Liderazgo. En búsqueda del patrón


Los líderes tienen algo en común. Se comunican siguiendo un mismo patrón. Normalmente suelen tejer su pensamiento bajo una pregunta: ¿por qué? Las personas que lideran trabajan para una causa mayor. Tienen un ideal basado en una creencia, no importa si es una creencia divina o estrictamente material. Una inteligencia avanzada sabe que la confianza y la lealtad a un ideal mayor puede mover a las masas. El Dios de Irán o el Dios de Israel no son muy diferentes. La diferencia está en la visión que sus pueblos tienen sobre él. El por qué un Dios es diferente del otro tiene que ver con la propia ignorancia humana. La justificación de los líderes es poderosa, porque hacen creer en el “por qué”. Porque Dios lo quiere, porque Dios requiere que la resistencia expulse a los otros.

En el mundo material ocurre lo mismo. Las empresas que tienen éxito es porque se relacionan alrededor de esa pregunta, cerca de ese alto ideal. La mayoría de los líderes son innovadores, y no tienen miedo a los abismos. Los atraviesan. La inteligencia emocional juega un papel importante en el éxito. Una gran inteligencia no sirve de nada si no viene acompañada de una gran inteligencia emocional. A pesar de nuestro cerebro triuno y de nuestra constitución séptuple, la necesidad de transcendencia es común a todos. Ya sea por vía material o por vía espiritual, de ahí que los líderes, de alguna manera, buscan cierta trascendencia, ya sea interior o exterior.

El patrón puede estar relacionado a la búsqueda de la fuente primordial. Hay una tradición budista que habla de la mente prístina. Lo escuchábamos estos días en la presentación del libro del Rinpoche Orgyen Chowang, que tuvo la gentileza de viajar desde California para estar entre nosotros. Nos hablaba de la importancia de meditar, y de cómo al hacerlo, llegamos a nuestra mente pura, prístina, esa mente que aún no está contaminada por nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestros estados de ánimo.

De alguna manera, los buenos líderes conectan con esa mente, con ese ser esencial, con esa manera de ver las cosas de forma atrevida, diferente, sin miedo. Instalados en la mente prístina somos capaces de avanzar hacia esa felicidad incondicional que representaría nuestro verdadero ser. Estar en el ser es estar instalado en lo profundo de lo que somos, en lo prístino y puro.

De ahí que el patrón común a todos los líderes es saber el por qué, y saber que ese por qué está íntimamente conectado con nuestro ser esencial, prístino, único. Saber eso es empezar a jugar en unas coordenadas suficientemente profundas y llenas de fortalezas, en una manera de ver y entender las cosas de forma diferente. Y eso es conectar con la felicidad incondicional.

 

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