Diosito nos acompaña siempre


Estimado M.,

¿Por donde anda usted? Espero que el Misterio Absoluto y sin Orillas le esté protegiendo en su atalaya centrífuga… Yo no ando, más bien estoy enclaustrado, a cual cortijero eremita en esta cueva oscura picado desde que usted me dijo que se iba a sacar el docto laboris. Así que ando a toda prisa antes de que sea usted un nuevo estudiante modélico y aventajado y me saque delantera en esta obra magna. Eso sí, he reunido, imitando su idea, a un catedrático de ciencias políticas, un doctor en sociología, tres ayudantes, cuatro correctores, cien esclavas dádivas y una legión de auxiliares invisibles que, más en mi imaginación que en la cruda realidad, me ayudan con ánimos y esfuerzo en mi labor. Hasta tal punto llega la esquizoide maldita. Así que tiro de este carro con solera y algo de hartazgo, a la espera que otros problemas mundanos no distraigan más mi atención, cosa que, dicho sea de paso, no ocurre desde que elegí el valiente camino del desapego material.
Por lo demás, tengo dos noticias, una mala y otra buena. La mala noticia es que nuestro buen amigo R. no nos ha podido ayudar, la buena noticia es que no hay buenas noticias. Así que seguiremos en la fiesta ahogando las penas como se pueda y como alguna vez dijo Jesús en la angustia de Getsemani: ¡Abbá, Abbá!, es decir, Papito, Diosito, acompáñanos siempre, y no nos abandones como hiciste con el Hijo del Hombre, que está la cosa requetemala.
Espero que usted esté bien, soportable, gracioso, simpático, amigo de Jaimito en el trampolín de la muerte y enfrascado en sus contradicciones cotidianas que ya hago mías, porque no hay discípulo que se precie si no es capaz de imitar, ojo por ojo, todo cuanto haga su más avanzado de los maestros.
En fin… seguimos a trompicones, como hasta ahora, pero seguimos, porque no hay mayor credo que el de los pobres y no hay mayor gloria que vencer cuantas batallas nos de la vida. Compartamos el pan y multipliquémoslo para que, como dijo Pablo en el areópago de Atenas, sigamos existiendo en Él, moviéndonos en Él y siendo en Él… y a poder ser con la boca llena, rebosante de panes y peces hasta que el Espíritu decida administrar el octavo sacramento.

Un sentido abrazo…

J.

9 respuestas a «Diosito nos acompaña siempre»

  1. Icen, he descubierto que eres mujer( no me preguntes cómo) y estoy pensando que quizás hagas buena pareja con el loco de la montaña… Bueno, yo sólo lo dejo caer, que en esas cosas del amor es mejor no meterse, no quiero parecer un celestino.

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  2. Vaya, vayaa… celestinos, brujitos .. ;-)Entonces sólo nos queda :" .. Ven a juntar tu tierra con la mía, y a montar alguna garabía.Que si lo haces bien te regalo un cucurucho. Y te achucho. "Jejejej

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  3. ¡Ay, qué bonito, Icen! Seguro que ya lo tienes en el bote. Sigue por ese camino, que el loco es un sentimental de cuidado.Y si no te hace caso, aquí estoy yo, un lugareño dispuesto a enamorarte. ¡GUAPA!

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  4. No sé si eres hombre o mujer. Si fuiste creada con una costilla de Adán, es el momento: El de la montaña lleva un relativamente largo periodo de tiempo de abstinencia forzosa- propio de sus creencias en filosofías orientales- lo que le ha provocado que se encuentre con el k-arma tántrica enhiesta" o "caliente como plancha de chino" como dice el refrán de un país en pleno proceso de revolucionario donde los primeros inmigrantes chinos montaron negocios de lavandería.De modo que Icen invítalo a meditar a las 3 de la madrugada en las playas de Tarifa pero siempre mirando hacia el Oriente. Sabrás lo qué es el Nirvana.

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  5. Anónimo último, va por tí ;-)Sí soy la de la costilla, la playita la pongo yo, aunque prefiero los atardeceres soy un pelín osito,… y lo de la posición hacia el Oriente, sentada, de pie o haciendo el pino, ahí ya me pierdo … pero lo que sea por un Nirvana 😉

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