En lugar de vivir la vida…


Ante mí se abre el Sendero de Luz. Veo el Camino. Detrás mío queda la senda de la montaña sembrada de pedruscos y peñascos. A mi alrededor crecen las espinas. Mis pies están cansados. Pero ante mí se extiende recto el Camino Iluminado y voy por ese Camino. (D.K.)

En lugar de vivir la vida huimos constantemente de la misma. Somos cobardes por naturaleza y expresamos esa cobardía constantemente, rechazando las pruebas del camino que nos harán fuertes y que sacarán lo mejor de nosotros mismos, esquivando los problemas y avatares que nos conducirán a cierta sabiduría. Fracasamos cuando no somos capaces de vivir una vida ejemplar, y eso significa vivir la vida que sentimos dentro, sin tener en cuenta las opiniones adversas sobre nuestro caminar, o a aquellos que desean desviarnos de nuestro sino.

Hay cosas que nos gusta afrontar. Nos da miedo. Nos da terror porque a veces eso supone destrozar todo lo creado, destruir todo cuanto hemos construido. ¿Y qué cosa rechazamos cuando obviamos ese camino? Sin duda, la vida. Encontramos siempre alguna razón que nos hace creer que deberíamos estar en otra parte. Huimos de las dificultades sin darnos cuenta. Huimos de nosotros mismos y de los demás en lugar de penetrar la vida, y preñarnos de ella.

Triunfo y fracaso dependerán de la entereza que tengamos a la hora de afrentar los retos de la existencia. Aunque eso suponga perderlo todo. Debemos vivir la vida en lugar de pensarla.

Una respuesta a «»

  1. Pienso como tú.
    Debemos entender que no cae una hoja sin que tenga sentido, ni cortamos una flor de romero sin que trascienda. No es fácil aceptarlo: parece excesivo. Hay que llegar al límite para comprender con el corazón. Una vez que sucede… todos los finales son felices.
    Abrazos para todos.

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