Vivir el momento tiene mucho significado con lo que hablamos ayer sobre el conocerse a uno mismo, ese Nosce te ipsum, escrito a la entrada del Templo de Delfos como advertencia del verdadero camino hacia la realización. Esa experiencia tiene mucho que ver con nuestra consciencia limitada, parcelada, limitada, que fragmenta la realidad desperdiciando con ello la vivencia real de la existencia. De ahí que seamos esclavos de nuestra propia parcelación vital y sea difícil liberarnos de nuestro peor enemigo: nosotros mismos. Por eso la profundidad de la expresión Carpe Diem. La vivencia del momento, el instante único, el camino del eterno ahora… o del eterno retorno, como diría Eliade.
Estos días son trascendentes en ese sentido… Siento como cada paso tiene un significado, cada segundo es un momento único e irrepetible… Estar con amigos, compartir un momento, un instante, rodeado de seres queridos, de familia, de personas que siempre han estado ahí en lo bueno y en lo malo… Cada palabra, cada gesto ha preñado el instante de forma eterna. Nada podía alejarse, nada podía quedar lejano porque todo era atrapado en la memoria de la emoción.
Mañana es mi último día en Barcelona… El viernes, empieza un nuevo viaje… un viaje hacia el encuentro y el reencuentro… un viaje hacia el Momento… Iré en coche… dos o tres días campeando tempestades y peligros… Espero que todo vaya bien… confío en que todo irá bien…
(Foto: Momento único e irrepetible en la Baja Sajonia, norte de Alemania, mayo de 2008)

Es único, pero no irrepetible
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