Crónica de una muerte anunciada


Hacía días que la vida había decidido marcharse de su lado. Siempre tuvo un semblante apático, triste, melancólico. No podía entender como un animal podía manifestar de forma tan poderosa esos síntomas inequívocos de depresión y angustia. El otro pato creció alegre, con los mismos condicionantes, con la misma comida, con el mismo trato. Aquí las teorías psicológicas conductuales se desmoronaron. El pato alegre le dobló el tamaño en poco tiempo, el triste, se quedó reducido, pequeño, con pocas ganas de casi todo. Como todo pato era torpe y esa torpeza más las pocas ganas de vivir han hecho el resto. Hoy lo encontré muerto. Seguramente, por lo posición que mantenía, debió tropezar y caer bocarriba. A los patos les cuesta volver a su posición normal. Ya en más de una ocasión, sobre todo de pequeños, tuve que rescatarlos más de una vez de situaciones difíciles. Pero sobrevivieron. Esta vez no ha sido así. La noche pudo, quizás el cansancio, quizás las pocas ganas de vivir… He aprendido a no tomarme la muerte como un acontecimiento triste, sino necesario. Reflexiono mucho sobre ella sólo para sentir en carne viva la urgencia del vivir. La muerte es inevitable, nos espera a cada esquina. Hoy ha sido el pobre pato, el patito feo, el más torpe y angustiado por una existencia que apenas entendía. Se limitaba a mirar a su alrededor. Ni siquiera corría, como hacen los conejos, las gallinas y el pato que le dobló el tamaño, cuando todas las mañana ponía el recipiente lleno de comida. Se limitaba a mirar a los otros, a seguirlos, y a esperar que acabaran con paciencia para empezar él a solas su propio festín. Pobre pato… No somos nada… y el lo ha descubierto excesivamente joven. Que el cielo de los patos lo acoja y le proteja en la eternidad. Amén.

5 respuestas a «Crónica de una muerte anunciada»

  1. Javier siento mucho lo de tu patito,puede haber sido un golpe de calor,pero la vida sigue y tienes tus conejos,gallinas y debes de tratar de cambiarle el agua 3 veces al dia mientras dure este calor.UN SALUDO.

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  2. Hola Javier, Siento lo de tu patito , pobrecito, por lo que describes yo creo que ese patito nunca estuvo sano y la naturaleza ha hecho su selección natural, pero no te preocupes ni te culpes por ello estoy segura de que le has proporcionado todo lo necesario y más , son cosas que pasan, a mí me produce mucha pena la muerte de un animal, pero piensa que cuando la muerte llega es inevitable , era su destino, ahora ese patito descansa en paz.un fuerte abrazo.

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  3. Javier, siento muchísimo lo de tu patito pero si no lo has cuidado con el mimo y el cariño que se merecía, estas son las consecuencias: el patito muerto.¿Quién es el culpable?El culpable es Fofito que te ha puesto nervioso y has desatendido tus obligaciones como papá Patito.

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