CARTA A UNA AMIGA…


Estimada amiga,

Cuando la niebla campa por sus anchas a veces perdemos la visión y el propósito. Álvaro me ha dicho esta mañana que no han recibido el libro, así que no está parado por el impago, sino porque no les ha llegado. El pago lo haré el lunes, tal y como he quedado con él, pero si no tiene el libro de nada sirve que pague hoy, mañana o pasado. No sufras por Vanina o Nano o los proveedores. Hasta el día de hoy se les ha pagado a todos puntualmente, con la excepción, dada las circunstancias, del retraso a dos imprentas, lo cual, tampoco es tan grave el retraso de uno o dos meses siempre y cuando acabes pagando. Cosa que haré, como siempre he hecho hasta el día de hoy. Por cierto, y por si no lo sabías, en dos años he hecho frente con mil malabarismos a la nada despreciable cantidad de 136 mil euros de gastos que Séneca ha tenido, que es casi el valor de lo que me ha costado la casa. Así que no pensemos que gestionar una empresa es cosa fácil. A los datos me remito. El riesgo tiene un precio, y yo lo pago gustosamente.

Comprendo que estés quemada. He abusado mucho de tu lealtad y confianza y eso tiene un precio. Lo siento por mi parte, porque siempre, hasta ahora, habías sido muy justa, comprensiva y leal. Siento de veras que esto haya cambiado. Siempre he aplazado para el futuro la forma de compensarte, ya fuera económicamente o con otras cosas, pero nunca he visto la oportunidad de hacerlo porque, como tú bien describes, la situación es asfixiante, no tan sólo la mía propia, sino la de la editorial, que no da para muchas alegrías y no vende lo suficiente para mantenerse. Ten en cuenta que la supervivencia hasta día de hoy ha sido por los más de 50 mil euros que hemos aportado de nuestro bolsillo y todas las horas que personas como tú han sacrificado para él mismo. Y a pesar de todo lo ocurrido en estos dos años, que no ha sido fácil ni en lo personal ni en lo profesional (de mi vida personal sólo conoces algunos flecos…), aquí estamos, con un par de cojones, como diría aquel…

Estás confundida si piensas que existe una falta de seriedad y responsabilidad. Llevar una editorial no es nada fácil. Pero lo peor no es llevar una editorial, te lo aseguro, sino llevar una empresa, y sobre todo, una empresa tan peculiar como la que tenemos desde la inexperiencia más absoluta (la mía). Ahí quisiera ver yo a más de uno y además, tener que aguantar que te llamen irresponsable o poco serio porque te vas quince días de viaje, a cuenta, por cierto, de mi tesis doctoral, no por placer o para estar tumbado en una hamaca todo el tiempo en una playa o montaña paradisíaca olvidándome del mundo, que es lo que hace la gente con cierta normalidad. Soy antropólogo y viajar forma parte de mi trabajo y además, de mi estilo de vida. Y lo siento por los que os cueste entenderlo.

Cuando empezamos con todo esto había muchas expectativas. Por mi parte las sigue habiendo, pero no expectativas económicas, sino culturales. Eso siempre lo hemos tenido claro Mario y yo, y siempre hemos avanzado por trabajar la satisfacción personal y no la profesional, la cual ya está más que satisfecha. No necesito grandes éxitos en lo económico porque ya he tenido de todo. En ese sentido soy una persona rica y afortunada. También de esto quedó advertido todo el mundo que colaboró y se implicó en el proyecto. Comprendo que pueda doler ver como se le paga a un maquetador o a un corrector mil euros y tú o yo que le echamos más horas que un reloj al proyecto no ver ni la sopa boba. Séneca siempre ha sido la excusa para un proyecto mayor, pero esto es harina de otro costal…

En lo personal he elegido un camino muy arriesgado y no exento de peligros. El proyecto de abandonar Barcelona tenía como contrapeso el dedicar cuatro años en exclusiva a la tesis doctoral. María se empeñó en la casa, luego mis padres y ahora no me queda más remedio que empeñarme yo también porque la situación global no está para muchas alegrías. Lo que realmente me importa en estos momentos, es la tesis doctoral, que es por lo que siempre he luchado y por lo que he invertido tanto tiempo, dinero y sueños. En ese mundo de prioridades, como ya sabes, también está Séneca, a la cual he dedicado mucho tiempo y dinero. De aquí a tres o cuatro años quizás me sienta satisfecho porque tendré una bonita casa, una bonita empresa editorial y seré doctor en antropología. Más te aseguro que esa no es mi meta ni mi ambición. Sólo una excusa. No me sentiré un irresponsable, ni un fracasado, ni poco serio por esos logros. Tampoco pensaré que todo eso lo he logrado gracias a que muchos han entregado su vida en ello. Los que me han querido ayudar a todo esto lo han hecho de forma voluntaria y muy generosa, y yo, humildemente, les estaré eternamente agradecido y, además, tendré la generosidad de compensarlos cuando llegue su momento. Tú misma lo has dicho… son las acciones las que quedan… En la vida siempre hay buenos y malos tiempos… Para mí resulta importante saber a quién recurrir para lo bueno y para lo malo… Quizás llevar una tesis doctoral, una empresa y la construcción de una casa sea pedir demasiado a la vida… Algunos hubieran optado por una u otra cosa, pero no por las tres a la vez… Mi ambición no tiene límites, y algún día entenderás porqué… Es muy cómodo hablar desde la seguridad de tu vida (en lo personal y profesional) para destrozar con argumentos vacíos de contenido y análisis la vida del otro. Sé que alguna vez yo he caído en ese absurdo juego y te aseguro que me arrepiento.

En fin, no estoy desmotivado por nada, a pesar de todas las circunstancias, pero puedo entender que otros lo estén. Séneca ya tiene su sede, puede almacenar libros, ha conseguido distribución nacional y va a editar buenos proyectos. Hemos aprendido y ahora viene el tiempo de disfrutar de los frutos. Por mi parte sé que tendré que seguir sacrificando mucho. A Anja le ha costado entender mucho que esté las 24 horas pegado al ordenador entre tesis, Séneca y libros restando todo ese tiempo a mi vida personal y social, la cual en este momento es nula. He sacrificado mucho, pero no me importa nada. Todo se andará…

Decías que eso de ir a países pobres para ver miseria era una estupidez… Quizás a más de uno le vendría bien. A mí me ha sentado de maravilla. Comprendes cuando estás allí que nuestras miserias son una broma en comparación a lo que allí ves y hueles. No te preocupes por estas cosas, no merece la pena. Si la editorial se hunde, mi casa me la expropian y me quedo en la calle pidiendo limosnas no será nada excesivamente grave. Solo una lección más, sólo una aventura más… Siempre podré contar que hay gente que lo pasa peor, porque lo he visto y lo he vivido. Discutir por un tarjetón o por una empresa de locos es un absurdo metafísico. Te aseguro que no merece la pena… En fin, cuídate y seguimos en la medida que tú decidas…

Besos…
(Foto: Anja Meier, Comunidad de Gyan Sarovar-Mount Abu, India, octubre de 2008)

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