La tristeza profunda que arrastramos por el cierre del proyecto O Couso nos afianza y empuja para seguir trabajando por el alto ideal, esta vez esperando que ese actuar sea de forma más inteligente y sabio. Aprendimos mucho en esta década prodigiosa, dura pero fascinante. Ese aprendizaje nos ha tenido que ayudar para imaginar mundos mejores y más accesibles. La posibilidad se palpó, con mucho esfuerzo, y por eso ahora no nos achicamos ante los futuros retos.
En estos momentos estamos trabajando en un pequeño centro de operaciones que sea lugar de encuentro futuro. Durante estos meses, en la Sierra Oeste de Madrid, donde la fundación dispone de un pequeño terreno, hemos limpiado el espacio profundamente, ya que el antiguo propietario sufría de síndrome de Diógenes y hemos tenido que dedicar mucho tiempo a la adecuación del lugar. La limpieza material y energética ha sido una labor importante para que el lugar vuelva a cierta belleza natural (en las fotos se ve el antes y el después).
De forma paralela, hemos contratado los servicios de un arquitecto para que realice los planos de la nueva construcción. Seguramente estos planos estarán este mes de enero, lo cual nos capacitará para empezar a buscar recursos (creemos que de la venta de libros de nuestra editorial) para empezar a construir el tejado del nuevo espacio.
Una vez tengamos el edificio funcional, suponemos que, en uno o dos años, dependerá de la capacidad de generar recursos , trasladaremos la sede de la editorial y de la fundación al nuevo edificio. Desde allí daremos cobijo a actividades y encuentros que puedan ayudar a imaginar nuevos mundos, a impregnarnos de la magia de los nuevos paradigmas que han de llegar, y también a personas que nos quieran ayudar a imaginarlos y ponerlos en práctica.
Para nosotros será como un volver a empezar, pero desde una base de conocimiento importante y una ilusión renovada, a sabiendas que el mundo necesita renovar su compromiso con ese mandamiento necesario de amaros los unos a los otros, y con esa creencia de que el amor solo es posible mediante la oportuna relación. Por eso O Couso realizaba una función importante, ya que permitía relacionarnos los unos a los otros, poner en práctica el amor incondicional en circunstancias a veces muy adversas, y de paso, impregnar nuestro día a día de altos ideales y nuevos paradigmas que poníamos en práctica en cada acción realizada.
No podemos perder ese vínculo, de ahí que queremos mantener la llama viva y la alegría suficiente para llevar a cabo la nueva siembra, creando un nuevo punto de luz, un nuevo lugar de encuentro donde compartir y aventurarnos de nuevo a la acción activista inevitable. Llenarnos de quietud por dentro para luego sembrar el mundo de buenas acciones.







FANTÁSTICO!!!!!…. Gracias…….
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Qué maravilla!! Que la llama siga encendida y alumbre nuevos proyectos y encuentros!!
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Cuántas horas a pleno sol limpiando la parcelita… ¡Merecerá la pena!
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