El juego de la vida


Hace un rato que se ha marchado una pick-up con los últimos muebles, mesas y ordenadores. En el comedor, semi vacío aún arde la chimenea con viejos papeles y recuerdos. Una mesa sostiene este ordenador y los sillones, los últimos de filipinas, mantienen los recuerdos aún vivos.

Hablaba con el amigo Francis de la sensación que tenía cuando viajaba por el mundo. Siempre tenía un referente, siempre tenía un lugar donde guardaba mis libros, mis recuerdos, mi vida entera. Esa era la impresión ante la aventura: en algún lugar del mundo siempre había una casa, mi casa. Y esa sensación es reconfortable porque siempre, en los malos momentos, cuando te quedas solo en una cuneta, cuando el amor te abandona o el amigo te recrimina o la vida se queda inmóvil al borde del camino, siempre tienes un lugar donde ir. Todos siempre tenemos un lugar, un referente donde volver.

A partir del miércoles ese referente dejará de existir. Será una sensación nueva, diferente, una sensación extraña que nunca había sentido hasta ahora. La casa, o mejor dicho, el hogar, siempre ha sido una parte importante de nuestras vidas. Pero, ¿qué ocurre cuando lo pierdes? Ayer me quedé parado cuando veía como parte de mi vida se esparcía en nuevos hogares, en nuevas casas. Hoy la sensación era diferente. Pensaba como en el sueño de ese loco que deseaba estar en todas partes a la vez, y quizás ahora estaré en muchas partes. Habrá una mesita que soportó cientos de sueños en alguna otra habitación. Habrá una mesa que sostendrá nuevos vasos y nuevas copas, habrá ese cuadro que me acompañó por tantas y tantas casas colgado en una nueva pared. Y habrá un guiño en cada uno de esos objetos con sus historias, con sus relatos, con su energía.

En el mundo de las causas, una parte de mí se va con ellos y permanecerá impregnando nuevas estancias. En el plano de las formas solo son objetos, pero más allá de esos objetos hay vida, mucha vida. Espero que los nuevos dueños de ese destino sepan disfrutar de esa energía que ahora les acompaña.

Están ocurriendo muchas anécdotas con todo lo que está pasando. Hoy alguien me llamaba diciendo que daría cualquier cosa por tener un trocito de algo en su casa, aunque fuera una piedra del jardín. Me resultaba emocionante el pensar que muchos habéis comprendido que esto es tan solo un paso más en el juego de la vida, un movimiento en el tablero del existir. Por dentro estoy feliz a pesar de la pérdida, porque soy consciente de que todos nos llevaremos ese trocito de jardín en el corazón. Ya queda menos para el miércoles, y mucho trabajo por delante. Día agotador, día lleno de enseñanzas. Día lleno de vida. Porque así es la vida, hoy lo tenemos todo, mañana lo perdemos y pasado somos afortunados porque a veces perder es ganar.

6 respuestas a «El juego de la vida»

  1. Javi, vivimos permanentemente una paradoja, surfeando por la vida subidos en la ola del subuya…

    Fuerza y coraje!!!

    Abrazo fuerte, tu hogar eres tú, donde tú estés estará tu hogar!

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  2. Ains Javier…me has emocionado mucho.
    Que ejemplo y que enseñanza más grande…
    Seguro que hay un nuevo hogar en puertas y seguro que será tan cálido y bueno como tu corazón.
    Abrazo fuerte

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  3. Lo que aprendemos de ti…

    Soy todo lo que viví
    Y el resto de lo que fui
    Lo aprendí con el tiempo
    Con ganas de estar aquí
    Pa’ más que sobrevivir
    Sé que soy lo que sueño
    Y todo lo que aprendí
    Aprendí de vivir
    De borrar, de escribir
    De tocar el cielo y de caer
    Con ganas de volver
    Aprendí de llorar
    De reir, de soñar
    De ir al fin del mundo y regresar
    Con ganas de volar
    Aprendí de latir, de querer
    Y de seguir libre
    Sin calles con callejón
    Ni ojal en el corazón
    Mi lección preferida
    El rato que no te di
    Es tiempo que te perdí
    Es lección aprendida
    Aprendí de vivir…
    Libre
    Con mucho por vivir
    Con tanto que decir
    Con ganas de tener más tiempo
    Para repetir
    Libre de tropezar
    Libre de no parar
    Libre de pelearme un mundo libre
    Y todo lo que aprendí de tú corazón
    Uh la ra la
    Soy una parte de tí y
    Aprendí de vivir…

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  4. Solo los que hemos perdido alguna vez el punto de partida, sabemos lo duro que resulta el regreso a ninguna parte…

    Eres fuerte, hombre de bien… se cierra un capítulo, se abrirá UN GRAN LIBRO…

    Muchos besos

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