Estimado M,
Ayer paseaba por Roma, la Ciudad Eterna, y se acercó misterioso un hombre anciano, con cara iluminada, vestido de negro y escondido tras una larga barba blanca. Parecia uno de esos ancianos de los tiempos. Se me quedó mirando fijamente y se sentó a mi lado. Me dijo en un italiano entendible: «Nosotros nos conocemos». Yo contesté: «Quizás de otra vida». Fue emocionante el encuentro. El anciano insistía en el casual encuentro y empezó a contarme historias lejanas, leyendas de otro tiempo en un italiano que yo mismo parecia entender. El encuentro me impactó. Quise abrazar al anciano de mirada tierna y tez profunda»… (24-09-2006)

Javier, no podías haber ilustrado la historia con mejor imagen.
Es lo que se ve y lo que se intuye…en la foto, en la historia, en la vida…
Me gustaMe gusta
Xavi, el anciano es como el tiempo mismo, es la imagen del tiempo que corre rápido y sin detenerse. Llegar a la ancianidad es un privilegio y hablar con el pasado es un milagro. Te quiere tu vieja amiga, Rosamar
Me gustaMe gusta
Qué imagen tan fascinante.
El anciano es la sabiduría, su propia imagen de la vida vivida, ese reencuentro con tu yo pasado y presente.
Me gustaMe gusta