El vagabundo


Uno puede pasar frío durmiendo en la calle y calor en un palacio. Hoy
toca calor para no preocupar en exceso a los que creen que me equivoco
a mi manera. Así que dormiré en una cama junto a una moderna chimenea
regulada por mando a distancia, sin olvidar el frío de la calle que
millones de seres sienten como yo sentí anoche, de forma voluntaria y
caprichosa. A cuento de chimeneas, Joaquin me preguntaba sobre la
necesidad laboriosa de mantener en Alemania los fuegos encendidos a
base de leña con el trabajo que eso supone. La chimenea con mando a
distancia que ahora disfruto me ha dado la respuesta. No he encontrado
en ella el placer intenso de poder oler a leña quemada, ni el crujir
mágico de sus trocos. La chimenea moderna sin duda es más limpia y
cómoda, pero carece de vida, de magia, de amor. Por eso añoro
aquellas laboriosas chimeneas alemanas, aquel verdadero y puro
calor… Pero esto solo son palabras de un pobre vagabundo…

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