Setenta diapositivas


Sólo hay un pequeño paso entre lo sutilmente macabro y los actos de normalidad. Hay gente que vive instalada en sus mundos y en sus vidas, pensando, sintiendo y actuando con una normalidad que a veces asombra y da miedo. El despotismo y la crueldad pueden deslizarse por nuestras vidas a la mínima de cambio, y cuando eso se convierte en normalidad, en espacios y lugares comunes, la negrura tiñe cualquier vital y necesario optimismo.

 

Realmente no sé porqué a estas horas de la tarde hablo de estas cosas. Llevo desde las siete de la mañana de este caluroso domingo enfrascado en las setenta diapositivas que estoy preparando aceleradamente para la defensa de la tesina. Y quería hablar de lo fácil que resulta pasar de la superficialidad a la profundidad y viceversa. Setenta diapositivas son capaces de expresar, de forma superficial, todo el profundo estudio que me ha llevado años de trabajo. Quería hablar de eso, de la superficialidad de la vida, cuando me he dado cuenta de sus peligros.

 

El tener relaciones superficiales y vidas superficiales es como esas setenta diapositivas. Pasan deprisa, no tienes tiempo de saborear la trama de una cuando ya viene otra, sin tiempo a la reflexión, al sentir, al abrazo estrecho entre la realidad y nuestro espíritu.

 

Y cuando esa superficialidad se torna norma, esa norma, esa normalidad, como decía, puede llegar a ser cruel y macabra. Pensándolo bien, incluso muchos puedan llegar a pensar que setenta diapositivas de superficialidad es un exceso, y que mejor reducirlas a unas cuantas. O quizás otros piensen que setenta son pocas y que habría que duplicarlas. Son esos que se pasan la vida de fiesta en fiesta, conociendo a unos y a otros, acostándose de forma acelerada con cualquiera para luego olvidarse incluso de su rostro.

 

Quizás nuestras vidas sean así, una especie de prostitución continua donde no tenemos tiempo más que de pasar rápidamente de diapositiva en diapositiva sin necesidad, ni ganas, de profundizar. Porque cuando profundizamos ocurre que nos topamos con cosas incómodas, con nuestras zonas erróneas, con nuestros defectos, con nuestras caricaturas. Y eso no le gusta a una sociedad hedonista que sólo sabe mirarse al espejo y gastar su tiempo en lo superficial de una compra o en lo efímero de una fiesta.

 

Alguien se quejaba hace un tiempo de que no participaba mucho en eso que llaman los actos públicos, donde hay gente y unos se saludan con otros hasta el próximo mediodía donde habría más caras y más gentes. Reflexionaba sobre ello y creo tener claro que no me gusta mirar a la gente como a diapositivas. Prefiero ser condenadamente profundo y aburrido y estrechar la mano a personas que sean capaces de apostar por algo más que una estéril charla de hola y adiós. Quizás sea la edad, pero a estas alturas del ocaso, solo me apetecen las relaciones profundas. No importa si son diez o cien, pero profundas. Y profundidad, queridos, implica compromiso, dolor, renuncia, empatía, respeto, pérdida, consideración, atención, cariño, amor, amistad, responsabilidad, celo, discreción, alegría, tristeza y algún que otro susto. Sí, lo sé, demasiado trabajo, por eso la gente prefiere vivir en su macabra y delirante exposición de diapositivas.

 

6 respuestas a «Setenta diapositivas»

  1. Mi viaje a New York ha sido como una diapositiva, pero te aseguro que ha sido de lo más intenso y profundo. A veces el tiempo no determina las relaciones, ni las experiencias.

    No sufras por la gente, está ahí para desencantarte, para desilusionarte, para arruinarte la vida si hace falta. Busca a la buena gente. Sé selectivo, y entonces profundiza.

    Por aquí llueve. Disfruta de tu sol.

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  2. Ayer deje mi espacio sin mucho apetito, fui invitada a la clausura y entrega de diplomas de un colegio muy elitista de Berlín; hace tiempo que no uso mis tacones altos ni me pongo los trajes de Armani, los tengo guardados en el cajón de los recuerdos…

    Cuando marchaba para el lugar me puse mal (algo en mi interior rechazaba asistir nuevamente a ese circo), me repuse del trance y contínue el camino, llegando allí comenzo el espectáculo, unos amigos nos presentaban a otros y otros: éste es fulanito, menganito, tiene mucha pasta, es el director de no sé qué y no sé cuanto, muy influyende… uffffff, qué dolor de cabeza.

    Muchos de los estudiantes iran a estudiar a prestigiosas universidades extranjeras, para ellos no hay crisis, ellos no ven ni observan más alla de lo que tienen delante, no confio que esa generación arregle el mundo, ellos seguiran viviendo su sueño particular porque no saben ver otra cosa.

    He vivido en ese entorno muchos años, salí de él por propia decesión, ya no me importan muchas cosas, valoro lo sencillo y gratificante de la vida, el amor a tantas cosas, el contacto con gente auténtica, sin tanta pompa y sombrero, valoro el abrazo sentido, valoro la gente sin máscara… valoro la tierra y pido por favor que no vuelvan a invitarme a éste tipo de actos, gracias.
    Prefiero una cena improvisada en una cueva del Sacromonte, con sus gentes y sus cantos, prefiero que mi vecina del barrio me traiga una cerveza fresquita, una sardinitas recién cocinadas por ella, esto lo valoro y lo echo mucho de menos…
    Un abrazo

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  3. 70 diapositivas son lo que tu quieras que sean… El compás, la intensidad, la sustancia y la emoción que contengan son parte de tu reponsabilidad final… Son el soplo de vida, 70 diapositivas un continente de trabajo, ilusión, entusiasmo y esfuerzo…buena suerte!

    Yo también prefiero lo profundo a lo superficial, lo autentico, lo intenso… La calidad a la cantidad… Pero a veces lo absoluto se contiene en un segundo…

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  4. Me cuesta creer que tú tengas diapositivas superficiales, como material físico sí, pero lo que ellas esconden debe ser de los más profundo.

    No sé si ya he dicho alguna vez que no soy demasiado social (en el sentido de actos, notoriedad…) y si asisto a alguno me gusta pasar desapercibida, de hecho de pequeña quería tener el poder de convertirme en invisible, sería inmensamente divertido 😉

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    1. superficial es algo tan común q ya no me asusto de nada, mira lo mejor es mantener relaciones con personas que no sean tan superficiales, pero por el trabajo que haces debes de comprender q tendrás q tratar con muchas persona así el porcentaje de personas superficiales aunenta a la vez q de posibles amigos de verdad, eso es un riesgo q hay q correr amigo!!!

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