Un gran avatar vendrá desde Sirio


© Anthony Lamb

Hoy es un día otoñal de lluvia y viento. Miro a mi alrededor y la estampa da frío. Los ruidos del bosque son estremecedores. Es como si sus partículas constituyeran fragmentos no diferenciados de la gran totalidad. Una gran totalidad que nuestra mente no logra comprender, pero que, de alguna forma, con una atenta mirada, lograra intuir. Y esos fragmentos, aún diferenciados entre sí, parecen querer desintegrarse en un baile extraño donde todo pueda fusionarse en una gran explosión.

Lo cierto es que estamos viviendo un tiempo estremecedor, diferente, insólito. La semana pasada tuve que dejar de escribir porque si los primeros días fueron duros, los siguientes aún se complicaron más. Así que, por no contaminar la atmósfera de mayores calamidades, decidí guardar silencio. No es que ahora tenga nada bueno que contar. Más bien diría que no tengo nada que contar, por no entrar de nuevo en la oscuridad del relato. Solo decir que las cosas están complicadas. Ya no solo por mí o para mí, sino por lo que veo en las noticias, complicadas para muchos.

Como anécdota y por compartir algo de esta historia de vida, puedo decir que hemos recogido muchas castañas y también estoy aprendiendo a diferenciar las setas comestibles. El otro día hicimos un risotto con una buena colección de las mismas, y hoy, antes de que llegaran las lluvias de nuevo, hacía una incursión en el bosque para recolectar alguna que sirviera de base para la comida. En tiempos difíciles hay que recurrir a la imaginación.

La parte positiva es que ha venido alguien a pasar aquí el invierno. Es positiva porque la soledad es mejor administrarla de forma cautelosa. Aquí los inviernos son duros y difíciles y requiere de mucha fuerza interior para poder soportarlos en las condiciones precarias en las que nos encontramos. Y si no se tiene de esa fuerza interior, o uno se hace fuerte y casi invencible o termina marchándose. Vamos a ver cual de las dos cosas ocurre primero.

El panorama no pinta bien y a veces tengo la sensación de que todo va a estallar por los aires. Vivimos en una tensión que pronto se hará insoportable y buscará formas de salida. De alguna manera, se están acumulando fuerzas y energías que explotarán por alguna parte. Quizás esta crisis efectúe el derrumbamiento de esa gran muralla separatista que es el individualismo. La misma que se manifiesta en el ser humano como egoísmo y en las naciones como nacionalismo. Pero no estoy tan seguro.

Por un lado, leo las noticias que hablan de que ya andamos de nuevo quemando iglesias, banderas, neumáticos. El sistema que tanto hemos protegido se resquebraja poco a poco y llegará un momento de crisis máxima en el que deberemos repensar nuestras vidas de forma profunda. Caen las iglesias. Caen las patrias. Caen las fábricas. Es como decir que cae el antiguo régimen mientras vemos en directo el declive de una civilización.

Por otro lado, escucho que un gran avatar vendrá desde Sirio para inaugurar una nueva era desde una nueva consciencia, en una hermandad completamente humana, que ignorará las diferencias raciales y nacionales y que nos alejará para siempre del egoísmo, la intolerancia y la falsedad. Al parecer, el cumplimiento total de esa fase de hermandad global durará mil años, así que tendremos que armarnos de mucha paciencia y paz interior para empezar tímidamente a construirla.

Los falsos profetas que reclaman el inmediato advenimiento de un mundo de paz y armonía deberán revisar sus profecías, siempre alentadoras, pero también alejadas de la realidad que vivimos. La Tierra, esa “pequeña hija, de un hijo largo tiempo extraviado”, como a veces se le llama a nuestro planeta en algunos libros ocultos, deberá sufrir pacientemente nuestro crecimiento hasta que, de alguna manera, nuestras consciencias se fusionen en un nuevo orden y una nueva humanidad.

Como este ha sido un mes catastrófico en todos los aspectos posibles, me estoy debatiendo estos días si seguir luchando por todo aquello que en estos momentos hace aguas o terminar de empujarlo todo para que caiga al precipicio de una vez, recogiendo mi vida en la simplicidad de esta pequeña cabaña, aislándome de una vez por todas de ese mundo atroz. Veremos qué ocurre en los próximos días, pero como digo, no pinta nada bien.

Gracias de corazón por apoyar esta escritura…

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2 respuestas a «Un gran avatar vendrá desde Sirio»

  1. Ainss Javier🙈🙈 yo solo puedo enviarte un abrazo sentido y darte las gracias porque cada vez que entro en este lugar reencuentro cosas y a ti … te aseguro que este lugar que tú creas con tus letras hace mejor mi mundo .
    Querido , estamos haciendo de ahí a veces el cansancio 😘

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