Si puedes soñar sin que los sueños te dominen; Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo; Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre, y tratar a esos dos impostores de la misma manera… Rudyard Kipling
Para los que creemos en las teorías hilozoístas, sentimos que las cosas, como las personas, tienen cierta vida. Así pasa con los coches, los objetos y también los edificios, los lugares, o los momentos. Incluso los recuerdos tienen vida propia en nuestro más profundo subconsciente. También ocurre con los sueños, que parecen vivir en una realidad paralela, pero tan real como la nuestra propia.
Trabajar un objeto con nuestras manos lo dota de mayor vida, como hacía Geppetto con sus maderas. Lo artesanal, a diferencia de lo industrial, tiene parte de nosotros, tiene parte de nuestras células, de nuestros átomos simientes, de nuestra vida, emociones y pensamientos. Por eso lo artesanal se valora de forma especial en nuestros tiempos, unos tiempos donde lo mecánico y artificial ha suprimido la vida profunda de las cosas.
Y esta reflexión nacía por la despedida que hace unos días hicimos de un emblemático edificio del cual muchos estuvimos enamorados desde que dimos con él. Y lo estábamos porque entre sus paredes, aún guardaba esa madera añeja, tan propia de edificios antiguos y singulares, pero también por todo lo vivido en él, cuando abrazaba aquel emblemático centro abierto donde tantas y tantas personas pudimos disfrutar de la inspiración de otros. Y tantos los proyectos que de allí salieron. Incluso, proyectos que sin nosotros saberlo, nacerían de los sueños que se tejieron allí, como el proyecto O Couso. Las carambolas de la vida quisieron que una de sus fundadoras encontrara inspiración en ese hermoso hogar de madera y ladrillo tolosano.
Como esos de antaño, hay muchos proyectos que se desarrollarán en nuestras vidas. Algunos personales, los más importantes; otros, profesionales; otros, ideológicos o activistas y otros de calado profundo o espiritual. Algunos serán un éxito y la mayoría, un fracaso. Pero no entendiendo fracaso en términos negativos, sino fracaso como lugar de aprendizaje. Nos equivocaremos una y otra vez hasta que se encienda dentro de nosotros esa luz, ese eureka. Arquímedes de Siracusa entendió que para descubrir algo, encontrar un hallazgo o resolver una ecuación compleja de nuestras vidas, primero hay que equivocarse tantas veces como haga falta, quizás hasta que la sabiduría nos alcance o hasta que la maestría y el poder de manifestación nos lleven hacia nuestras metas.
La visión o epifanía de sentir profundamente un tipo de propósito o misión es algo que va más allá de la propia heurística del invento o el descubrimiento. Tiene que ver con nuestra posición en el mundo, en ese mundo creado a nuestra imagen y semejanza, según nuestras limitaciones, nuestros recursos, nuestra imaginación, nuestras creencias, o incluso los apoyos que recibimos de otros. Al margen de si nuestras visiones van más allá de nosotros, o simplemente se desarrollan en el quehacer diario sin mayores aspiraciones, en algún momento de nuestro transitar humano nos topamos con ese amanecer musical que nos incluye en la sinfonía de la vida. Entonces participamos de ella con una consciencia superior, con un anhelo diferente, sin importar el éxito o el fracaso, como sentenciaba en su poema el masón Rudyard Kipling.
No importa si ganas o fracasas, lo que importa, al final, es tener esa certeza de participar de algo mayor, algo que es Vida, Amor y Consciencia al mismo tiempo. Algo que se extiende hacia el infinito sin que podamos descifrarlo. No algo divinizado desde la ignorancia humana, sino algo divino dentro de sí mismo.
De ahí la libertad y la liberación de actuar sin importar el resultado. Solo cumpliendo con nuestra parte en el ciclo de la vida, desde donde podamos, como podamos, hasta donde podamos, sin forzar, sin obligar, solo por el placer y la virtud de sentirnos un eslabón más, un nudo en la cuerda, una piedra pulida que encaja como puede en el edificio de la vida. Si puedes soñar sin que los sueños te dominen, no dejes nunca de hacerlo. Sueña, ejecuta, desapégate.
