Europa en su conjunto ha cargado en cólera contra Argentina por la actuación, al parecer irresponsable, de su presidenta a la hora de nacionalizar la petrolera del país. Y eso pasa en un momento delicado para España donde este ajuste de cuentas nacido seguramente de las posiciones arrogantes y vanidosas que en las últimas décadas hemos tenido hacia toda Latinoamérica, han provocado la ira de unos y otros. Las encrucijadas políticas y los intereses oscuros existentes en la otra cara de la moneda se conocerán a medida que este caballo de Troya avance imparable.
Lo cierto es que España está feliz porque ha podido, “como único factor positivo”, según los analistas, tener buen éxito de demanda en las subastas del Tesoro del martes y del jueves. Es decir, debemos estar felices porque los mercados siguen confiando en nosotros.
Ahora la cuestión, el intríngulis de todo esto es saber quiénes son los mercados. El economista Xavier Sala lo explica muy bien: “cuando se dice “mercados”, se quiere decir ACREEDORES. Lo digo por todos aquellos comentaristas que se preguntan, sarcásticamente, «quienes son estos mercados que tanto nos fustigan». La respuesta es: los mercados son esos acreedores a los que les debemos dinero y a los que estamos obligados a pedirles más dinero porque somos incapaces de cuadrar las cuentas”.
Es decir, le pedimos más dinero a los que les debemos dinero para pagar el dinero que debemos. Surrealista como mínimo. ¿No era eso lo que hacía el ciudadano medio en los años noventa? ¿Rehipotecar la casa para comprar un coche, un plasma y un ordenador de última generación?
La afirmación es escalofriante como mínimo. Hace siete años tenía unos ahorros de doscientos mil euros. Enseguida me dejé arrastrar por esa euforia arrogante en la que vivíamos en ese tiempo y pasé de tener unos sustanciosos ahorros a superar una deuda de casi quinientos mil euros. Cuando me di cuenta del error, consciencia que tomé gracias a la crisis, quise dar marcha atrás e intentar retrocer en esos siete años de insconciencia. El resultado ha sido haber perdido esos ahorros y una década de esfuerzo y trabajo, pero sobre todo, tomar consciencia de que la deuda no es la solución, sino el pago de la misma al precio que sea. Mi precio ha sido perder los ahorros de una vida, el trabajo de siete años y una casa hermosa que hice con esfuerzo y tesón.
¿Qué debería hacer España? ¿Seguir creando alegremente Letras del Tesoro para seguir endeudándonos aún más de por vida o buscar mecanismos que permitan desmontar todo este tinglado falso e ilusorio que hemos montado? ¿Por qué no empezamos por vender los helicópteros Tigre que hemos comprado? ¿Por qué no reducimos o anulamos el gasto militar en su totalidad? ¿Por qué no reducimos o anulamos embajadas, diputaciones, coches oficiales, y ese largo etc. de privilegios de la clase política? ¿Por qué yo he tenido que sacrificar mi casa y el Estado no sacrifica nada que tenga que ver con su engorde? ¿Por qué en vez de eso se sigue expropiando al ciudadano a base de impuestos y recortes en sanidad y educación? ¿Por qué el Estado no vende su “casa”?

Tienés toda la razon Javier, pero todavía tiene que pasar mucho tiempo para que se pueda tomar conciencia total, todos ellos: NO quieren, NO pueden, no les dejan y algunos de ellos, muchos no les interesa…
Ahora eres más libre, has aprendido a ir con cierta lentitud, porque seguro que a pesar de todo lo ocurrido llegaras a tu destino… eres muy joven
Espero que no te salga una úlcera de estómago con tanto disgusto?
He sonreido con la viñeta, muy buena…..gracias.
Un abrazo grande
Me gustaMe gusta
Te envío este enlace, es un blog que sigo, espero sea de tu gusto e intereses, igual para todos los participantes de este nuevo alojamiento del blog.
Estoy en la camita, reponiéndome de tanto trabajo, todo por aquí esta increiblemente maravilloso
Me gustaMe gusta