Una joven e inexperta golondrina me despertó esta mañana temprano. Se había colado por una de las ventanas abiertas y luego no era capaz de salir. Me levanté y la liberé de su confusión debido a la inmensidad de cristales que hay por toda la casa y que ellas no son capaces de ver o identificar excepto cuando se estrellan una y otra vez contra los mismos. Luego me pasé la mañana preparando paquetes para enviar por correos. Cuando el pensamiento parece llenarse de neblina lo mejor es ponerse a hacer cosas de esas del día a día. Se lo decía ayer a una amiga en los siguientes términos:
“Cuando estoy como tú, es decir, como tu estás ahora y como yo estoy ahora, lo que hago es regodearme de todo… ya sabes que las emociones son duales y hoy estamos arriba y mañana abajo, así que hay que disfrutar de alguna forma también de nuestras propias miserias… Es cierto que ahora lo veo/vemos todo gris… pero no importa, porque solo son percepciones que nada tienen que ver con la Vida…
Aparte de viajar, cuando he llegado a casa y he visto todo el caos que había, he decidido poner cierto orden tirando toda mi ropa vieja a tomar por saco… hoy ha tocado la ropa, mañana a ver por lo que me da, pero lo importante, aparte de renovar el vestuario exterior y el interior, es no pensar mucho… más bien dejarse fluir por las cosas pasajeras, por el día a día, por la preocupación básica de qué voy a comer hoy o a qué hora me voy a duchar… Todo lo demás, lo trascendental, no tiene mucho sentido cuando estamos ahí abajo”…
Y esa ha sido la reflexión que me ha venido cuando la golondrina se coló. Había dormido muy bien por la noche. Sabía que tenía que desayunar y enviar algunos paquetes. Pero luego me he dejado fluir por los acontecimientos. Tanto ha sido así que de repente me he visto con un amigo en Almodóvar del Río, luego comiendo en Córdoba y luego en la casa de unos buenos amigos muy cerca de Medina Azahara hablando sobre lo difícil de estos tiempos y sobre lo fácil que resulta soñar con mundos mejores. Así que no ha habido nada de trascendental excepto el reencuentro con viejos amigos muy queridos desde hace años. Sólo un dejarse fluir y un dejarse iluminar por lo pasajero de la circunstancia… Mañana volveré a desayunar, envolveré algún otro paquete y…

A mi también me pasa a veces se me cuela por la casa algun que otro pájaro pequeño gorriones… pero son bastante avispados y enseguida salen por otra ventana. Las palomas sin embargo son un poco pánfilas las tengo que coger y soltar personalmente sino se obcecan dándose cabezazos no se porque no ven las salidas… Me pregunto si a los humanos nos pasara igual en algún momento de nuestros vidas
un abrazo 🙂
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Gracias por el consejo,me di cuenta tarde.
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