El sendero de la Luz


«Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan, entonces ganas». (Mahatma Gandhi)

¿Cómo se precipitan las formas mentales en el plano físico? ¿Cómo se materializa una idea, una emoción, un pensamiento labrado en ese mundo intangible donde no existen formas ni rígidas leyes? ¿Qué clase de poder, de luz o vitalidad hace que las cosas se manifiesten?

Las vidas se vuelven ajetreadas cuando trabajas en los planos sutiles y conectas con una idea que sientes como tuya y concentras toda tu vida en la realización de la misma. Desdeñas todo tipo de cuestiones triviales para profundizar en la vitalización de aquello que hará derrumbar las viejas formas, acelerará el proceso kármico y de deudas pendientes y perfilará el primer horizonte como un auténtico campo de batalla donde habrá que ir derrumbando uno a uno todos los personajes, todo lo ilusorio y todo cuanto nos aleja de lo real. Lo paradójico de esta cuestión es que lo que para muchos es  la pura realidad, es decir, el mundo tangible, para otros, más bien unos pocos, es tan solo, y siguiendo la alegoría de la cueva de Platón, un mundo ilusorio, de sombras que se proyectan en una pared y a la cual nosotros, desde nuestra ignorancia, nos debemos como única realidad. ¿Cómo discernir un mundo de otro? Realmente, cuando vemos una película, el hecho de que existan unos personajes que interpretan un papel es real. La película es real y los personajes lo son. Pero por encima de esa realidad, hay otra mayor, representada a su vez por una interpretación mayor de las cosas. Lo mismo ocurre con las cosas manifestadas. Son ciertas, y tangibles, pero se deben a un mundo de fuerzas y energías que se desarrollan desde la sutileza de las esferas subatómicas, lugares aún incomprensibles para nuestro limitado conocimiento.

El empleo de estas energías sutiles provoca inevitablemente crisis profundas, tanto a nivel personal como a cualquier otro nivel, y pérdida de todo aquello que resulta caduco o un obstáculo para el avance, provocando a veces situaciones dramáticas que fortalecen aún más las decisiones y las precipitaciones de esas formas mentales que se regulan desde los otros planos.

En el fondo todo son indicios de que algo se mueve: las crisis, las pérdidas, personas que se alejan, los juicios, las críticas, los obstáculos. Los guardianes del umbral siempre estarán ahí para recordarte lo mal que haces las cosas, lo inútil de tus empresas y lo desgraciado de tu realidad. Pero su función no pretende más que fortalecer nuestras decisiones y convicciones profundas o alejarnos de las mismas si no somos lo suficientemente fuertes como para poder afrontarlas sin ningún tipo de temor. La valentía real consiste en fortalecer la decisión, aún en las situaciones más difíciles y seguir precipitando en el mundo “real” todo aquello en lo que creemos, cueste lo que cueste.

4 respuestas a «El sendero de la Luz»

  1. Hoy te sales de nuevo, Javier.
    Pensaba en ti hace un rato en relación a una frase del último libro que has editado «Sirviendo a la humanidad» +/- dice: «Con la divina indiferencia asumo toda la responsabilidad» y reflexionaba sobre la necesidad de hacer realidad en mi vida esa idea sutil, y sobre sus consecuencias.
    Has venido felizmente a explicarme porqué siento esa inquietud.

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  2. Si uno esta dormido dudo que vea a los guardianes del umbral.

    Dices:
    «La valentía real consiste en fortalecer la decisión, aún en las situaciones más difíciles y seguir precipitando en el mundo “real” todo aquello en lo que creemos, cueste lo que cueste.»

    …nunca el suicidio.

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  3. El suicidio es siempre una opción, puesto que está en nuestras manos.
    Para unos será el final del sufrimiento.
    Para otros, resetear la máquina y empezar de cero…
    Me siento más libre, y valoro más mi esfuerzo, sabiendo que puedo apagar la luz en cualquier momento.

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