
Se cree comúnmente que los sueños están fabricados con una sustancia irreal, que pertenece más bien al mundo de lo intangible y que, por lo tanto, supone una traba para asaltar a lo tangible y construir cosas reales. Un día, buscando un lugar tranquilo sobre la tierra, encontramos una pequeña granja abandonada y que por muy poco dinero estaba en venta. De repente se convirtió en un sueño. Incluso cuando miro la foto que acompaña este texto, es como si hubiera sido realizada desde un ángulo irreal. Y es que a veces los sueños tienen esa capacidad plástica de volverse realidad. Sólo hay que mimarlos, creer en ellos, trabajar para ellos… Pero por supuesto, hay que tener mucho cuidado con lo que soñamos, porque a veces, la materialización de los mismos no va acompañado de abanderados que puedan sostenerlo. Si deseo vivir en un palacio a cuerpo de rey, es posible que consiga ese palacio, pero luego tendré que tener en cuenta que un palacio de diez mil metros de vivienda habitable necesita sus cuidados. Así que tengamos cuidado con los sueños, o al menos, perfeccionemos los mismos hasta acertar con nuestros deseos más nobles y sinceros…
(Foto: Satemin es un pequeño paraíso en un lugar único. Es un sueño hermoso que sigue rondando por mi cabeza, pero siempre con el cuidado razonable de no pagar un precio vital excesivo).
En el país de los sueños todo es posible. Basta con frotar una ilusión,y pensarla separada del mundo exterior,para que esa ilusión se ilumine dentro de uno mismo.
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