Corrupción a todos los niveles


Decía ayer que no entendía lo que pasaba en España. Creo que la misma sorpresa se han llevado en otros países, tal y como relata un titular del New York Times (http://www.nytimes.com/2010/04/09/opinion/09fri2.html?ref=opinion) en el que, con cierto estupor, se asombra de que en nuestro país juzguemos a los jueces que persiguen el crimen organizado, la corrupción política y el terrorismo. Tal vez tan sólo se trate de una cortina de humo para que la justicia, y los ciudadanos que la soportan, no piensen en exceso en el caso Gürtel, ni en sus mafiosos artífices, algunos de los cuales, dicho sea de paso, son los que administran el dinero que todos los ciudadanos comprometemos para el bien funcionamiento de nuestro devenir. Pero creo que la reflexión no debería detenerse aquí… Algo huele a podrido en nuestra sociedad… Porque todo esto que vemos, y de lo cual, dicho sea de paso, parece que estamos en la inopia inmune, no es más que la punta de un iceberg que empieza en nosotros mismos como ciudadanos nada ejemplares y que se traslada del ámbito privado al público con una facilidad que da vértigo. Es un milagro que la sociedad moderna no se derrumbe como un castillo de naipes… Todo, incluso esto, parece normal, como si la fatalidad no tuviera nada que ver con nosotros… Lo de Garzón es surrealista, y a pesar de que no es santo de mi devoción, admito que veinte años sin jueces así supondrá la victoria de la mafia que ostenta el poder de nuestra sociedad, y que se basa, a cual pelicula de Al Capone, en la más estricta observancia de la corruptela a todos los niveles. Así que hagamos un trato: que la sociedad civil denuncie todo cuanto vea en este sentido. Si el concejal de turno, el alcalde de turno, el político de turno o quién sea malversa los fondos públicos, se aprovecha de sus privilegios o saca sustancial jugo de su puesto, denunciémoslo sin reparos, con nombres y apellidos, y que se haga justicia, pero de la buena. Así que basta de heroína a los yonkis de la política y la corrupción.

4 respuestas a «Corrupción a todos los niveles»

  1. COMUNICADO DE AMNISTÍA INTERNACIONAL:

    Tras las últimas noticias al respecto, te enviamos este mensaje para informarte de la postura de Amnistía Internacional ante la acusación al Juez Baltasar Garzón por investigar los crímenes franquistas.

    Amnistía Internacional considera insólito que el juez Garzón pueda ser juzgado por investigar las desapariciones de más de 100.000 personas ocurridas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista.

    La “Ley de Amnistía de 1977” ha sido invocada para perseguir al único juez que ha intentado dar respuesta a víctimas de desaparición forzada y sus familias. Si este juicio se produce, será la primera vez en todo el mundo – al menos que tengamos constancia en Amnistía Internacional – que un magistrado, en democracia, es sentado en el banquillo por intentar conseguir verdad, justicia y reparación para las víctimas de crímenes internacionales. Además, enviará un mensaje tremendamente negativo para otros jueces que lo intenten, tanto en España, como en el resto del mundo.

    Las normas internacionales de derechos humanos dicen claramente que el crimen de desaparición forzada NO prescribe y entorpecer su investigación es un delito, por tanto ninguna “Ley de Amnistía” puede contradecirlas.

    Te animamos a que entres en nuestra página de facebook, dejes tus comentarios en el muro y compartas en tu perfil esta noticia.

    Por favor, reenvía este mensaje a todos tus contactos.

    Recibe un cordial saludo,

    Esteban Beltrán
    Director Amnistía Internacional

    Me gusta

  2. Ahora tengo más claro que nunca que vivimos una dictadura disfrazada, vamos todos a la calle, los corruptos con poder no deben seguir tapando corrupcion malversasion, etc. y mucho menos cuando un juez intenta penar los hechos, y le pagan condenandolo, ¿Franco no habia muerto? o es que se han clonado muchos de esos. besitosss

    Me gusta

  3. Estimado Javier

    Me siento en el deber de agradecerte tu obra «Creando Utopias»

    Para mí es una obra de obligada lectura para cuaquier ser humano que, cansado de esta comedía que rodea a la vida política y como consecuencia a nuestra propia vida, halle en ella verdades como puños…un despertador para alertarnos en las horas de «sueño»

    Ese es el gran problema…no deseamos despertar. Nos es más cómodo permanecer en la cueva platónica.

    Carencia de espíritu de rebeldía, la mejor baza para quienes orquestan nuestro vivir

    Dejo aquí un texto de José Ingenieros de su obra «Las Fuerzas Morales», un gran referente de su tiempo y de nuestro tiempo en el campo de la psicología y filosofía .

    II. De la rebeldìa.

    32. Rebelarse es afirmar un nuevo ideal. Tres yugos impone el espíritu quietista a la juventud: rutina en las ideas, hipocresía en la moral, domesticidad en la acción. Todo esfuerzo por libertarse de esas coyundas es una expresión del espíritu de rebeldía.

    La sociedad es enemiga de los que perturban sus mentiras vitales. Frente a los hombres que le traen un nuevo mensaje, su primer gesto es hostil; olvida que necesita de esos grandes espíritus que, de tiempo en tiempo, desafían su encono, predicando verdades vitales.

    Todos los que renuevan y crean son subversivos: contra los privilegios políticos, contra las injusticias económicas, contra las supersticiones dogmáticas. Sin ellos sería inconcebible la evolución de las ideas y de las costumbres, no existiría posibilidad de progreso. Los espíritus rebeldes, siempre acusados de herejía, pueden consolarse pensando que también Cristo fue hereje contra la rutina, contra la ley y contra el dogma de su pueblo, como lo fuera antes Sócrates, como después lo fue Bruno. La rebeldía es la más alta disciplina del carácter; templa la fe y enseña a sufrir, poniendo en un mundo ideal la recompensa que es común destino de los grandes perseguidos: la humanidad venera sus nombres y no recuerda el de sus perseguidores.

    Siempre ha existido, a no dudarlo, una conciencia moral de la humanidad, que da su sanción. Tarda a veces, cuando la regatean los contemporáneos; pero llega siempre, y acrecentada por la perspectiva del tiempo, cuando la discierne la posteridad.

    33. El espíritu de rebeldía emancipa de los imperativos dogmáticos. Creencias que el tiempo ha transformado en supersticiones, siguen formando una atmósfera letal que impide el desenvolvimiento de la cultura humana. En cada momento de la historia se yergue heroico contra ellas el espíritu de rebelión, que es crítica, libre examen, iconoclastia.

    Atrincherarse en tradiciones significa renunciar a la vida misma cuya continuidad se desenvuelve en constante devenir. La obsecuencia al pasado cierra la inteligencia a toda verdad nueva, aparta de la felicidad todo elemento no previsto, niega la posibilidad misma de la perfección, ¿Por qué -preguntó el filósofo- seguiremos bebiendo aguas estancadas en pantanos seculares, mientras la naturaleza nos ofrece en la veta de sus rocas el chorro de fuentes cristalinas, que pueden apagar nuestra sed infinita de saber y de amor? Las aguas estancadas son los dogmas consagrados por la tradición; las fuentes de roca son las fuerzas morales que siguen manando de nuestra naturaleza humana, incesantes, eternas. Esas fuerzas rebeldes nunca han dejado de brotar; viven, crean todavía, cada vez mejores. Renunciar a ellas, como quiere el tradicionalismo, es decir ¡alto! a la vida misma; es decir ¡no! a los ideales de la juventud.

    El espíritu de rebeldía es la antítesis del dogma de obediencia, que induce a considerar recomendable la sujeción de una voluntad humana a otras humanas voluntades. En ese inverosímil renunciamiento de la personalidad, la obediencia no es a un ser sobrenatural, sino a otro hombre, al Superior. Ilustres teólogos han dado de ella una explicación poco mística y muy utilitaria, mirándola como uno de los mayores descansos y consuelos, pues el que obedece no se equivoca nunca, quedando el error a cargo del que manda. Este dogma lleva implícito un renunciamiento a la responsabilidad moral; el hombre se convierte en cosa irresponsable, instrumento pasivo de quien le maneja, sin opinión, sin criterio, sin iniciativa.

    34. La rebeldía intelectual es eterna y creadora. La leyenda personifica en Satanás al ángel denunciador de las debilidades y corrupciones de la humanidad; y es Satanás en la poesía de Carducci el símbolo más puro del libre examen, del derecho de crítica, de todo lo que significa conciencia rebelde a la cuadriculación previa del pensamiento humano.

    No es admisible ninguna limitación al derecho de buscar nuevas fuentes que fertilicen la vida. Obra de bienhechora rebeldía es descubrirlas, afirmarlas, aprovecharlas para el porvenir, impregnando la educación, ajustando a ellas la conducta de los hombres. La sabiduría antigua, hoy condensada en dogmas, sólo puede ser respetable como punto de partida y para tomar de ella lo que sea compatible con las nuevas creencias; pero acatarla como inflexible norma de la vida social venidera, como si fuese un término de llegada que estamos condenados a no sobrepasar, es una actitud absurda frente al eterno mudar de la naturaleza.

    El arte y las letras, la ciencia y la filosofía, la moral y la política, deben todos sus progresos al espíritu de rebeldía. Los domesticados gastan su vida en recorrer las sendas trilladas del pensamiento y de la acción, venerando ídolos y apuntalando ruinas; los rebeldes hacen obra fecunda y creadora, encendiendo sin cesar luces nuevas en los senderos que más tarde recorre la humanidad.

    Juventud sin espíritu de rebeldía, es servidumbre precoz.

    Un Saludo. Gracias por «Creando Utopias»

    Me gusta

    1. Gracias María por este hermoso texto… Solo nos vale la rebeldía cósmica contra nosotros y el mundo para sentirnos continuamente vivos y libres. Sigamos creando utopías partiendo de la nuestra propia… este es nuestro compromiso rebelde…

      Me gusta

Replica a El Loco Cancelar la respuesta