La Navidad se ha institucionalizado. Ya no forma parte de ninguna práctica mágica o ritualística que surgiera de forma espontánea entre las “communitas” de tiempos lejanos. Las instituciones pretenden el control del individuo y la sociedad y por eso asumen como suya cualquier práctica que pueda escapar a su campo de actuación. De ahí que la Navidad y todo su significado profundo se haya mercantilizado y adoptado como un dogma basado en la costumbre y no en el sentido. El objetivo es marcar unas pautas, especialmente de consumo, para aprovechar los símbolos de antaño y crear así una oportunidad más de negocio. La masa, sin criterio propio y dispuesta a seguir el dogma, se aleja de la esencia, del mensaje original, añadiendo hipocresía a unas fiestas rotas y huecas. El mensaje de amor y de paz, del nacimiento de la luz en la cueva del corazón, la magia del ritual solsticial, los símbolos que nuestros antepasados heredaron de sus antepasados para perpetuar el conocimiento intuitivo de las cosas se ha perdido o se pervertido. La sociedad ha roto con sus valores y ha perdido el rumbo, el sentido de las cosas. Se ha alejado de la advertencia cósmica de que todo es perecedero excepto aquello por lo que somos capaces de mejorar, de crecer, de soñar. Impregnados de mentiras e ilusión, de hipocresía y perversión, hoy es Nochebuena y mañana Navidad. Así, felices fiestas, y dulces sueños…
(Foto: Cielo gris en una calle cualquiera de Christiania, Copenhague, diciembre de 2008)

Dia radiante
Me gustaMe gusta
Bon dia, maco!
Me gustaMe gusta
El Mundo no ha perdido el rumbo, más bien, ha variado las coordenadas buscando una nueva forma de vida. Esa nueva forma de vida se puede encontrar en el país cuyos habitantes buscan la vida fácil y cómoda, sin compromiso ni esfuerzo. País en el que la palabra responsabilidad no forma parte de ningún diccionario, y sostenibilidad no coviene incluirla.Esperemos que nuevos vientos nos hagan retomar el buen rumbo.
Me gustaMe gusta