La Montaña, a 19 de agosto de 2011.
Estimados amigos,
Recibo “cartas” -aún me gusta llamarlas así- desde México, desde Alemania, desde Inglaterra, desde Francia, desde Perú, desde Estados Unidos, desde Argentina, desde Brasil, desde Israel, desde la India, desde Dinamarca, Pakistán y Etiopía… Incluso el otro día me escribieron desde una isla recóndita de un mar perdido que aparece tímidamente en los mapas y de la que nunca había escuchado hablar. Y sobre todo, muchos escritos desde nuestra piel de toro. En agosto, cuando el tiempo parece dilatarse, siempre robo alguna hora a la escritura epistolar. En ella derramo sueños, tristezas, alegrías, promesas, ilusiones, proezas y cosas del día a día. A pesar de que estos días el ánimo acontece como una noria desbocada, siempre hay tiempo para refugiarse en letras sentidas.
Antes de que existieran estas máquinas que ahora parece que nos facilitan la comunicación, las cartas eran manuscritas, cargadas de dibujos que hacías a los bordes. A veces una plantita o una flor acompañaba estrujada entre sus hojas. Siempre las empezaba con una localización espacial y temporal. Era hermoso ver llegar al cartero con cientos de cartas, cada una con su peso, con su olor específico, con su tamaño, con sus adornos y con regalos que acompañaban a las mismas. Recortes de algún periódico, fotos, la copia de algún texto interesante, un trozo de tela…Ahora todo es diferente, pero sigo sintiendo ese gusanillo cada vez que recibo un mensaje cargado de emoción y sentido.
Cualquier otra persona podría haber renunciado a este tipo de escritura. Especialmente ahora en la que los mensajes suelen ser cortos, superficiales, casi rozando lo antinatural en las relaciones que pretenden ser profundas. Alguna vez ya hablé de la enfermedad de lo breve, de crear relaciones superficiales de hola y adiós. Por eso la relación epistolar siempre ha estado muy presente en mi vida, por esa necesidad de hacer de las relaciones algo intenso. Admito que en la sociedad en la que vivimos es arduo y difícil. Las relaciones, sean del tipo que sean, suelen ser cada vez más complejas y superficiales. Estrechar los vínculos del compromiso, la seriedad y la responsabilidad son valores que se están perdiendo. Ahora se embriagan de funcionalidad, interés, merchandising, apariencia y todo eso que tiene que ver con lo epidérmico y superficial.
Bueno, sirva esta como una carta, porque, visto lo visto, no había caído en la cuenta de que cuando escribo en este espacio que nos hemos regalado, es como si escribiera auténticas cartas para auténticos amigos. Cartas que leen a diario entre trescientas y quinientas personas diarias según las estadísticas. Cartas que llegan a muchos países, porque todos los que estáis ahí detrás llegáis de los lugares más insólitos. A veces me gusta mirar el mapa, lo admito, y ver de cuantos países vienen. Y es sorprendente cuanto pueden llegar a viajar estas “cartas” lanzadas al viento. Me alegra saberlo, me alegra saber que estáis ahí, y me alegra compartir un trozo de esta loca vida con vosotros.
Un abrazo sentido a todos…
Foto: Desde el lugar donde escribo ahora… Mi nuevo rincón, mi nueva perspectiva para seguir soñando…

🙂 Esta sonrisa es lo primero que he sentido al empezar a leer tu escrito y se iba acentuando conforme iba avanzando en la lectura.
Le envío cartas a mi hermana pequeña de vez en cuando y ahora he comprado una pegatinas de muñequitos y animalitos y se las pego en las cartas. A ella le encanta y mi cuñado se está empezando a acostumbrar jejeje, porque también se las envío a él.
Un día de estos irá una para ti 🙂
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Bonito y acogedor rincón.
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Nunca hay que dejar de soñar, pienso, ya que cuando perdemos la ilusión y la esperanza, envejecemos al ir apagándose, poco a poco, la luz en nuestro interior y lo traslucimos porque nos abatimos y caemos en el desánimo y el pesimismo y no ofrecemos apenas alegria y felicidad. Muy triste, en mi opinión.
«I have a dream …» dijo el reverendo Martin Luther King y lo consiguió, a pesar de todas las adversidades y reveses que sufrió.
Comparto totalmente contigo la sensación y la idea de que, en la actualidad y siempre hablando en general, hay un tipo de personas que sólo pueden ofrecer relaciones humanas livianas, inconstantes, veleidosas, materialistas, desprovistas de todo atisbo de profundidad y seriedad, de poco calado. En suma, relaciones de pacotilla, frusleria sentimental, se podría llamar a mi modo de ver y que no merecen la pena en absoluto, ya que desgastan emocionalmente grandemente sin ofrecer ni dar nada bueno a cambio.
En cuanto a tu sitio para escribir, parece que tiene mucha luz y ello, creo, es importante para que sea un lugar alegre y positivo. Seguro que así será.
Muchas gracias, Javier.
Todo lo mejor para todos.
Un abrazo.
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Me gusta la manera tuya de contar las cosas 🙂 y tus cartas ya forman parte del día a día de muchas personas, de la mía ya unos añitos.
Tus sentires, también los hacemos un poco nuestros y tus reflexiones nos hacen reflexionar. Es «compartimento puro»
Quizás por este medio no podamos transmitirnos olores, ni tactos, ni adornar con dibujos pero podemos enviarnos sonrisas, abrazos y lo que es más importante, la compañia…de tantos lugares y se nos hace posible.
Un abrazo 🙂 😉 y dibujitos
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Me gustaba escribir y marcar dos buenos besos con los labios pintados y poner eso de : ( corre, corre cartero que es para la amiga que mas quiero).
En una de esas cartas te estendias y casi le contabas media vida. Pero ahora ya para que si a nadie le suele importar , ni que te pasa ni que te deja de pasar, ni tu vida ni los problemas, todos tenemos, para dar y regalar, ni siquiera la persona en si , así nos hemos vuelto algunos, ala gente ya parece que nada le importa, estamos tan anestesiados con lo vanal…que vanity , es nada mas que vanity.
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