios o contradicciones.
Los que hallan en la espiritualidad cierto consuelo y alivio, deben comprender que adentrarse en sus senderos requiere esfuerzo y disciplina, trabajo, preparación y perseverancia. Las bases de ese trabajo y esa preparación pasan inevitablemente por el sendero de purificación.
Men sana in corpore sano. Una mente sana en un cuerpo sano, que decían antaño. Una mente sana no es necesariamente una mente inteligente y audaz, sino una mente que basa su vida y actuación en la verdad, la consciencia y la disciplina. Un cuerpo sano no solo pide pan y deporte, también que ese pan sea inofensivo y ese deporte adecuado a nuestras limitaciones diarias.
Antes de enfrentarnos a cualquier tipo de progreso espiritual o de consciencia, el Morador del Umbral acechará para ver si hemos cumplido con nuestros propósitos nobles y con nuestra meta interior. La acrecentada sensibilidad hacia los reinos animales en los próximos tiempos será una de las pruebas que la humanidad en su conjunto deberá enfrentar. Mientras eso ocurre, la avanzadilla humana ya nos está indicando el camino a seguir: una vida más sana, equilibrada, impersonal e inofensiva.
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