La mirada interior


Entre lo externo de cada uno y lo interno hay un trecho que algunos llaman la mirada interior. Dependiendo del enfoque y la fuerza que esa mirada posea, lo exterior parecerá más bello o poseerá cierto atractivo capaz de enamorar a cualquiera. Incluso algo que ausente de mirada pudiera parecer tosco, se va embelleciendo a medida que la interiorización va cobrando protagonismo. Ayer le preguntaba a I.P.R., dado mi nuevo estado de soltería, donde va la juventud de estos lares a divertirse. Me insinuó ciertos sitios en La Carlota, pero me parecieron algo así como la tierra de los gorilas de montaña de Dian Fossey. Cuando era más joven, solía ir a ligar a las bibliotecas o a lugares solitarios al estilo la Isla de los Pingüinos que no a los explosivos volcanes de Virunga donde todo era excesivamente excitante pero carecía de la delicadeza y el tacto que uno andaba buscando por esos tiempos. Mientras mis coetáneos se marchaban a la discoteca de turno, era fácil sorprenderme practicando meditación trascendental en cualquier lugar exótico con gente particularmente exótica. Así, la mirada interior a veces se volvía mirada extraña para el ojo ajeno, y en muchas ocasiones, mirada insólita. Así me iba. Casi nunca ligaba y cuando lo hacía acababa la cosa en montaña rusa. Bueno, pues recordando aquellos retazos de juventud, ayer me fui a practicar Raja Yoga con un grupo de gente bonita. Entramos a la sala común, cerramos los ojos, cantamos tres veces el OM, respiramos, nos relajamos, viajamos al interior explorando nuestras zonas erróneas, seguimos respirando controlando cada pulso interior, abría de vez en cuando el ojillo para ver si entre la fauna estaba aquella que sabía volar, volvía a cerrar, remiraba una y otra vez… nada de nada… En fin, como un adolescente desarrollando esas técnicas de vigilia. Al finalizar, y visto el poco éxito en la meditación y en el ligue, conté una de vaqueros, de cuando viajé a la India y practiqué en Mount Abu el Raja Yoga, o de cuando una vez que, practicando una intensa meditación en una excursión con la Cruz Roja siendo yo monitor por aquellos entonces, tuvieron que venir tres o cuatro personas a sacarme del trance en el que había entrado. Eso sí, el trance era justificado porque la niña con la que hice la meditación estaba bien buena… Pues eso… mirada interior, puente indispensable para ser bellos por dentro y por fuera… y de paso, pasar un buen rato sin necesidad de drogas, éxtasis o cualquier otro artilugio que nos haga parecer más gorilas…

7 respuestas a «La mirada interior»

  1. Icen, creo que estás en un error. Javier no quiere ligar con "la fofito"; fofito es hombre, y javier, hetero, como se puede deducir de sus comentarios en anteriores posts. Aclaremos las cosas, que no se creen malentendidos, que viene la feria y hay que disfrutar.

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