Ejercicios espirituales


Hoy, cuando te levantes, abre la ventana, sonríe y dirige un guiño al padre sol, al hermano viento, a los pájaros que posan cerca de tu ventana en la selva mística de lo diario. Deja la ventana abierta un buen rato mientras te diriges a tomar un buen desayuno cargado de maravillosas frutas y déjate llevar por el río de la vida.

Sal a la calle para ir al trabajo con buen humor. Que esa sea tu puerta dorada y toda tu sabiduría. Sonríe al abuelo de la esquina, guiña al niño que va por primera vez a la guardería, posa tu mirada en el vagabundo que pide algo. Sé cómplice de todo cuanto acontece, sin juzgar sobre el bien o el mal de cada experiencia.

Y cuando llegues al lugar donde el sustento se gana, toma la palabra sólo cuando te la pidan, y en silencio, en profundo silencio y respeto, has tu trabajo de la mejor forma que sepas. Intenta aprender, porque cada día es una enseñanza y un misterio que hacen que la estrella que llevas en la frente y en el corazón se fortalezcan siempre.

Y cuando regreses da gracias, por el día, por el trabajo, por los colegas, por la comida, a la cual te has entregado respetuosamente, por todas las cumbres escaladas y los valles atravesados. Sé peregrino del instante y amante del momento. Y sal de nuevo a la calle contemplando todos sus detalles, toda su gente, todo su hilo de vida, todo su entramado, todos sus lazos unidos unos entre otros. Sigue sonriendo al fuerte y al débil, al alto y al bajo, al rico y al pobre, sin distinción de credos o ideas. Y cuando llegues a casa, abraza a tu hermano y a tu padre, a tu hijo y a tu pareja, y no olvides, jamás, dar gracias por todo lo que has recibido de ellos. Y por la noche, recogido en la recapitulación vespertina, cuidadosamente, siente la grandeza de estar un día más vivo, sintiendo, pensando, haciendo y formando parte de este gran misterio que es la vida. Estos serán los mayores ejercicios espirituales para la vida cotidiana, para la felicidad real. Sacraliza cada acto y has de cada acción un acontecer sagrado, una comunión única y bella.

8 respuestas a «Ejercicios espirituales»

  1. Javier, yo tambien me uno al club de jaime y de muchos otros que estamos muy agradecidos por haberte conocido, gracias y muchas mas veces, GRACIAS !!!

    Me encantan tus ejercicios espirituales, tomo buena nota y me propongo practicarlos. Es delicioso leerte

    Un abrazote

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  2. Eso es VIVIR, vivir con plenitud, vivir con mayúsculas, vivir dando gracias.
    Porque la vida es un agradecer, porque la vida es un suspiro, un segundo, un instante… porque la vida es AMOR, por amor a lo grande. Amor por estar aquí, amor por existir, amor en cada esquina… porque vivir dando gracias es lo mas hermoso de vivir.
    Gracias Javier.
    Vivamos cada día de nuestra existencia agradeciendo, vívamos con intesidad el amor que habita en cada uno de nosotros.

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