Nosotros, la sal del mundo


«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres». (Mateo 5:13)

Estimado J.,
No puedo evitarlo… no sé que me pasa, es como si estuviera poseído por la indignación…
Hubo un debate parecido en la Escuela Arcana con respecto a la Segunda Guerra Mundial. Unos pensaban que había que mirar para otro lado y otros pensaban que había que actuar de alguna manera. Tengo un debate moral al respecto. Hay que trabajar hacia el bien, pero no podemos hacerlo ignorando al mal, ocultándolo o silenciándolo.
La naturaleza toma consciencia de sí misma a base de enfrentarse a sus errores. Si los callamos o los ocultamos, volverán a resurgir a cual semillas en primavera. ¿Qué se puede hacer? Es preferible trabajar hacia el bien, pero no podemos hacerlo mirando hacia otro lado. Es una cuestión de rayo, nada más. Siempre están los que barren el patio para que la gloria penetre en el templo… Solo se trata de eso, de barrer… y que el mundo vea las cosas como son, y no con esos interminables velos que nos ciegan.
¿Acaso podrían nacer los frutos de la tierra sino fuera por ese factor patógeno que llamamos viento? El viento limpia y purifica, y en nuestras sociedades es necesario airear muchas cosas y que sean arrastradas al espacio infinito. Nuestra conducta moral debe ser testigo activo de los delitos que en nombre de la barbarie se están cometiendo.
¿Podemos acaso seguir callados? ¿Acaso Cristo no echó a latigazos a los mercaderes de las puertas del templo? ¿No deberíamos nosotros, pobres discípulos, seguir su ejemplo y denunciar a los nuevos mercaderes y fariseos de nuestro tiempo? ¿Acaso no somos nosotros la sal de la nueva tierra?
El alcalde de Barcelona decía esta mañana que estábamos en una situación catastrófica. Esas declaraciones pueden ser una realidad a corto plazo y una tragedia a medio plazo. Para que las nuevas ideas puedan crecer, hay que empezar a trabajar en el destierro de las antiguas.
Si personas como Cristo o Martin Luther King hubieran trabajado en silencio, retirados en sus dominios próximos, seguiríamos viviendo en la oscuridad de las cavernas. Todos tenemos nuestra labor y nuestro trabajo, pero es bueno que se azote y se pode lo inútil para que lo útil crezca…
Cristo hablaba de amor, pero lo hacía con contundencia y denuncia. Una de cal, otra de arena… Lo valiente no quita lo cortés…
un abrazo sentido… y gracias por el guiño…

8 respuestas a «Nosotros, la sal del mundo»

  1. Si vamos haciendo no acumularemos rabia interior que nos puede hacer explotar de malas maneras. Sé que es difícil, al menos para personas como yo que siguen pensando «bueno ya se arreglará, ya se darán cuenta por sí mismos… al final tengo que acabar marchándome del lugar porque la incomodidad se me hace imposible. Pero claro, eso en situaciones muy concretas del vivir diario porque en la vida en sociedad, tocando todos los aspectos de la convivencia y, sobre todo, en el subsistir diario… ay amigo eso es muy difícil y lo que dejemos de hacer hoy o lo hagamos mal repercutirá, sin duda, en un tiempo más cecano de lo que creemos.

    Tu texto y la frase de Manuel lo dejan muy claro 🙂

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  2. Pienso que está bien carearse e indignarse de vez en cuando, pues nos da energía para luchar por mejorar las cosas.

    Pero estar siempre cabreado e indignado, como mucha gente que conozco, es una enfermedad y es destructivo.

    Bona nit!

    J

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  3. Es muy complicado. Por un lado, los abusos no se deben silenciar, y por otro, al prestarle nuestra energía a esas cosas negativas lo que hacemos es perpetuarlas (eso dicen). Me viene a la mente una frase: «Miradlo todo con amor y perderá sus poderes», pero, como digo, me parece un asunto complicado. Seguramente eso que dices de «una de cal y otra de arena» sea lo más apropiado.

    Buenas noches/ Bona nit! 🙂

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