Crecer desde el decrecimiento


Durante diez años estuve abanderando un proyecto que hablaba e intentaba poner en práctica valores como el decrecimiento. Desde la pequeña cabaña donde viví durante esos años, me llené de conflictos internos. Uno de ellos era el comprobar que de alguna manera había simplificado mi vida material, viviendo en un lugar modesto, pero suficiente, eso sí, en un entorno privilegiado rodeado de bosques y montañas. Una de las cosas que más me llamó la atención de mi observación como naturalista casual y antropólogo vocacional era ver como la naturaleza se comportaba de forma diferente a cómo nosotros queríamos implementar nuestro proyecto. La naturaleza, en todas sus condiciones, crecía y se expandía.

Es cierto que en ese crecimiento había un delicado equilibrio para que todo se mantuviera de forma digna. Pero todo crecía. Las madreselvas crecían, las zarzas crecían, la hierba crecía, los árboles crecían, los animales crecían y se multiplicaban. Todo indica que nuestra propia naturaleza humana, está en sintonía con la madre naturaleza, excepto en el pequeño detalle de que el ser humano rompió hace doscientos años el equilibrio.

Nuestra pequeña empresa editorial está en un proceso parecido. Al haber abandonado el proyecto anterior en los bosques y centrar todas mis energías profesionales en la editorial, la misma ha crecido exponencialmente. Esto ha creado un cuello de botella, un embudo estrecho que define un momento complejo. No podemos volver atrás, porque sería volver a un momento de pura supervivencia, así que tenemos que mirar hacia adelante y crecer, seguir creciendo, sobre todo, para seguir compartiendo.

Para ello, hay dos factores indispensables y necesarios, recursos económicos y recursos humanos. Los primeros los resolveremos a base de mucho trabajo, ya que la financiación para empresas pequeñas es algo difícil y complejo y no siempre accesible para todos. Y para lo segundo pusimos hace unos días un anuncio donde buscábamos un/una asistente editorial que pudiera ayudarnos con este crecimiento orgánico en el que estamos. Ha sido muy abrumador todos los CV que nos han llegado, de personas tan preparadas y con tantas ganas de trabajar. Cuando los miro me dan ganas de contratarlas a todas, o al menos a cuatro o cinco, que sería lo óptimo para funcionar totalmente bien como pequeña empresa editorial, y no solo a una persona.

En fin, la elección va a ser difícil. Para contribuir un poco a la idea del decrecimiento intentaremos que sea alguien de la zona y así apoyar la causa local, aunque en estos días de teletrabajo esto esté mal visto y anticuado. Confío en que en este proceso, que siempre da vértigo al empresario por eso de que los seguros sociales pueden truncar la frágil economía, todo vaya bien y sea un win-win donde todos ganemos. Renovar o morir. Crecer o perecer. Como las yedras, las zarzas, las madreselvas.

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