A raíz de un interesante artículo enviado por J. Tamames titulado “La epidemia del miedo”, reflexionaba sobre la crisis y sus promotores más directos.
Aún hay voces anacrónicas y miopes que culpan de todos los males económicos a algo tan arquetípico como el euro. Voces que se alzan con ese “ya lo decía yo” o ese otro amenazante “ya lo advertí”. Son las voces del miedo, del rencor, de la desidia, pero sobre todo, de la falta de miras del momento histórico en el que nos hallamos. El euro no es el problema de la crisis, sino el despilfarro de estados-naciones incapaces de romper con un modelo obsoleto en el que se dilapida el dinero en mantener una casta de poderes que viven como parásitos de la clase trabajadora y que chupa, mediante impuestos y otros parabienes, toda la sangre vital de la misma. Si tuviera que eliminar de un plumazo esa sangría de chupópteros del Estado empezaría de esta manera:
Eliminaría el Senado (55.143.210 € )
Eliminaría las Diputaciones (23.652.930.330 €)
Eliminaría los Gobiernos Autonómicos (243.000.000 €)
Eliminaría nuestro ejército, integrándolo de forma profesional en la unión Europea (6.868.000.000 €)
Eliminaría las embajadas, integrándolas en embajadas de la Unión Europea(4.489.138.450 €)
Eliminaría la monarquía (8.434.280 €).
Eliminaría las ayudas ala Iglesia haciendo un estado totalmente laico (3.000.000.000€).
Eliminaría las ayudas a los partidos políticos, patronal y sindicatos (3.000.000.000€).
Nacionalizaría la banca, reduciendo las desorbitadas primas de sus gestores (10.542.000.000€ en beneficios).
Con la suma de toda esta plaga innecesaria, eliminaría de un plumazo y en un año todo el déficit acumulado del Estado. ¿Y qué podríamos hacer en los siguientes? Creo que vivir mejor, mucho mejor, sin angustias, sin déficit, sin personas desahuciadas por no poder pagar la hipoteca, con empresas competitivas gracias a un buen acceso al crédito común, con administraciones más competentes y ágiles que delegarían en sus ciudadanos todo el poder. Si además, todo estos beneficios los dedicáramos al bienestar de los ciudadanos, decrecería la partida de seguridad ciudadana e instituciones penitenciarias, que se llevan la friolera de 8.400 millones de euros.
Solo un dato anecdótico para darnos cuenta de donde estamos. En cultura dedicamos el año pasado 839 millones de euros. Solo el ministerio dela Presidencia, que no se sabe muy bien qué es y qué hace: 2.755 millones de euros o los Gastos variables de diversos ministerios: 2.132 millones de euros. Otro caso apabullante lo vemos en Cataluña. Se está reduciendo gastos por todas partes, especialmente en sanidad y educación, excepto el sueldo de su presidente, que es el mayor sueldo de cualquier político español. De vergüenza.

Coincido contigo en que el momento histórico en el que estamos requiere una gran visión, miras muy altas, para no volver a caer en lo pequeño, en la trinchera de cada cual. Personalmente soy optimista de que todo lo que está ocurriendo es para bien. Gracias por tu valiente artículo y un abrazo
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Nos gusta echar la culpa de lo que sucede a alguien o a algo y debemos pensar que lo inanimado no se mueve sin la gestión humana.
No me gusta la «crisis», pero menos me gusta la gestión que se está haciendo de ella. Una gestión eternamente (y equivocadamente) materialista, individualista y, últimamente, con unas ansias de «arreglarla» a costa de los de siempre impresionantes.
Me repatea (y pido perdón por la expresión) que me digan lo que he de hacer para mejorar una situación cuando veo que quien me dice u ordena hace lo contrario.
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