Oteando las promesas del mañana


Es a nosotros a quien busca el río, suplicando al firmamento la posibilidad de arrastrarnos hasta el inmenso mar que todo lo puede. Algo así debí soñar porque hoy amanecí temprano, aún cuando la oscuridad gobernaba todo el horizonte y la luz tardaría algunas horas en llegar. Hacía frío y a las ocho ya éramos cuatro trabajando sin parar en la casa. Unos limpiando, otros pintando, otros perfilando con cemento y ladrillo esos rincones que aún quedan por apurar. Quiero terminar el año con la cara limpia, con la casa amada y cuidada, protegida y luminosa. Ya sabemos que de nada sirve lamentarse y quejarse de las desgracias de nuestro tiempo, y sin embargo, aprendemos cuanto valor tiene el cuidar esas cosas que nos molestan o incomodan, el amarlas igual que a las otras, esas que tiñen de color nuestras vidas. Quizás sea tiempo de esperanza y optimismo, de alegría condensada en el elixir de las pequeñas cosas. Nuestros corazones han padecido, pero ahora toca regarlos con el sudor de la ternura. Hay una dicha impaciente que reclama su tiempo. Está alerta y al acecho y solicita amable la llegada de las cosas buenas. Nuestras almas, desde lo alto de la torre radiante, otean el espacio infinito esperando vuestra llegada. ¡Oh, amigos del mañana, tendré el banquete preparado y las chimeneas encendidas para que el refugio y su magnitud hechicen vuestra presencia!

3 respuestas a «Oteando las promesas del mañana»

  1. Cuando yo limpiaba todos los cristales y rincones de la casa de mis padres, y las telas de araña de los techos, y la perfumaba a consciencia, y colocaba cada detalle minusiosamente, cuando hacia todo eso con ilusión… ese dia venía mi novio a casa… ! yo no digo nada! que luego todos saben más que yo. besitoooooooooooossssssssssssss.

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  2. Loco de la Montaña
    Muy interesante y muchas gracias. Ya estamos por aquí desde hace muchos miles de años y es cierto que parece que cada vez nos conocemos más, me alegra el trabajo que estas desarrollando pues el premio sabes que lo has ganado. Muchas gracias.

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  3. Pues sí Javier…desde el mismo centro de tu casa y hacia fuera, la limpieza y el orden comienza justo ahí…Desde estas montañas ya se percibe tu brillo.
    Un furte abrazo para tod@s

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