El lugar donde nacen los vientos


ave

El ave vuela por sobre todas las cosas, vive mil vidas en un otoño. Ve allí abajo partículas diminutas que se mueven, que penetran y se funden entre espacios infinitos y vientos huracanados que le arrastran hasta el mismísimo Profundo.
El ave vuela despacio, ondulea en las orillas, o entre hongos y pinos. Sonríe ante la inmensidad, ante el plenilunio, ante el suspiro incesante de la tierra de abajo. Vuela sobre los Durmientes y los Lúcidos, sobre las sombras y la luz penetrante, entre el barro y cornisas de esparto. Destripa cada momento en caída libre y reprime las alas para alcanzar la uterina presencia. Y en el vientre cálido despierta la compasión y se sumerge por entre bosques y acantilados, preñando la mirada entre gotas de azahar y polvos cristalinos llegados del Sahara.
El ave vuela ardiendo en brasas de vida y átomos diminutos. Se mece y pasea por vías invisibles, por alientos que nacen en el mediodía y abrazos que paren brisas.
Conoce el secreto del viento, su aliado inmortal. Sabe que sus brazos nacen en el ecuador y giran las ruedas del tiempo imprimiendo en norte y sur toda su fortaleza. Y en ese secreto expande sus alas, con la esperanza de ascender al monte y transcender el valle atrapando de nuevo más vida. La rueda gira, el ave vuela.

16 respuestas a «El lugar donde nacen los vientos»

  1. El Universo es indiferente de sí mismo; por criterio; sin premeditación.
    Somos una parte del Universo. No deberíamos ser sino indiferentes.
    El resto son conceptos humanos; matices educacionales que nos manipulan.
    La indiferencia es nuestro estado natural; el centro al que volver para recuperar aliento y «libertad» (eso que no existe).

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    1. El Universo es indiferente a sí mismo, porque no tiene «conciencia»· de lo que es.Somos parte del Universo, pero distintos al Universo, yo no soy una piedra, no soy un rio, soy humano. Nuestro estado natural , laverdad, no sé cuales, hay tantos, quizás seamos la suma de todos.

      eva

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