Hoy hicimos un bonito paseo por el Monte del Pilar, muy cerca de Madrid, en Majadahonda. J. vive muy cerca de ese lugar y estuvimos paseando casi durante cuatro horas entre pinares y verde. Me vino bien el paseo para despedirme del año solar, pero sobre todo para compartir inquietudes con J. sobre la vida material, la vida del alma y la vida del espíritu. Terminamos descalzos en su hermoso jardín, bebiendo un refresco de cola ecológica y terminando la charla con una pequeña meditación.
Desde allí, me fui corriendo a la reunión que teníamos en la FC. Allí estaban MC y el resto de patronos. Hablamos de estrategias y de futuros, de elecciones y de proyectos. Un reto importante para el próximo año que deberá remover el panorama de la sociedad civil… Veremos qué ocurre…
Por la tarde tuve un desagradable recuerdo mientras paseaba por las calles de Madrid. Recordé la historia que un amigo me había contado con respecto a una experiencia que le había ocurrido en un hotel. Una amiga, de visita en la ciudad, le invitó a subir a su habitación. Empezó a flirtear con mi amigo y cuando ya iban a empezar a tener relaciones, le llamó la pareja de la chica. Ella, ni corta ni perezosa, empezó a disimular ante los dos. “Cariño, todo bien, estoy fenomenal, echándote de menos, te quiero mucho”, le decía la mujer a su pareja mientras miraba sensualmente al atónito de mi amigo. Éste, que no soporta la mentira y el engaño, se marchó sin mediar palabra. Recordé la situación mientras ayer una amiga me engañaba en una estupidez. Quizás fue un engaño piadoso, un engaño sin importancia, pero al fin y al cabo, una mentira. Y cuando eso ocurre, cuando siento que alguien me engaña, la confianza desaparece y el sentido de comunión y amistad queda herido. La decepción es enorme y cuesta mucho recuperar el ánimo. En fin, espero que con el tiempo todo quede en anécdota…

Querido Javier,
que suerte haber compartido paseo con J, que manera mas bonita de estrenar año, para seguir disfrutando en el jardín con una cola ecológica, que genial, y a mas y mas, la meditación, que privilegiado eres, dichoso tú !!!
Me alegro leer sobre el proyecto FC, que siga !
Lo del engaño: que se va a hacer, són parte de las piedras y chinitas del camino, que con los años uno aprende a saltar, o bien a quitarse el zapato y sacudirla, aunque no se evite el daño que hacen.
Yo te deseo que tengas un dia precioso, y un año nuevo maravilloso.
Un abrazo muy sentido
María
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Si realmente esta chica es tu amiga creo que lo mejor es hablarlo por si ha habido un mal entendido porque una verdadera amiga no engaña.
Jamás me han gustado las mentiras, de pequeña incluso pensaba que eran un «pecado» tremendo, sin embargo, he de decir que ahora creo en lo que yo llamo «mentiras bondadosas».
No hacen daño y sí ayudan a que alguien se calme o retome una serenidad perdida, quizá no se entienda porque como tú dices «una mentira es una mentira» pero estas son inofensivas y en algún caso específico hasta deseables.
Un ejemplo sería cuando le digo a mi madre que mi hermana ya ha enviado el mensaje conforme ha llegado bien a su casa (hay un tramo con muchas curvas), todavía no lo ha enviado pero lo hará y mi madre se queda tranquila.
Este ejemplo puede sonar tremendamente pueril pero es de una eficacia enternecedora.
Desde luego, lo que hizo tu amigo de salir de la habitación no lo hubieran hecho otros muchos. Será que lo bueno de los amigos (lealtad, cariño, valores…) se contagia 😉
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