Ayer Salvador no dijo nada por la mañana. Me levanté preocupado ya que no había sido él, sino el resto de seres sintientes los que me habían despertado temprano. Vi que había perdido energía, vitalidad. Comprendí enseguida que se marchaba. La lucha, los milagros, la esperanza y la fe daban paso a la realidad que se imponía. Hice todo cuanto pude, no dejé al pajarito ni un solo momento solo. Y la muerte, la estúpida muerte, le rondaba cerca. Así que decidí permanecer a su lado, cogido entre mis dos manos, hasta la expiración final. Y ahí murió, con su frío cuerpo, en mis calientes manos, hasta el último aliento. Cuanta fragilidad en ese momento. Cuanto silencio derramado. Inclusive, cuanta impotencia cuando la última lágrima quiso caer en su pico cerrado. Pero hubo algo que me sorprendió de todo el proceso. Salvador, en el último minuto, consciente de que se iba, abrió sus pequeños ojos en un último esfuerzo desesperante. Los abrió y me miró con una dulzura entrañable. Y permaneció así, mirando, contemplando mi rostro sin voz, penetrando con su mirada infinita al ser que le arropó hasta el final. Me conmovió esa imagen. Imaginé mi último día arropado por las alas de algún ángel, y yo, o mi «no-yo», mirando al infinito de sus ojos, dando las gracias por su protección y ternura en ese especial momento de transición y delirio. Y hoy, un día después, acompañé al amigo JL hasta la estación del AVE. Tras la despedida, me quedé un rato sentado en unos de sus rincones para ver pasar a la gente. Los miraba a los ojos con la esperanza de ver en ellos toda esa vida desplegada a mi alrededor. Con la esperanza de ver en ellos el último átomo simiente de ese pequeño Salvador cuya lección de coraje y valentía le acompañó hasta el final. Gracias amigo Salvador, porque al morir entre mis manos, me has salvado y dado vida. Perdón a los amigos que he tenido abandonados estos días, pero era cuestión de vida y muerte. Sí, de vida o muerte de un pajarito, pero es que cada vida y cada muerte es importante para el universo.

Salvador llegó a enseñarte algo,
Salvador se fue para enseñarte algo,
Salvador saltó de su nido, antes de volar
Salvador ya está en el aire y vuela para la eternidad…
Salvador se llevo sus respuestas…
bs
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Vaya…
Creo que vendran a tí más Salvadores, ¿con quien iban a estar mejor?
Un abrazo
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Preciosa compañía la que ha tenido Salvador sus últimos días. Ha recibido el mayor amor y cariño del mundo. Amor que trasciende el tiempo y la geografía.
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Para Salvador, para Javier, para todos..
Hoy ¡DIA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE!
Niño:
Tú, que algunas veces me martirizas, mírame bien.
Yo soy el protector mas importante de la agricultura.
Yo enseñé a los hombres el arte de la cestería, mostrádole mi nido.
Te he sugerido la idea de volar como yo, y has construido dirigibles y aeroplanos.
La inmensa variedad de mis nidos, te ha sugerido multitud de ideas.
No me hagas morir para lucirme vanidosamente en tu sombrero.
Yo destruyo por millares los insectos que constituyen las plagas de las legumbres, los cereales y las frutas que son tus mejores alimentos.
No me hagas víctima inocente de tu deporte de caza.
Yo distraigo con mi dulce y armonioso canto tus horas de fastidio.
No destruyas mi nido, que es el santo hogar de mis pequeños hijos.
Si eres bueno, como creo, no me tengas preso entre alambres, no me hagas mal y andaré más cerca de ti.
Plegaria del Pájaro-Blas Infante
Un saludo…
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Salvador fue mucho mas que un pájaro desvalido. Fue como un Alma en pena, que tuvo la gran suerte de morir entre tus manos.
Sabes que te aprecio a morir amigo Javier. Cada día aprendo un poco de tí.
Un abrazo en tu Alma…y en la de Salvador-que es ahora la misma-.
http://www.youtube.com/watch?v=mgFVQbsAOOg
Rafael
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Así es estimado Javier, era cuestión de vida o muerte…
Me siento identificado contigo y mi comentario es fruto de la comunidad de sentimiento. De niño, con 9 ó 10 años, tuvo un encuentro similar con otro Salvador… y aún lo tengo presente como uno de los recuerdos más intensos de mi infancia. La experiencia se ha repetido ya de adulto, pero mis emociones y sentimientos no han cambiado…
Te entiendo. Lo comparto. Caminamos juntos…
Un abrazo de Joon. Y de Salvador.
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