El maravilloso contacto con nosotros mismos


«En esta época hay gran necesidad de expertos en la vida del alma y de grupos de hombres y mujeres que, al emprender el gran experimento y la gran transición, agreguen su propio testimonio a la verdad de las afirmaciones de los místicos y ocultistas de todos los tiempos». (DK, Tratado sobre Magia Blanca)

Resulta difícil llegar a ser plenamente conscientes de nuestras actitudes internas y externas. La delicada tarea de desenvolvernos y mejorar la expresión y el comportamiento en el plano de las relaciones con los demás es uno de los retos más importantes que tenemos. Al hacerlo, estamos tejiendo la red y los puentes necesarios para comprender la grandeza del contacto íntimo con nuestra verdadera naturaleza.

Llevar a todas las consecuencias una vida práctica, correcta, controlada por un deseo sano y armonioso solo es posible con una expresa fortaleza interior que nos aleje del egoísmo primario y nos eleve hacia la esfera donde el objeto de nuestros proyectos se sumerja en el sujeto que representamos, penetrando así la sincera intención.

Pero el deseo sano no basta por sí solo. El plano físico está plagado de agentes que interceptan nuestras intenciones y desean suprimir nuestra buena voluntad. Es por ello necesario tener no solo un cuerpo físico fuerte y dócil a nuestras inclinaciones de prosperidad y entrega, sino que además debemos desarrollar constantemente una comprensión adecuada de nuestra naturaleza emocional y sensorial y su relación con esa intención superior de hacer el bien. Y esto, además de la fortaleza de un cuerpo sano, requiere la templanza y el poder de una mente despejada y clara que nos aleje del servilismo y la opresión de la dualidad.

Pero existe algo más. La fortaleza física y vital acompañada de un correcto deseo y una claridad mental no podrían desarrollar ningún tipo de idea o propósito si la mente no fuera capaz de crear un puente indestructible entre su naturaleza abstracta y su fuente de luz, entre su intervalo inferior y su manantial de lucidez. Si conseguimos mantener firmes nuestra mente en lo que torpemente llamamos luz, el alma, nuestro “yo” verdadero, podrá dominar correctamente nuestra vida mediante la intuición creadora y la entrega total a la corriente de la vida.

Pero esa chispa de lucidez tiene un vasto trabajo por delante. Conseguir con el tiempo y la determinación firme fusionar la triple naturaleza física, emocional y mental con nuestra alma.

Es entonces cuando la práctica del servicio desarrolla en nosotros la cualidad de la voluntad, creando con ello experiencias que transforman constantemente la realidad, poniendo en duda todo aquello que nace de lo ilusorio y del maya y atrayendo hacia nosotros un reguero de vida y experiencias únicas y profundas.

Y es así como el vasto campo de la experiencia se aproxima sin temor a aquel que es dirigido por su estrella interior, haciendo descender a la Tierra las energías que emanan de las más elevadas fuentes y anclándolas allí.

3 respuestas a «El maravilloso contacto con nosotros mismos»

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