Acostumbrado al incesante bullicio de Madrid, se me hace insólito este silencio. Silencio que por otro lado me es familiar, porque lo excepcional era Madrid, y el que yo estuviera allí. Extraño las risas del niño, sus conversaciones metafísicas, sus afirmaciones categóricas sobre la vida y la existencia. Por suerte para él y su desarrollo ahora tiene un sustituto, y eso hará sus tardes más livianas. Al menos las primeras, porque ya sabemos como son los niños con los juguetes nuevos.
Los recuerdos son inevitables, sobre todo cuando no ha transcurrido mucho tiempo de un ritmo de vida a otro, de un cambio radical a otro. Pero me refugio en cierta complacencia conmigo mismo y en seguir los rastros de aquellos que ahora están lejos, como L. que viajó a Miami o J. que anda con sus hijos por Río de Janeiro. Disfruto con las fotos que me envían y me despiertan de nuevo ese instinto aventurero que últimamente procuro que no me domine hasta no estabilizar un poco todo esto y aceptar el cambio ineludible. En un mes han sido muchas las invitaciones a viajes pero de momento prefiero seguir anclado en este lugar.
Cuando este verano paseaba por las calles de Helsinki intuía que todo esto iba a pasar. Me senté en un banco mientras agitaba una botella de agua con gas muy cerca de la estación de tren. Me preguntaba qué hacía allí, porqué había viajado a un lugar que carecía de sentido. Releyendo las cosas de mi diario en esos días solo percibo dolor y sufrimiento por el despotismo de algunas situaciones, por las injusticias ante el desconocimiento.
Si razonas el pasado puedes sacar intuitivas respuestas sobre el futuro. A veces es posible ordenar causas y efectos con cierta lógica científica. Pero tan acostumbrado a los milagros, a los hechos excepcionales, pensé durante algún tiempo que algo ocurriría, que algo caprichoso cambiaría la lógica. Y efectivamente ocurrió. Para acumular dosis de extrañamiento, lo que ocurrió realmente es que no ocurrió nada. Llana y simplemente nada. Y quizás eso fuera lo extraordinario, lo que perturbó la rareza de otras acciones. Quizás me hallaba ante una situación seca, ridícula, superficialmente triste y excepcional en mi vida. Quizás esa gran certeza de que debemos desconfiar de lo que se desea se puso de manifiesto en esos días. Por eso sólo podemos confiar en el silencio. Allí donde la calma parece querer decirnos algo desde lo más profundo, desde lo más angosto y apartado de nuestro ser. Y ahora, lejos de Madrid hay mucho silencio. Hoy especialmente un exceso del mismo. Y por eso es más fácil escuchar las vocecillas interiores que reclaman su dosis de vida y atención.
Esta noche, en la meditación vespertina, ordenaré sus reclamaciones. Quizás entonces se manifieste de nuevo la llama de lo extraordinario, como en la vida de Ouspensky, gran buscador y conocedor de los estados milagrosos. De eso que hace que las vidas pasen de un estado vulgar a otro apasionante, de una idílica normalidad a una ingravidez elusiva. No perderé la ocasión, en la meditación, de buscar los ojos que piden auxilio. Aquellos que deambulan sigilosamente por nuestras vidas a cada instante.

Un beso, buenas noches.
Buen descanso.
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Aceptar y seguir avanzando, razonar y encontrar sentido al dolor, superar con el alma intacta y la esperanza recién estrenada las sacudidas de la vida y continuar. Continuar hasta que de pronto, sin esperarlo te ves surfeando de nuevo una gran ola zuvuya… y siempre nos quedará el ahora.
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Un abrazo después de un dia muy bonito en esta bella ciudad que es RIo
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El silencio es hermoso y necesario, pero si un día se hace «insoportable» hay que romperlo, sin miramientos.
Ya encontraremos el momento justo para hacerlo volver.
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Querido amigo Mue, recuerdo que decía Joaquin Sabina en su canción «Pongamos que hablo de Madrid»:
-«cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur, donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid»
Tienes que superar todo lo que ha pasado, y para superarlo tienes que olvidarlo, no intentes buscarle lógica a la ruptura ni al porqué, pues te aseguro que eso del amor y los sentimientos no se rige por nada.
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Hoy sabemos que lo importante es soñar.
http://www.youtube.com/watch?v=8QpPHsZMyGA&feature=related
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