La vida de un truhán


Mi querida L.,

Todo es difícil, muy difícil. No quiero engañarte, y sobre todo, no quiero hacerte daño. Y he descubierto que no quiero hacer esas cosas porque realmente me importas, me pareces una excelente persona y creo que mereces el mayor de los respetos y consideración. Ese es el motivo real por el que no volví a V. Aparentemente hubiera sido muy bonito volver, ir a Silos, enamorarnos y abrazarnos y todo eso… Pero he descubierto que no estoy preparado, que aún tengo sentimientos en mi corazón que debo pulir, olvidar, despejar. No puedo seguir arrastrando a nadie más en mis norias afectivas, y tampoco puedo seguir culpando a nadie más de mis problemas emocionales. Si no me hubieras importado, créeme, hubiera ido contigo a Silos, pero ese acto hubiera sido un acto egoísta por mi parte y francamente terrible. Me dio pánico verte en V. porque descubrí lo fácil que me hubiera resultado enamorarme de ti.
Reflexioné mucho en G. y me vacié por dentro, descubriendo todas las heridas abiertas y aún no cicatrizadas. Lo siento L., pero no podía pasear contigo, enamorarme de ti, al mismo tiempo que seguía pensando en todas esas aventuras recientes que aún no han sido cicatrizadas. Aunque te duela escucharlo y aunque te duela todo lo que ha pasado, creo que he sido y soy honesto y creo que te debo esa honestidad. Es mejor hacer bien las cosas, de forma suave, sin exigencias, sin limitaciones, sin apropiarnos por asalto de la vida del otro. A veces es mejor estar dolidos que dormidos, y yo te prefiero dolida pero despierta, porque nunca se sabe cuan milagrosa puede resultar la vida. Soy un truhán de moral despiadada, y tú no te mereces un truhán en tu vida. Y yo, como buen pirata, seguiré navegando por los mares del sur…

Besitos y cuídate…

Una respuesta a «»

Replica a elcamaleón Cancelar la respuesta